GENOVA – Liguria

De San Remo a Génova hay 140 km. por autostrada. Por suerte hay muchos túneles. Adoro los túneles, enderezan las curvas y acortan las distancias. La autostrada es una obra impresionante, casi toda sobreelevada y mucho del recorrido bordeando la costa.

A Génova se la conoce como «La Superba» (La Orgullosa).

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Fue desde el siglo XIII una potencia marinera que rivalizaba con Pisa y Venezia en su esplendor y poder.

Me alojé en el hotel Starhotels, en Corte Lambruschini 4. Es muy bueno  y si se va en auto tiene garage y esta bien ubicado. Me quedé tres dias. Sé que siempre es poco.

¡Deje el auto en el estacionamiento, subí mis cosas, tomé un café en el bar y agarré la calle! Mejor dicho, tomé un bus, porque eran las 18hs. Frente a la parada hay un gran parque, con un arco conmemorativo es la Plaza Della Vittoria.

La plaza De Ferrari, es la plaza principal de Génova. Es muy grande y en el centro tiene una fuente redonda enorme con juegos de agua. En un costado está el teatro de la Ópera Carlo Felice y en otro está el Palazzo Ducale, reconstruido en estilo neoclásico siglo XVIII, con un claustro severamente sobrio; había una muestra de Modigliani.

Saliendo del Palazzo Ducale por la plaza de San Lorenzo está la Catedral de San Lorenzo construida en los siglos XII al XIV.  Conserva su fachada de estilo gótico, los costados y las puertas son románicos. Es la característica iglesia medieval con los dos colores de piedra gris y blanca y doble fila de arcadas de forma ojival, el cielorraso abovedado hermosamente afrescado, el ábside con vitreaux y el altar hermoso. La torre y el campanario son del siglo XVI. En el interior se guarda una bomba no explotada de la II guerra mundial.

Allí nomás está la casa de Andrea Doria, y también la de Cristóbal Colón.

Entre la Piazza Matteotti y la Piazza De Ferrari está la Chiesa del Gesú, o de los Santos Ambrosio y Andrea, construida en el siglo VI por el obispo de Milano, mientras que la actual reconstruida es del siglo XVI y obra de los padres Jesuitas. Es una muestra del barroco genovés. En ella hay dos obras de Rubens.

Cerca encontramos una de las puertas que tenía la ciudad, La Soprana, que se abre a las murallas del siglo XII.

En pocas cuadras (aunque acá no se pueden llamar así) hay mucho para ver.

En la zona de la Maddalena, se encuentra la iglesia de San Mateo del siglo XIV, la plaza del mismo nombre, cerrada por hermosos edificios medievales de piedra gris y blanca. Edificados por familias pudientes para mostrar el poderío de las mismas.

Cené en el restaurante del hotel, Eataly. Tiene una carta muy buena y los platos una estupenda presentación. Un regalo para la vista.

Me habían hablado del acuario, de manera que tomé un bus que me dejó en el Molo Vecchio, donde se encuentra. Conocía alguno, pero este es muy grande y tiene peces muy raros, una enorme piscina con delfines y otra con tiburones. Me llevó toda la mañana.

Frente al puerto en Vía della Mercanzia, se encuentra el hermoso palacio renacentista cuyo frente tiene esta cubierto por hermosos frescos, Palazzo San Giorgio, que fuera la sede del Capitano del Popolo, Guglielmo Boccanegra, quien lo mando construir en 1257-1260.

El casco antiguo es uno de los más grandes de Europa y bastante extendido.

Al salir de allí tomé la calle Santa Lucía que es parte del recorrido intrincado de las callejuelas de la parte vieja. Seguí por la Vía Orefici, luego Vía Luccoli, me perdí varias veces buscando algunos antiguos negocios y la Piazza Banchi, donde estaba la primera sede del mercado Agrícola de la ciudad en el siglo XII y luego la de los primeros bancos de intercambio. A finales del siglo XVI se construyó la Loggia Dei Mercanti.

