EXPERIENCIA Aislamiento Social obligatorio “3” (o la NETFLIXILIBIZACION de nuestra vida cotidiana)

Si en cine, que nos tienen acostumbrados a miles de secuelas de películas, ya se sabe que las segundas partes no son buenas, ¿qué podemos esperar de un 3er período de CUARENTENA?

Vamos unos días para atrás, que parecen años, pero fueron días. Aquel jueves 19 de marzo 00.00hs la carroza se transformaba en calabaza o ¿en realidad vivíamos como calabaza y ahora, supuestamente, vamos a ser carroza? Como sea, aquel jueves se acortó una insalvable distancia entre realidad y ficción. Existen miles de series y películas que dan cuenta de un acontecimiento de estas características, pero nadie supuso que ahora nosotros íbamos a NETFLIXibilizarnos y ser los protagonistas del streming en vivo más importante.

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Desde el momento cero los gurúes cibernéticos nos indicaron que la tierra necesitaba respirar, que era necesario una pausa, estar con uno mismo, y que lo mejor era quedarnos en casa para reflexionar, meditar y salir transformados de esta situación. Pero ya habiendo pasado casi un mes de encierro hemos descubierto que algunos de nosotros no estamos preparados para convivir con nuestro “YO” y empezamos a notar una “circulación comunitaria de divorcios” de nosotros mismos.

La cuarentena ha logrado “achatar la curva” y reducir la cantidad de contagios por persona, pero generó el efecto contrario y no advertido de la multiplicación exponencial (y desbordada) de nuestra exposición en redes; ya no vemos ojos sino ojos en una pantalla. Esta será recordada como la era de:

*“Besos por celular”, café con leche de whatsapp, tutti frutti de video llamada, abrazos instagrameables, piropos tántricos, sexo 8D (con auriculares para poder percibir el efecto), felices cumpleaños vía ZOOM; Netflixrecitales, netflixconciertos, netflixteatro, netflixDJ, netflixcabaret; instagrams live de gente jugando con muñequitos, de entrevistas con ignotos “¿Quiéeeeenes son?”, clases de cocina, de comida naturista, de pastelería veggi, de dulce, de salado, de huevos de pascua con barbijos; rutinas de gym, de body combat, de body full, de body hit, de body funcional, de everybody; consejos inservibles, inservibles consejeros, actores que quieren actuar, bailarines que quieren bailar, cantantes que quieren cantar, actores que quieren cantar Imagen; yoguis, astrologuis, numeroligis, meditadores, iluminados, conspiradores y finalmente MEMES, los nuevos papers de rigurosa investigación científica. Es esto, o los noticieros, o hacer playback como en los viejos shows de transformismo en la púber TIK TOK y palpitar el borde superior de la vergüenza ajena.

Hay tanto que no existe un control remoto posible para semejante zapping, estamos hiper-estimulados e hiper-conectados. Hay un ciclo de lectura en Instagram con actores que leen para no sentirnos solos, la pregunta es ¿podemos sentir solos en este momento?

Yo creo que sí, más que nunca, y no lo digo desde el pensamiento post apocalíptico de un CORTE GENERAL de internet que podría producir mayor fatalidad que el avance mutante del CORONAVIRUS Z. Sino porque hay un momento, aquel en el que hay que poner a cargar el celular, ese instante en que abandonamos la cabeza en la almohada cuando la noche silencia el afuera y el adentro, cuando la noche nos embriaga con su densidad y no deja escape a ninguna distracción posible, en esa partícula de instante, aunque no queramos o durmamos acompañados, estamos en soledad con nosotros mismos y debemos batallar esa lucha en solitario y transformarlo en un encuentro único, personal y saber “Que ayer no es hoy, Que hoy, es hoy y que no soy actor de lo que fui…”*

Por Martin Piñol – Productor – Actor

*spaguetti del rock Divididos