La campaña como espectro de la realidad

Rodolfo Walsh dijo: “la realidad no sólo es apasionante, es casi incontable”.

Notable definición que por antigua no pierde actualidad en la politica Argentina. Pero como contar algo de lo que somos parte sin que esa relación nos atraviese? No somos árbitros de los sucesos, somos partícipes activos o no de las definiciones políticas que tocan nuestros intereses. Jeaques Lacan diría (nunca en más justo momento) que “no existe la realidad sino el espectro de esta”. Nadie parece tenerlo más claro que los dirigentes políticos. 

Las fórmulas presidenciales anotadas para competir en las elecciones nacionales dan cuenta de cómo juega la construcción del espectro. No hay ideología que evite la ideología. El hecho de negarla, es otra poderosa prueba de su existencia. Porque, como dijimos repetidamente, hasta “Cambiemos es por lo que es y por lo que no es” ( o mejor dicho aún, por lo que niega ser). No comunicó otra cosa que la negación de lo anterior en sus años de gobierno. Y en su práctica de gobierno también dejó plantada otra estructura económica. Aunque nada original ni novedosa, fue efectiva en el achicamiento de la economía, reduciendo el consumo y así el mercado interno, para dar paso a un modelo exportador de productos primarios con amplias ganancias para el sector del agro y las finanzas. Pero, que a diferencia de lo que se comunica desde el edificio de diagonal sur y Belgrano, aumentó el presupuesto destinado a planes sociales respecto del gobierno kirchnerista. Que fallo? Nada, o casi nada.  El catastrófico resultado económico es consecuencia de las políticas aplicadas. Puede ser que la crisis desilusione y sorprenda antiguos simpatizantes pero no la dirigencia política. El gobierno no fracaso en lo político. Sostuvo la misma alianza que la llevo al poder, consiguió aprobar casi todas las leyes que propuso el ejecutivo, el conflicto social no fue un problema político, amplió su espacio político aunque no logro expresarse como una fuerza federal, llevo al país por el rumbo económico que diagramó, prácticamente sin palos en la rueda. Fue certero y audaz, y para colmo, el 10 de diciembre se convertiría en el primer gobierno no peronista en terminar su mandato desde la primera presidencia de Hipólito yrigoyen hace más de 100 años. Logró su objetivo aunque no le den los números. Ni los de la pobreza ni los de las encuestas ni los de la desocupación ni los del dólar. En matemática, cero; pero en filosofía, un diez.
Y la política, una mezcla de ideología y matemáticas, es la ciencia que ordena y construye el poder. El presidente y sus laderos están obsesionados por los números de las encuestas de intención de voto. Porque lo dan perdedor con la fórmula los Fernández. Pero Sorprendió con un Movimiento audaz, presentó al jefe del bloque de la oposición en el Senado como su candidato a vice. Algo sin precedentes en un país con sistema presidencialista, digno de una peli de Buñuel. 
Avance para la filosofía y retroceso para las matemáticas en la dialéctica de las relaciones de poder. Porque a pesar de la construcción del discurso y del monopolio de la comunicación mediática, los números no dan para el gobierno. Y no por consecuencia de la política sino de la economía, donde se manifiesta ya no el espectro sino la realidad misma. La pobreza es inocultable y ya no lo intentan. Solo buscan culpar al otro (siempre al débil) de sus errores o mejor dicho, de esos números que nunca cierran.
Se construyen alianzas, se negocian lugares en las listas con la crudeza de la política real justo antes de que empiece una campaña que será más bien delicada. Todos pugnan por un lugar. En el oficialismo ya se repartieron las cartas de lo nacional, solo restan definiciones de tipo provincial o municipal. Los aliados del PRO salieron ganando en la debilidad que los mencionados números le dan al gobierno. Tanto los radicales como los Lilitos sumarían lugares en las cámaras nacionales, consecuencia del amague de pegar el salto con Lavagna o de intentar jugar una interna con el presidente (algo que ni los propios boina blanca se creyeron). 
Lavagna y Urtubey están queriendo hacer un papel digno. Él salteño casi sin política, luego de quedarse sin sus más preciados aliados de alternativa federal repartieron lugares sin muchas expectativas. Llevarían de candidato a gobernador a Bali Buca (ex intendente de Bolívar y amigo personal del conductor mediático Marcelo Tinelli) y no a Margarita Stolbizer, lo que llevo alivio al oficialismo provincial. Grueso favor le hizo Margarita a María Eugenia. En política también a veces se ayuda más no estando. Lo sabe bien Luis Barrionuevo, al que le pidieron que se da el protagonismo de la campaña del ex ministro de economía a figuras con mejor imagen pública. 
En El Frente Todos, reinó el hermetismo y las noticias falsas. Es una alianza compleja la que encabeza las encuestas. Las llegada del Frente Renovador complejizo aún más las tensiones que se daban entre los intendentes y la Campora, y en menor medida, entre la agrupación kirchnerista y los gobernadores (que la gran mayoría ya habría definido lo más importante de lo suyo, desdoblando). Él kirchnerismo más puro, junto al massismo, los jefes comunales y ,en las provincias, los gobernadores, sintetizaron una lista donde la decisión final fue de CFK, y el candidato a presidente Alberto Fernández apenas pudo acomodar a alguno de los suyos en las listas. Era de esperarse, en caso de ganar definiría la composición del Poder Ejecutivo, lo cual no es poco. Aunque participó del cierre aportando su conocimiento de ingeniería electoral, y quizás poco sus propios intereses. Quedará ver, cómo será la campaña, donde pareciera tener una estilo propio.
Se acabó el tiempo para acomodar los nombres. Sobrarán heridos y sorprendidos. No faltará la discusión de la ideología y el modelo de país en el que queremos vivir. Con esperanza de una política que represente nuevamente a la sociedad. Y aquí, al menos en parte, dependerá de nosotros. Mientras, en el mundo que intentamos cambiar, con todos sus defectos, aquí y ahora, campaña ya empezó.

brickel

Alejandro Gringo Cabilla