A un costado de la Loggia hay un ejemplo único de una iglesia, San Pietro in Banchi, construida sobre negocios de actividades comerciales. Es una mezcla entre lo sagrado y lo profano como resultado de un acuerdo entre unas familias que querían usar el lugar para comercio y la población que quería una iglesia para cumplir una promesa. Es muy particular la arquitectura exterior, el interior es entre barroco y renacentista.

Algo que quería ver eran «Le Botteghe Storiche», (antiguos negocios históricos). Para ubicarlas hay que tener paciencia. En la Piazza Soziglia 74/76, se encuentra desde 1780 un negocio de caramelos, confites y bombones de Pietro Romanengo Fu Stefano, aún hoy en actividad. Sus arañas, muebles de madera y mármol son exquisitos. Compré unos caramelos del tamaño de una uña, que parecían pequeñas gemas de todos colores que en el interior tenían líquido con sabor del color del caramelo, muy ricos y preciosos. Los hacen según la tradición.

La Pasticcería  D.Villa-Profumo está desde 1827. La familia Profumo utiliza los secretos que se trasmiten de generación en generación. Todo en el negocio es de época, los mostradores y los aparadores de maderas preciosas y cristal, los pisos y el cielo raso también son de época. El aroma del lugar era sublime.

El Bar Confitería Klainguti, en plaza Soziglia 98, fundada en 1828 por cuatro hermanos suizos, hacen los tradicionales «Biscotti» y otras masas como antaño.

Una curiosidad es la «Antica Pollería Aresu», de 1910. Tiene todo original, con una escenografía de pollos y pájaros, pintoresca y divertida.

Otra del estilo es una carnicería «Macelleria Nico» abierta en 1790, está ubicada en la calle donde se encontraban los mataderos del medioevo. Tiene mármoles con esculturas que representan los personajes y los oficios de la época.

Tome un café en un bar que tenía una cierta reminiscencia del bar el » Greco» de Roma. Muy lindo.

De esas » Botteghe Storiche « hay 39, imposible verlas todas. Aunque bien valdría la pena porque son pequeñas joyas. www.botteghestorichegenova.it , por si tienen curiosidad.

Las callejas de la zona antigua han cambiado su fisonomía desde la invasión de negocios coreanos, indios, chinos etc. y el aroma no es italiano.

Desde allí llegué a la plaza Fontane Marose, con un hermoso edificio medieval, para luego tomar la Vía Garibaldi que lleva a los museos de la Strada Nuova, abierta en el 1500. Era un barrio reservado para la aristocracia. Fue señalada como modelo de grandiosidad, comodidad y modernidad. Palacios renacentistas, con interiores cubiertos de frescos y escaleras monumentales de mármol.

Son famosos los palacios llamados Dei Rolli,   que significa «rollos» porque en ellos se anotaban las familias aristocráticas para recibir en sus residencias a los nobles o prelados que llegaban a la ciudad y, según las comodidades, se le asignaba el huésped.

El Palazzo Rosso, el Palazzo Bianco, el Palazzo Doria Tursi, son solo algunos.

Los dos primeros son museos con obras de arte del 1400 al 1800. Además del Palazzo Reale y el Palazzo Spinoza di Pelliceria.  En total son 42 los palacios catalogados, de los 150 que se hallan en pie. El Palazzo Nicolosio Lomellino de 1563 es una obra de pastelería, magnífico.

El Palazzo Doria Tursi es el más grandioso ejemplo de residencia privada erigida dentro de los muros de la ciudad.

La vía termina en la plaza De la Meridiana. Hay un café y vinería, La Meridiana, muy moderno. Me senté a descansar y  tomar algo.

En el Palazzo Rosso hay dos terrazas a distinta altura, a la primera se llega con un ascensor, y a la más alta por una escalerita bien empinada, donde se tiene una hermosa vista de toda la ciudad. Vale la pena ir.

