El Dilema Institucional de la Libertad de Prensa y las “Fake-News”

En un año en el cual se votarán autoridades y representantes tanto en el nivel municipal, provincial como nacional, es de crucial interés para todos los argentinos que este tipo de noticias falsas sean evitadas, con motivo de poder tener elecciones justas y transparentes.

Comencemos por el principio. Según la definición de la Real Academia Española (que por cierto, sería deseable y saludable acatar sus reglas, sin por ello sentir, visualizar o concluir que tras eso se concede una capitulación de la Soberanía Nacional) un “Dilema” es un argumento formado por dos proposiciones contrarias disyuntivamente. Es decir, cuando una persona o una sociedad se enfrenta a un “Dilema” (lo cual nos sucede infinitas cantidad de veces en nuestra vida privada como en nuestro devenir en sociedad) debe optar entre dos opciones que se excluyen entre sí, y que la elección de una implica, automáticamente, la pérdida de beneficios que se hubieren obtenido por optar por la segunda. En definitiva, nos referimos a un juego de “suma cero” o un sistema binario donde no hay una tercer alternativa que pueda captar los beneficios de ambas opciones y minimizar los costos de cada una.

En concreto, honrando el título de la presente nota, podríamos razonar que el dilema institucional se encuentra entre brindar, como debe ser en toda Democracia que se precie como tal, la máxima Libertad de Prensa posible o en asegurar que la información que reciben los ciudadanos resulte ser verídica y exenta de manipulación alguna, hecho que solo puede lograrse regulando y controlando a los medios de comunicación. El asunto a resolver es notoriamente relevante y lamento, desde estas líneas, no observar en la agenda pública el presente debate. Si como sociedad optamos por un férreo control de la Libertad de Prensa, corremos el serio riesgo de lesionar y coartar la capacidad del periodismo de interpelar e investigar a nuestras autoridades, lo cual posibilitaría severos abusos de poder y ocultamiento de casos de corrupción. Hechos todos que desfiguran y convierten en un sistema mercantilista al régimen democrático. He aquí otro dilema que es el del “Principal-Agente” entre el votante y su representante. Pero de éste nos ocuparemos en un segundo artículo. Ocupándonos del presente, por el contrario, si se permite una absoluta libertad de prensa, entendiendo a este como un derecho absoluto, y “no-relativo”, nuestra sociedad se enfrenta al abismo de un sistema de producción y difusión de falsa información que, llevado a casos extremos, puede generar e inducir una “toma de decisiones” por parte de los ciudadanos contraria a la que hubieren optado de no haber sido expuestos a una noticia falsa o “Fake-News”. Ello reviste un carácter fundamental en todo sistema Democrático, pues este funciona a través de la decisión de los ciudadanos, los cuales se basan en la información recibida para poder hacerlo. Podría objetarse a lo aquí escrito que el ciudadano posee la capacidad, inteligencia y astucia suficiente para evitar el engaño. Pero respecto a ello respondo con dos intuiciones que considero, al menos en un principio, valederas (luego haciendo un análisis serio y científico, deberían ser validadas mediante análisis estadísticos). En la actualidad laboral, en la cual se encuentra no solo la República Argentina sino el mundo entero, los trabajadores no gozan de una gran cantidad de tiempo libre. Incluso durante éste, parte del mismo deben emplearlo en los quehaceres de sus casas, así como también, en atender a sus familiares y amigos. Por lo cual, la ausencia de tiempo imposibilita un minucioso análisis de las fuentes sobre las cuales una noticia ha sido desarrollada y exhibida. Por otra parte, en el estado actual de avance científico-técnico, los ciudadanos se encuentran en un alto grado de especialización laboral. Por ende, poseen “considerables conocimientos” pero sobre asuntos demasiado específicos, y en todos los demás aspectos de su vida “pública” y también privada desconocen por completo los asuntos técnicos y profesionales que allí se encuentran involucrados. Entonces, por más inteligencia, astucia y preparación que posean, la falta de información con la que cuentan es aprovechada, precisamente, para desinformarlos. Solo pueden defenderse de ello si el sistema de “Fake-News” publica algún asunto dentro del ámbito de su “expertise”, el cual la mayoría de las veces no será el caso. Será por demás ilustrador, luego de que hayan transcurrido años del Brexit, si el temor que aquí se describe se encuentra fundado o no.

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A modo de conclusión, como diría mi amigo Alejandro “El Gringo” Cabilla, debemos “pensar a la sociedad no como un todo que algunos llaman gente, sino como un conjunto de grupos y clases con diferentes concepciones culturales e ideológicas” e intereses, los cuales en la búsqueda de su materialización, pueden verse incentivados para contratar o diagramar la difamación de noticias falsas o “Fake-News”.  En un año en el cual se votarán autoridades y representantes tanto en el nivel municipal, provincial como nacional, es de crucial interés para todos los argentinos que este tipo de noticias falsas sean evitadas, con motivo de poder tener elecciones justas y transparentes. Es el sueño de este escritor que las mismas sean condenadas desde todos los espacios políticos y sin distinción ideológica, rechazando tanto aquellas perpetradas contra figuras políticas que nos simpatizan como aquellas a las cuales no adherimos. Afortunadamente, el “Estado”, que es como el fuego (puede brindar calor, luz y confort, como también puede “quemarnos” y herirnos), tiene la potencialidad de ser ese “gran articulador”, que, sin homogeneizar a los diversos actores y grupos de interés que existen como diría “El Gringo”, nos permite regular este Dilema y quitarnos de la trampa de un sistema binario que nos perjudique bajo una de aquellas opciones que se presenten.  Puede hacerlo, regulando mediante leyes, “la libertad de prensa”, sin “asfixiarla”, pero sin un “laissez faire” igual de peligroso.
Periódicos como NorteOnline, que por definición y fundación pretenden brindar la verdad y promover la diversidad de opiniones y expresiones partidarias, son una excelente vacuna contra esta terrible enfermedad que amenaza al mundo entero.

Lic. Ezequiel Haedo -Licenciado en Ciencias Políticas.