Guerra Hibrida en América Latina

¿Con que ojos ver lo que está pasando en Latinoamérica?

De los golpes de Estado tradicionales de la década del 70 como por ejemplo Bolivia, en 1971; Chile y Uruguay, en 1973; Argentina, en 1976, Paraguay (desde 1954) y Brasil (1964), en Brasil, El golpe de Estado al golpe de 1968, en Perú en 1975, pasamos a golpes institucionales que inician posiblemente contra Zelaya en Honduras, Lugo en Paraguay, Correa en Ecuador, Chávez en Venezuela, Law fare en Brasil y Argentina con destituciones o intentos destituyentes. Y en la actualidad pasamos por la amenaza de Bolsonaro del AI-5 y la realidad cruda actual en Bolivia.

Toda esta lista y mas se circunscriben dentro de la doctrina de Seguridad Nacional, que tiene como momento de fundación la aprobación del memorándum NSC-68 por el Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos en 1950, constituye la base teórica con que los cuerpos militares latinoamericanos “comprendieron” su función beligerante en el contexto geopolítico diseñado por la guerra fría. Esto último, respecto del rol que jugaron el National War College y la conocida Escuela de las Américas en la formación de la oficialidad latinoamericana, como también la función desempeñada por los programas de cooperación militar con Estados Unidos, que hoy se ven reeditados no ya en la guerra fría que partía el mundo en dos sino en una guerra hibrida, en un mundo multipolar, con unas Rusia y China pujantes y coordinadas, una Europa ambivalente y un EEUU que, consciente de su declive como imperio, se transforma en una caricatura grotesca y obvia de si mismo.

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En esta realidad la postura pacifista y naif del progresismo moderno es tan peligrosa como el movimiento revolucionario armado de la izquierda de los 60 y 70. El error de Evo Morales en Bolivia hoy tiene reflejos del error de Perón en el golpe del 51, que fue una reacción a la mejor constitución de nuestra historia, la de 1949, y hoy la derecha boliviana reacciona al aluvión de derechos que promovió Evo para los mas humildes y los originarios. Hoy como ayer creer que se puede negociar y dialogar con quienes están dispuestos al uso de la violencia extrema es un pecado que solo transmite debilidad y fomenta que se reproduzca y reitere en toda la región. Perón fue blando y lo pagamos en el golpe de 1955 y Evo al ser blando le ocasiona un daño profundo a Bolivia y a toda la región.

La democratización de los medios y el Poder Judicial son tan importantes como la conformación de FFAA y FFSS nacionales y populares, para contrarrestar intentos de golpes cívico-militares y el injerencismo del Departamento de Estado de EEUU. A nadie que tenga una mirada humanista le trae felicidad la posibilidad de tener que reprimir revueltas donde participan civiles, ni tener que someter a procesos sumarios y ejecuciones a los miembros de FFAA y de Seguridad, que usen las armas que el pueblo les da para proteger el Estado de derecho, para traicionar a la Patria y violar su deber, pero la violencia y la muerte son tan reales e inevitables como la gravedad y hay que estar preparados para su uso siempre restrictivo, pero necesario. Unasur, Parlasur y Mercosur no bastan, una alianza estratégico militar regional como la OTAN, pero para Latinoamérica es indispensable, y entender que estamos en una guerra no declarada, donde los Estados Nación se ven corroídos desde dentro por las derechas oligárquicas, siempre dispuestas al entreguismo con tal de mantener privilegios.

Estamos en guerra, y el enemigo es interno y externo, difuso y esquivo. Hay que legislar para definir este estado de Guerra nuevo, esta traición a la patria mutada y establecer penas severas y aplicarlas con rigor.

Dr. Bruno Baretto