A las corridas recorrí el Palazzo Bianco con las obras de los maestros flamencos, además del hermoso jardín a la italiana.

Era la hora del aperitivo y en el patio interior del Palazzo Rosso había un bar. Me quedé a tomar un Campari con el bufet libre, de manera que esa fue mi cena.

Sobre la Vía XX de Septiembre se encuentra el mercado cubierto Mercato Orientale. Es increíble la variedad y la calidad de lo que se puede encontrar: verduras para nosotros desconocidas, frutas de todo el mundo, quesos, carnes, fiambres, pescado, panes, pastas de todos los tamaños y colores, frutas secas, aceites, etc. etc. etc.

Siguiendo por la misma vía se encuentra la iglesia de Della Consolazione y San Vincenzo, hermoso el crucifijo del altar.

Un poco más adelante subiendo unas escaleras se llega a la Abadía de Santo Stefano del siglo XI, de piedra gris y blanca, interior románico y como todas es despojada y solemne. Me gustan mucho estas iglesias. En la parte de atrás, subiendo otra escalera, hay un puente monumental, sobre la Vía XX de Septiembre.

Me recomendaron ir al café Giuse a comer una sfogliatella y yo suelo ser obediente (a veces). Está en la Vía San Lorenzo 32. La sfogliatella y el café buenísimos y baratísimos. Hay que mirar bien porque pasa desapercibido.

También me comentaron que si quería comer muy bien y barato que fuera a un restaurante típico genovés que se llama «Cavour 21». Me explicaron cómo llegar, pero la calle no la conocían porque bordea una del puerto viejo y está como sobreelevada en un pedazo de vereda. Cosas de italianos.

Unas mujeres que vivían cerca me dijeron, «ve esa gente afuera esperando, es allí».

Mientras esperaba escuchaba los comentarios de los que estaban afuera y de lo que habían comido o comerían.

Si no me lo hubiera recomendado una señora del correo que me cambio plata, viéndolo de afuera no hubiera entrado.

El local está en una cantina (sotano) entre el subsuelo y el entrepiso, con  arcos medievales y mesas comunitarias. A mí me tocó una de cuatro, después sentaron a dos mujeres la madre e hija, rumanas. Me levanté para ir al baño y dejé mi teléfono sobre la mesa; cuando volví me dijeron que no lo hiciera porque esa ciudad no era muy segura.

Se levantaron junto conmigo. Se acostumbra pagar en la caja, yo lo estaba haciendo, cuando viene la moza y le pregunta a la cajera si las mujeres habían pagado, le contestaron que le habían pagado a ella en la mesa; ella dice que no. ¡Entonces sale y pregunta si las vieron, pero se habían esfumado!

A todo esto, comí una Zuppa de garbanzos y verdura, que estaba muy rica y langostinos a la grilla (eran un montón) con papas al horno. Vino tinto de la casa, bastante bueno, ¡postre no!  Muy rico todo y baratísimo.

En esta ciudad tiene su origen el «pesto genovese» que tiene que ver con la tradición marinera de la zona ligure, ya que de todos los rincones del mediterráneo recogieron constumbres, sabores. En época romana se conocía el llamado «moretum», una salsa preparada en un mortero. En la edad media la salsa llamada «agliata», podría ser predecesora del pesto. La primera receta es de 1800 sus ingredientes son, ajo, albahaca, queso parmigiano, piñones, aceite de oliva. Su nombre deriva de la manera de prepararlo, se hace machacando, en italiano «pestando» los ingredientes en un mortero de mármol con un adminiculo de madera.

En la plaza De Ferrari tome un bus para ir al próximo pueblo sobre la costa, Boccadasse. El  paseo marítimo por Corso Italia, es muy lindo.

El colectivo de regreso parecía un 60 en hora pico, todos protestaban por lo apretados.

Mañana voy Camogli, otra meta soñada de hace tiempo.