La palabra independencia viene del latín, y significa No depender. Es un adjetivo que refiere a no guardar ninguna relación de dependencia con otra cosa, por lo que se podría decir que la persona que es independiente es autónoma, que puede manejarse por sí misma, y que no necesita de terceras personas para realizar sus actividades.
Pero ello no significa que no necesitemos de otros o queramos estar con otros. Necesitar o querer no es lo mismo que depender.
Pero la vida en el planeta nos hace dependientes, por razones de subsistencia, de elementos esenciales que forman parte del ecosistema en el cual vivimos (el oxígeno, el agua, los alimentos, etc.).
Como también nos hace dependientes nuestro proceso de vida. Al nacer los humanos, como casi todo los que integramos el reino mamífero animal, necesitamos del cuidado del otro. Hasta que la madurez nos va llevando a alcanzar mayores niveles de autonomía e independencia.
La independencia es, para la humanidad, una cualidad que se vá alcanzando. Pero que se puede ampliar, restringir o perder según las circunstancias y nuestras propias decisiones. Si nos descuidamos, un accidente o una mala decisión pueden limitar nuestros niveles de independencia.
A medida que crecemos y obtenemos mayores niveles de independencia, lo que también nos hace más responsables de las decisiones y actos que tomemos. Al no depender de otros, la consecuencia de lo que ocurra será solo nuestra.
Esta noción de independencia referida al tema personal puede ser aplicada también a las diferentes organizaciones sociales que los humanos hemos desarrollado para convivir con otros.
Un claro ejemplo son el sistema de Naciones que hemos creado. Cada Nación tiene un territorio y una población que lo ocupa manifestando con distintas acciones que forma parte de su derecho de propiedad reconocido por otros.
Cuando una población decide ser independiente sin dudas es porque dependía de otro, y consideró que había alcanzado un nivel de madurez suficiente para hacerse responsable de sus propias decisiones: políticas, económico sociales y de seguridad.
Los mayores niveles de independencia de una Nación está dado por la capacidad que tenga la población que la integra de desarrollar esas fortalezas y aptitudes que justificaron su creación.
El 9 de julio de 1816 un número importante de quienes habitaban esta tiera, hoy conocida como República Argentina, consideraron que era un buen momento para independizarse del Imperio y la Corona de España.
Sacrificaron vidas, bienes y la comodidad personal para alcanzar la INDEPENDENCIA. Nos dejaron la libertad de poder elegir que Nación queríamos tener, pero también la responsabilidad de organizarla, construirla y dotarla de fortalezas para no perder lo que con tanto sacrificio se alcanzó.
Como con nuestras vidas personales, la independencia de la Argentina se construye todos los días, sea para fortalecerla o para debilitarla.
Ser independientes nos obliga a hacernos cargo. Es bueno que cada uno, como ciudadanos de una democracia republicana que elegimos mayoritariamente como sistema político, asuma su cuota de responsabilidad y se haga cargo.
Por Carlos Castellano
