Siempre me encantó el Tigre, de hecho mi partida de nacimiento dice que yo nací en el Partido de Las Conchas, y este sigue siendo mi paseo favorito.
Cierto domingo por la mañana, en el que decidí como tantas otras veces ir de paseo al Tigre, yo venía circulando por colectora, cuando me adelanté a otra moto saludando como es debido con “dos cortitos” (en nuestra jerga son dos toques de bocina) los que fueron respondidos; un rato más tarde nos encontramos ambos en Paseo Victorica frente al Club de Regatas La Marina. Y allí nos conocimos con Ricardo, nos presentamos, charlamos, intercambiamos números de teléfono (no de WhatsApp, ¡era 1998!) y quedamos en encontrarnos el domingo siguiente a tomar unos mates. Así comenzó una amistad que perdura hasta hoy.
Esto se repitió varias veces hasta que un día se arrimó Tito (el Abuelo Harley), otro muchacho de fierros que también tiene varias motos. Muy pronto llegó el verano con su sol intenso, y como en ese sitio no hay sombra decidimos movernos a una de las pérgolas, con la sombra de sus hermosas glicinas, junto al Rowing Club Argentino.
Recuerdo que no solo compartimos el sol y las rutas, sino también cumpleaños y fiestas familiares, al punto que tuve el honor de llevar hacia su propia fiesta, en mi moto convenientemente adornada para el evento, a Jessica, la quinceañera hija de Ricardo.
Luego otro día se acercó Ramón con su impecable Puma 98, moto clásica de los años 60 y preguntó qué hacíamos allí: bueno, era tan solo una reunión de amigos tomando mate los domingos a la mañana.
Así comenzaron a sumarse otros tantos. Recuerdo, por ejemplo, aquel día en el que encontrándome en el estacionamiento del Shopping Unicenter, conocí a Raúl, al que invité a participar de las reuniones, sumándose luego Carlos con quienes nos conocimos en la Colectora de la autopista Panamericana.
Con el tiempo se fue agrandando el grupo y arrimando más gente. Recuerdo algunos nombres, como Raúl, Carlos, Jorge, Martin, Eduardo, Luis, José, Roberto, Alberto, y tantos otros que no sigo porque antes que me acusen de no nombrarlos, mejor digo MUCHOS amigos.
Pero no todo fue aire y rosas, muchas veces tuvimos que explicarle a los agentes de Prefectura Naval Argentina, a la Policía de la Provincia de Buenos Aires y a la Policía de Tránsito de Tigre qué hacíamos allí, explicándoles de que éramos solo un grupo de amigos tomando mate y charlando, de que nos quedábamos hasta el mediodía y que luego cada uno volvía a su casa. Quizás debido a la mala fama de los motociclistas no querían que nos quedemos alli.
Y así comenzó todo…
Fue pasando el tiempo, se fueron sumando más personas y se fue armando lo que es hoy el TIGRE MOTO CLUB, actualmente reconocido por el municipio.
Domingo tras otro se van juntando diversos grupos, diferenciados por estilo o por marcas, los de pisteras, los custom’s, Harley’s, Honda’s, Goldwing’s, Kawa’s, Suky’s, Yamaha’s, etc, pero en definitiva todos unidos por la misma pasión de las dos ruedas.
En un domingo de verano y para deleite de los transeúntes que disfrutan del paseo, llega a reunirse en la zona de Paseo Victorica al 400 cerca de 400 motos.
Mario Lovato – Tigre Moto Club