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Holocausto: Los esfuerzos de la Iglesia por salvar vidas

Al cumplirse el 75 aniversario de la liberación de Auschwitz, hoy 27 de enero, día internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto, el Vaticano organiza un simposio internacional en la sede de la ONU en Nueva York, para difundir la investigación histórica que documenta cómo la Iglesia Católica y Eugenio Pacelli, papa Pío XII, lucharon contra la persecución nazi.

En el día internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto, hoy 27 de enero, se cumplen 75 años de la liberación de Auschwitz. En la sede de Naciones Unidas de Nueva York, tendrá lugar un simposio internacional para documentar cómo la Iglesia Católica luchó contra la Alemania Nazi.

Organizado por el Observador Permanente de la Santa Sede, el simposio lleva por título: “Recordando el Holocausto: los esfuerzos documentados de la Iglesia Católica para salvar vidas”.

Durante la Segunda Guerra Mundial, el papa Pio XII luchó contra Hitler y ayudó a un número sustancial de perseguidos gracias al sistema de ayuda humanitaria que la Iglesia Católica puso en marcha. En 1939, escasos meses antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial, Pío XII intentó, mediante un plan para preservar la paz, conseguir mediar entre unas potencias europeas que estaban al borde de la guerra.

Tras iniciar la guerra, el 24 de agosto del 1939, el Papa emitió un memorable mensaje radiofónico en el que advirtió que, aunque “el peligro era inminente“, “aún quedaba tiempo”, y concluyó asegurando: “No hay nada que perder con la paz y en cambio sí todo con la guerra”.

El propósito del simposio de la ONU es dar a conocer al público internacional los resultados más recientes de la investigación histórica que documenta cómo la Iglesia Católica y Eugenio Pacelli, papa Pío XII, lucharon contra la persecución nazi.

Luego de la oración dominical del Ángelus, el papa Francisco rezó este domingo por la memoria de las víctimas: “Ante esta enorme tragedia, esta atrocidad, la indiferencia no es admisible y la memoria es un deber”, e invitó a los fieles presentes, y a los que seguían la transmisión desde casa, a “hacer un momento de oración y de recogimiento, diciendo cada uno en su propio corazón: ¡nunca más, nunca más!”

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