José de San Martín y su contexto americano

Don José de San Martin, el Padre de la Patria. El santo de la espada. El hombre de bronce.

Héroe de la independencia argentina y de medio continente. Este militar tenía un plan emancipador por el cual los pueblos de América debían ser libres. Genio militar que organizó un cuerpo de elite al cual los bautizó “granaderos a caballo”. Realizó una de las campañas militares más impresionantes de la historia, el cruce de los Andes, que es uno de los sistemas montañosos más elevados del mundo.

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A medida que su ejército avanzaba, liberaba pueblos. Su accionar militar fue de liberación y no de conquista. Renunció a los títulos y cargos que le habían otorgado. Se puso a disposición del venezolano Simón Bolívar. Se negó a reprimir a su “hermano” Gervasio de Artigas y con esto se ganó la enemistad del gobierno de Bs As. Se fue a Europa y murió en Francia el 17 de agosto de 1850. Hasta acá, es lo que nos dicen los historiadores y lo que aceptamos como verdad absoluta, casi sin discusión.

Cada vez que se estudia el accionar miliar y político sanmartiniano, lo hacemos desde la perspectiva rioplatense. Sostenemos que San Martín llegó de Europa y empezó a liberar países porque era un antiimperialista patriota. Desde nuestra mirada, los chilenos y peruanos fueron libres gracias a San Martín.  Es ahí donde la cosa se pone un poco más compleja. El Gral. San Martin no inició su accionar libertador sólo porque tenía voluntad de hacerlo. Éste fue el resultado de años de planificación y de trabajo coordinado de muchísimos hombres, que aprovecharon un contexto político y económico internacional que favoreció a la emancipación americana.

Cuando se analiza los movimientos americanos en contra de los españoles, debemos destacar que los mismos comenzaron a mediados del siglo XVIII y que tuvieron como protagonistas a los aborígenes. Allá por 1780 Tupac Amaru II inició una rebelión aborigen en contra de la explotación española. Si bien fue sofocada, su legado comenzó a recorrer en todo el continente.

Al siglo XVIII se lo conoce como el “Siglo de las Revoluciones”. Desde 1760 los británicos están llevando adelante la Revolución Industrial. En 1776 los EE. UU se independizan de los ingleses y en 1789 se produce la Revolución Francesa. Todos estos aires de cambio llegan a las elites intelectuales y sociales americanas y la autoridad del imperio español se comienza a poner en duda. Personaje exponente de estos años fue, sin duda alguna, Francisco de Miranda. Este venezolano tuvo contacto directo con George Washington, con los revolucionarios franceses (de hecho, en una oportunidad cenó con el mismo Napoleón) y con las principales figuras políticas de la Corona Inglesa.

Es allí donde en 1797, funda una logia masónica denominada “Gran Reunión Americana” cuyo principal objetivo era el de lograr la emancipación del continente. De ella participaron Simón Rodríguez, Manuel de Salas, Simón Bolívar, José del Pozo, Bernardo O’Higgins, entre otros.  San Martín fue iniciado en la masonería en Cádiz, España. El objetivo principal de estas logias era el de reclutar aspirantes que participaran activamente en la lucha americana. Estos masones, una vez llegados al continente americano fueron fundando otras logias con el mismo fin. Como podemos observar, tanto el plan emancipador como los “Libertadores de América” pertenecían a una hermandad global que tenía como objetivo, no el control del mundo, sino alcanzar la libertad de los pueblos. José de San Martín era parte de esta hermandad, La Masonería, y se nutrió de ella para luchar contra los realistas y para concretar sus ideales de libertad, de igualdad y de fraternidad.

Por Mariano José Visoso – Profesor de historia y Lic. En gestión educativa