¿Es Jesús, inclusivo e incluyente?. “No comment”

Jesús fue atacado y perseguido repetidamente por estar con la gente equivocada y reclutó a sus discípulos en los sitios bajos de la sociedad.

Una realidad que estaba hecha, aun esta, entre lo pragmático complicado y lo fangoso imaginario

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“No lo entiendo”, le dice Simón Pedro a Jesús sobre su decisión de invitar a Mateo, un recaudador de impuestos para las autoridades del Imperio Romano, a lo que Jesús responde: “Tampoco entendiste cuando yo te elegí a vos”.

Allí, aquí, algunos de sus seguidores, y casi todas las autoridades del poder real, querían fraccionar a “piacere” en rebanadas de verdad y mentira aquella realidad compleja. Estos traspirados profetas de la “verdad” y sus asociados nihilistas de lo “falso”, vivían en las redes sociales de su tiempo. Jesús pareciera mantenerse a distancia de esos “profetas” de lo verdadero y eufóricos de lo falso. No era un militante meritocrático ni un vanguardista anacrónico. Su concepto de la realidad era problemático no era simplote.

Aquella época, todas, se sostenía en conflictos que se desplegaban dentro y en torno de la política. A Jesús lo extorsionaban, para que propague una ficción especulativa del poder “imperial” basado en conjeturas de habladurías especulativas: o sea, sobre abstracciones y caricaturas de aquel lejano primer mundo central: Roma. El pertenecía a la periferia.

“Pero esto es diferente”, responde un Simón Pedro preocupado. En ese momento, Jesús le hace saber a Simón Pedro que las cosas no van a ser lo que esperaban los seguidores del sentido común, hábiles en las redes…de pescar.

¿Los vecinos de Galilea del siglo I estaban preparados para la figura inclusiva e incluyente que fue siendo Jesús?  Ahí hubo grieta, zanja, muro, banquina, muchos y muchas cruces. La dimensión de Jesús fue y es un discurso de acción espiritual-política-social-económico-legal que genera, como entonces, conflictos.

Y sucedió que Jesús y la mujer hablaron. Hubo un encuentro con la mujer samaritana junto al pozo de agua. Él, un hombre, hablo con ella: una mujer “sin identidad”, su presente pasado incluía a sus cinco maridos anteriores. Sin embargo, no hubo ni una palabra de condena; la mujer se sintió escuchada, comprendida, cuidada. El hombre en un mundo en el que las mujeres eran degradadas y tratadas como parias, como ciudadanas de ninguna clase, la trato con dignidad y respeto. Luego, Jesús, un judío, habla con un samaritano, a quien el poder despreciaba. Su mensaje insistía en ser, una construcción espiritual con resonancia política: es para todos y todas.

En el trayecto cuido la salud: tocó a los leprosos y curó a una mujer que tenía un flujo constante de sangre menstrual; perdonó a una mujer “que vivió una vida pecaminosa“, le dijo que “se fuera en paz”, curó a un paralítico y un ciego, personas consideradas inútiles. Y cuando Jesús, acusado de delincuente, estaba siendo crucificado, le dijo al ladrón penitente en la cruz junto a él: “Hoy estarás conmigo “.

Los héroes elegidos en esta historia fundante no fueron los sacerdotes influyentes, ni una persona de rango social o un CEO inversionista privilegiado.

Aposto a la dignidad indeleble y al valor inestimable en cada persona, incluso a “la más pequeña de ellas”. Su política fue, es, de respeto a la digna inclusión publica de los no deseados y de los marginados, hombres, a los que más probabilidades están de ser despedidos de sus trabajos. Etc.

Esta línea se hizo rizomática y se desplego buscando la inclusión y la solidaridad: por el bien de todos.

Ya sabemos cuán fácilmente podemos caer en la trampa de convertir al “otro”, a los de otras razas, etnias, clases, géneros y naciones en enemigos Cuando se considera que las diferencias son una amenaza, el resultado es que nos convertimos, nos convierten, en capataces morales de los débiles y los desposeídos.

El cinismo lucra propagando falsas noticias que finalmente se estrellan en lo irrisorio, lo ridículo y lo insensato, pero esa repetitiva moralina artificial, estimula que los ciudadanos creamos tener un saber mucho antes que la memoria recuerde, y que el conocimiento pueda trabajar los hechos nuevos de la época.

La lección de la vida y muerte de Jesús es un misterio y una profunda invitación ética para comprender, desde esa perspectiva, las historias y las luchas de las personas por su dignidad y la Justicia.

El 2021 es, será un año donde las mujeres reafirmaran su protagonismo en la vida política argentina. La pandemia estará en el centro de la vida del mundo. Es otra oportunidad, para nosotros, para aprender, tener lucidez y capacidad de crear, trabajar, amar y transformar entre todes.

Por Ricardo Arias – Carlos Vivas – Agrupación Trabajadores Jubilades del Playón – Verano 2020