“He pedido al Señor que detuviera la epidemia (de coronavirus): ‘Señor, detenla con tu mano’. He orado por esto”, expresó el papa Francisco en una entrevista con el vaticanista Paolo Rodari, del diario italiano la Reppublica.
El pontífice explicó de este modo cuál fue el sentido de haber salido el domingo pasado del Vaticano para ir a las iglesias Santa María Maggiore y San Marcello al Corso.
En estos tiempos difíciles por la pandemia, el Papa propuso: “Debemos redescubrir la concreción de las pequeñas cosas, de las pequeñas atenciones que hay que tener hacia quienes están cerca, parientes, amigos. Entender que en las pequeñas cosas está nuestro tesoro”.
“Hay gestos mínimos, que a veces se pierden en el anonimato de la vida cotidiana, gestos de ternura, de afecto, de compasión, que, sin embargo, son decisivos, importantes. Por ejemplo, un plato caliente, una caricia, un abrazo, una llamada telefónica… Son gestos familiares de atención a los detalles de cada día que hacen que la vida tenga sentido y que haya comunión y comunicación entre nosotros”, puntualizó.
“A veces – añadió Francisco- vivimos una comunicación entre nosotros que es solo virtual. En cambio, deberemos descubrir una nueva cercanía. Una relación concreta hecha de atención y paciencia. A menudo las familias en casa comen juntas en un gran silencio que no viene dado por una escucha mutua, sino por el hecho de que los padres ven la televisión mientras comen y sus hijos están en sus teléfonos móviles. Parece que son muchos monjes aislados unos de otros. Aquí no hay comunicación; en cambio, escucharnos es importante porque entendemos qué necesita cada uno, sus necesidades, cansancios, deseos. Hay un lenguaje hecho de gestos concretos que debe ser salvaguardado. En mi opinión, el dolor de estos días debe abrirse a esta concreción”.
El Papa se dirigió al personal sanitario, los voluntarios y los familiares de las víctimas: “Agradezco a los que se gastan de esta manera por los demás. Son un ejemplo de esta concreción. Y pido que todos estén cerca de los que han perdido a sus seres queridos, tratando de acompañarlos de todas las maneras posibles. El consuelo debe ser ahora el compromiso de todos”.
En este sentido, el Santo Padre dijo que se sintió tocado por un artículo publicado recientemente por Fabio Fazio, en particular por el hecho que “nuestros comportamientos siempre influyen en la vida de los demás”, citando el ejemplo de los que, al no pagar impuestos, provocan la falta de servicios de salud.
Francisco invita a todos a la esperanza, incluso a aquellos que no creen: “Todos son hijos de Dios y son mirados por Él. Incluso quien aun no ha encontrado a Dios, quien no tienen el don de la fe, pueden encontrar su camino allí, en las cosas buenas en las que cree: puede encontrar la fuerza en el amor a sus hijos, a su familia, a sus hermanos”.
“Uno puede decir: ‘no puedo rezar porque no creo’. Pero al mismo tiempo, sin embargo, puede creer en el amor de la gente que le rodea y allí encontrar la esperanza”, concluyó.