Por María Inés Feldtmann*
Hoy es un gran día para saludar a toda esa gente que nunca baja los brazos, que cada mañana se levanta para ser mejor que ayer, que aunque tenga problemas se mantiene firme y convencido de que es lo que debe hacer, que no les importa las noticias ni lo que digan por ahí, que son ejemplo de dedicación, de esfuerzo, de disciplina y de perseverancia. Toda esa gran mayoría que trabaja o busca trabajo sin descanso porque sabe que es la única manera de vivir en paz, con uno mismo y con los demás.
En Argentina, el día del trabajador se celebra desde 1890 y con el pasar de los años la cultura del trabajo se mantiene viva en todos aquellos quienes fuimos educados con valores.
Es verdad también que, en el transcurso del tiempo muchos gobiernos aprovecharon el poder que el pueblo les otorgó para destruir esta cultura y convencer a la mayoría que las cosas se obtienen por derecho y no por mérito y esfuerzo propio.
Destruyeron gran parte de la Argentina grande que lograron nuestros ancestros. Muchos de ellos inmigrantes que también traían consigo la convicción de que trabajando y dedicando su tiempo y esfuerzo iban a poder salir adelante y rehacer sus vidas. Y lo lograron, porque lo que está bien siempre va a estar bien, por eso, a pesar de que el diablo meta la cola, los que se esfuerzan todos los días al final del camino obtienen su recompensa. Y aquellos que la obtienen a diario, por mérito propio, saben lo que es sentirse orgullosos por sus logros.
Hoy nos toca hablar acerca del trabajo, pero esto mismo sucede en todos los aspectos de la vida.
Nuestro país necesita recuperar aquellos valores, los que nos quisieron arrebatar durante años pero que hoy vuelven a surgir entre los jóvenes. Quienes se dieron cuenta de que su futuro no dependía de los demás sino de ellos mismos. Entendieron que recibir “regalos”, por parte del estado sin haber hecho ningún mérito para obtenerlos, no les iba a dar resultado por mucho tiempo.
Hoy podemos celebrar que la mayoría está despertando. Aquellos argentinos a los que mantenían hundidos en la miseria y la ignorancia, hoy se dieron cuenta que no necesitan que los mantengan, quieren estudiar y trabajar. Quieren rehacer sus vidas a partir de su esfuerzo, su dedicación y de sus propias capacidades.
Hoy nos toca volver a construir una Argentina grande y es muy esperanzador ver que vamos por el camino correcto. Necesitamos acompañar a todos aquellos trabajadores con políticas que faciliten su desarrollo económico y profesional tal como lo está haciendo Javier Milei.
La Argentina que la mayoría queremos es posible y se construye trabajando entre todos.
*María Inés Feldtmann – Concejal de San Isidro – La Libertad Avanza