Los gobiernos locales tienen la ventaja de poder crear redes ciudadanas y cooperativas, pero también deberían incursionar en impulsar “entidades” que estén dotadas de capital público y privado con participación cívica, capaces de invertir, fomentar el empleo e impulsar el mercado local, que deben estar profesionalmente gestionadas y funcionar en estrecha colaboración con el sector público. Haciendo foco en la planificación y la articulación para dar respuestas colectivas a los desafíos a afrontar en el largo plazo de la ciudad.
Esto se puede lograr bajo el liderazgo del intendente, principal responsable del ejecutivo local, quien debe llamar a un conscenso e integración entre la dirigencia nivel local, instituciones académicas, empresas, profesionales, y comerciantes. Pero esto no es nuevo, existen casos de éxito en ciudades del exterior, con legislaciones diferentes, idiosincrasias diferentes, pero que nos pueden marcar un camino para lo que necesitan las ciudades argentinas para trabajar en el largo plazo.
Por ejemplo, la ciudad de Indianápolis, en los Estados Unidos, formó la “Central Indiana Corporate Partnership”, para reunir a ejecutivos empresariales, universitarios y fundaciones obteniendo recursos privados y municipales para invertirlos en empresas e institutos de investigación en el campo de las ciencias biológicas y la innovación, una ventaja competitiva de la metrópolis y de la región. En Suecia, Kommuninvest es un consorcio de municipalidades que crea instrumentos financieros para atender las diferentes necesidades de sus ciudades. Estas “multimunicipalidades” pueden emitir unos bonos conjuntos que les permiten recaudar un capital considerablemente mayor del que podrían recaudar individualmente.
En la Provincia de Buenos Aires encontramos un incipiente camino hacia esto en la Región Norte 2, integrada por Tigre, Pilar, Escobar, Malvinas Argentinas, San Fernando y Vicente Lopez. Pero los desafíos aún son varios, estos espacios no pueden quedar únicamente en instrumentos políticos, deben convertirse en actores que impulsen el consumo, la creación de empleos, facilitación para el emprededorismo, la profesionalización de sus ciudadanos, y el cuidado del medio ambiente.
Las ciudades, ante la falta de autonomía, deben buscar un tipo de alternativas como las mencionadas para impulsar su propio desarrollo, y su resiliencia frente a los cambios políticos.
Lic. Pablo Parola, Director de Autonomía Local – www.autonomialocal.com