La primavera ya está entre nosotros. Está en mi jardín porque ya se viene anticipado, como seguro lo hace en los de ustedes. La primavera es la estación del amor, del romanticismo, y por eso nunca nos tiene que abandonar. ¿Quién no se enamoró ese día? Es la estación en la que todo renace y las flores no pierden su costumbre de alegrar nuestra existencia con su belleza (y muchas con su perfume).
La naturaleza está siempre presente, aun cuando la humanidad parece querer ignorarla. Ella es insistente y persistente y nos muestra que siempre hay un renacer.
Este año no habrá picnics del día del estudiante, ni salidas a tomar y festejar con amigos. Lo haremos en casa con la familia y quizás algún amigo. Será un día de la primavera distinto y será algo para contarle a nuestros hijos y nietos.
La vida nos llena de sorpresas y siempre podemos tomar alguna enseñanza.
Para mí es importante no perder la capacidad de asombrarnos. Cuando creemos que hemos visto todo, siempre habrá algo más que pueda maravillarnos.
Para quienes el encierro es una carga, les dejo un pensamiento del genial Borges, “al cabo de los años he observado que la belleza, como la felicidad, es frecuente. No pasa un día en que no estemos, un instante, en el paraíso”.
Les obsequio las flores que me regaló mi jardín.
Bienvenida primavera, bienvenido el amor y la esperanza.
Por Silvana Salvucci
