La marcas del dolor y de la indecencia

“Utiliza tus dolores 
como nafta o gas
Contra mi no hay nada que puedas hacer, tengo dolores que me queman y me obligan a nacer… día a día, día a día.”

Raly Barrionuevo 

 ¿En dónde estamos y por qué en los modos de hacer política? Nos posicionamos firmemente frente a las fuerzas que vilmente intentan doblegar los sentidos democráticos y participativos que surgen de las luchas populares. 

brickel

Esta semana un operador del grupo Clarín, se burló de en el modo de dicción del ministro del Interior de la Nación: Wado de Pedro.

Huelgan las explicaciones, que además se han dado en diversos medios por varios y varias compañeros y compañeras de por qué el ministro habla de esa manera. Sobrevivió siendo niño a la balacera, secuestro y asesinato de sus padres. Estas líneas solo acompañan a Wado que sabe cómo cuidar sus valores políticos y personales. Pero sí podrían servir para pensar en algunas cuestiones.

Hace unos días, un compañero – J.M.Grima– nos decía en NorteOnline, sobre algunos conceptos éticos del filósofo francés Alain Badiou y de su relación con el bien y el mal. 

También podemos echar mano de las enseñanzas de otra filósofa, Hannah Arendt, cuando ilumina en sus escritos sobre la banalidad del mal: ese demonio al que tanto le tememos, puede tener apariencia “normal”-dice-. Es alguien que cumple sus obligaciones como un opaco y obediente empleado de fuerzas mayores que logran influenciar a tal punto que no se sorprende de la crueldad que genera y lo vive cómo una acción natural desprendida en sus obligaciones diarias. Indiferente al horror que generan sus actos. El periodista banaliza la información atacando al ministro a nivel personal.

Mientras el ministro De Pedro explicó con voz fuerte y serena por qué el redireccionamiento de un porcentaje de coparticipación porteña a la provincia de Buenos Aires para costear el aumento a la policía es un acto de justicia y equidad. Lo hizo frente a cámara y frente a toda la ciudadanía. Con presteza y justicia. Reafirmaba los deseos de muchas y muchos de producir un país que distribuya más equitativamente esfuerzos dónde más se lo necesita.

No se detuvo en los laberintos negadores del lenguaje que entorpecen y adelantando y esclareciendo las ideas propias y de los demás, Wado, apartó basura de aquí y de allá haciendo labor en sus pasos y repasos sobre las ideas y quehaceres de la política nacional de hoy.

En el espiral histórico de ideas, verbos y sustantivos que nos permite avanzar y volver sobre nuestros pasos; ascender, descender, la escala de las valoraciones y buscar en los cimientos de ideales patrióticos. Y nos reencuentra con la madre de Wado y su actitud de cubrirlo – a Wado niño- de las ráfagas asesinas de la dictadura, escondiéndolo en una bañera para salvarlo. Hoy,el periodista de Clarín, se oculta – como espectro- banalizando de forma inmoral aquel contexto criminal mostrando su “modo” de hacer política en los medios de comunicación. Pero en el drama y la tragedia humana no todo es relativo. 

Hay verdades que nos guían como el hilo de Ariadna en los laberintos de nuestros lenguajes íntimos y políticos. Por eso somos solidarios con la ética política de Wado y su trayectoria. Algo que “lo haremos tú y yo”. Nosotros lo haremos” nos dice el uruguayo Daniel Viglietti. Con nuestras manos mancas qué hacen y deshacen, con nuestras piernas chuecas qué andan y desandan y con nuestras palabras tartamudas que van y vienen en las conversacciones que ponen una mirada de ternura inteligente como la de Néstor al que Wado saluda en forma de busto todas las mañanas al entrar a la casa rosada en este presente sufrido.

Por Carlos Muggeri – Ricardo Arias – Agrupación Sudeste – Invierno 2020