El país que soñamos

Por Laura Braiza*

“…En mi casa hay una foto de Perón en la cocina…” dice la estrofa de la canción, describiendo lo que sucede en los hogares argentinos. Miles de familias levantando las banderas de la justicia social, la independencia económica y la soberanía política, no como simples consignas partidarias.

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Mi generación aprendió la Marcha Peronista, intentando en cada estrofa entender lo maravilloso de ser parte de algo más grande: un movimiento que trasciende personas, supera historias, conmueve y moviliza. Un movimiento que construye felicidad en su Pueblo.

Pasamos horas escuchando hermosos relatos de lucha y revolución, de construcción de derechos y de igualdad de oportunidades, imaginando el momento de las conquistas de derechos: aguinaldo y las vacaciones pagas, de YPF y Aerolíneas Argentinas, de la primera vez que votamos las mujeres, son sólo algunos. Y así, nos enamoramos de ese proyecto político disruptivo y transgresor, que soñó un país que nadie imaginaba y lo hizo realidad.

Entender al peronismo es comprender que la política puede construir un país para todos, si es conducida por su Pueblo. Y que, como decía Perón, eso sólo podía lograrse si estaba en manos de alguien que sienta y piense como el Pueblo.

Hay un sinfín de anécdotas sobre las sensaciones de angustia y dolor de aquel 1° de julio de 1974. Miles de personas en las calles, despidiendo a su líder, reconociendo su valor y compromiso de lucha. Agradeciendo que la Argentina nunca volvería a ser la misma después de Perón. Para los que no vivimos al General, entendimos esa sensación cuando se nos fue Néstor.

Perón fue de esos que incomodan, que trascienden, que hacen historia. Pese al paso del tiempo, sus ideales nos siguen marcando el rumbo. A 50 años de aquel día, no se trata de recordar efemérides ni de repetir de memoria las 20 verdades. Se trata de construir comunidad organizada, con compañeros y compañeras, en todos los rincones de nuestra Patria.

Frente a tanta oscuridad volvamos a Perón, para resignificar el presente y desafiar el futuro. No son caminos fáciles los de la organización popular, pero son los que realmente valen la pena. Con el bastón de mariscal en cada mochila, como nos recuerda Cristina. Con convicción y coraje, volvamos a incomodar, volvamos a soñar, volvamos a hacer historia, es lo que necesita nuestro Pueblo para ser feliz.

*Laura Braiza – Concejala Vicente Lopez