“El Congreso injustamente olvidado”

Por Marcelo Magne*

Estas líneas acuden al rescate de un ignorado hecho de nuestra historia. El Congreso de los “Pueblos Libres”, injustamente condenado a las oscuras profundidades del olvido por la historia oficial y por el aparato cultural hegemonizado por el porteño-centrismo.

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El congreso mencionado, también conocido como Congreso de Oriente, convocado hace 208 años por José Gervasio Artigas, sesionó en la actual ciudad entrerriana de Concepción del Uruguay, por entonces Villa del Arroyo de la China, entre el 29 de junio y el 12 de agosto de 1815.

Los representantes de Entre Ríos, Corrientes, Misiones, Santa Fe, Córdoba y la Banda Oriental – casi la mitad del territorio de las Provincias Unidas – participaron de aquel congreso con un objetivo muy claro: organizar políticamente la alianza que venían forjando, conocida bajo la denominación de la Liga Federal.

Artigas, sus seguidores y sus aliados, ajenos a las especulaciones de muchos porteños y convencidos de que el proceso iniciado en mayo de 1810 tenía por objeto declarar la independencia, expresaron su posicionamiento en las “Instrucciones” que los diputados orientales, elegidos democráticamente en el Congreso de Tres Cruces, recibieron para llevar ante la Asamblea General y Constituyente del año 1813. Entre las mismas se destacan: la inmediata declaración de la independencia, la sanción de una constitución republicana, la libertad civil y religiosa, la igualdad de todos los ciudadanos, el respeto de las autonomías provinciales y la designación de una capital fuera de Buenos Aires.

La Asamblea, presidida por Carlos María de Alvear, rechazó los poderes de los diputados orientales aduciendo irregularidades en la elección que les concedió la representación. Una escusa abyecta e infame ya que los únicos representantes elegidos por el voto popular eran precisamente los orientales. El problema claramente no residía en esta cuestión, sino en el peligro que significaba Artigas para la poderosa burguesía porteña y su proyecto político. El líder oriental fue el primero en plantear en el Río de la Plata un proyecto de carácter federal, entendiendo que el reparto justo de la riqueza por regiones era condición esencial para su concreción. Su popularidad se fue extendiendo por varias provincias que sufrían, al igual que la Banda Oriental, la política de libre comercio y puerto único, que imponía Buenos Aires. En este contexto Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos, Corrientes y Misiones, se unieron a la Banda Oriental formando la Liga de los Pueblos Libres.

En 1815 la sublevación de Fontezuelas provocó la caída del gobierno de Alvear y la disolución de la Asamblea, qué a pesar de una prolífica labor legislativa, no había concretado sus principales objetivos: declarar la independencia y sancionar una constitución que definiese el sistema institucional del nuevo estado. Durante ese mismo año, el 29 de junio, inició sus sesiones el Congreso de los “Pueblos Libres”, un acontecimiento histórico fundamental, invisibilizado por la mayor parte de la historiografía argentina. Sus primeros actos fueron:

Proclamar la independencia de España y de todo poder extranjero, atento a la situación de la vuelta de Fernando VII al poder y a los continuos avances portugueses en la Banda Oriental.

Adoptar como identificación la bandera azul-celeste y blanca con la franja diagonal roja, como emblema del pensamiento democrático, republicano y federal.

Designar una comisión para viajar a Buenos Aires, con el propósito de consolidar la paz, la unidad territorial, reconocer la independencia declarada en el congreso y lograr la organización republicana y federal.

Es pertinente señalar que los integrantes de la comisión llegaron a Buenos Aires, en momentos en que se preparaba una expedición militar al mando de Juan José Viamonte, para atacar Santa Fe. Las autoridades porteñas para evitar que los diputados tomen conocimiento de la inminente invasión, los detuvieron y los alojaron en el navío Neptuno, bajo la custodia de Guillermo Brown.

Principalmente, la historiografía liberal se niega a reconocer que el Congreso de los “Pueblos Libres” haya declarado la independencia, argumentando la inexistencia de actas que lo certifiquen. Argumento que pierde contundencia en la medida que complejizamos la cuestión. Algunas consideraciones al respecto:

Debe tenerse en cuenta que la desaparición de documentación era una posibilidad concreta en aquellos tiempos de guerra, de caminos inseguros y de medios de comunicación poco confiables. De hecho, las actas originales de la declaración de la independencia, proclamada en Tucumán, nunca fueron encontradas. El chasqui que las llevaba a Buenos Aires, asaltado en el camino fue despojado de la totalidad de su carga. En este caso, en particular, una copia que estaba en poder del diputado Serrano, remedió la situación. Me pregunto: acaso las actas del Congreso reunido en Concepción del Uruguay, no pudieron haber corrido una suerte similar….

Por otra parte, existen, más allá de las actas del congreso, algunos documentos que merecen especial atención. A saber: El cabildo de Corrientes dejó constancia de los debates mantenidos en el Congreso de los “Pueblos Libres” y en sus conclusiones puede leerse: “se resolvió declarar la independencia bajo el sistema federativo y al General Don José de Artigas por Protector”.

Las instrucciones que llevó el representante de Santa Fe al congreso decían: “Primero pedirán la declaración absoluta de la independencia de la Corona de España y familia de los Borbones”. No es un dato menor la coincidencia de este mandato con las “Instrucciones” dadas a los diputados orientales concurrentes a la Asamblea General Constituyente de 1813.

La carta remitida por Artigas a Juan Martín de Pueyrredón con fecha 24 de julio de 1816, sin dudas es la prueba más contundente: “Ha más de un año que la Banda Oriental enarboló su estandarte tricolor y juró su independencia absoluta y respectiva. Lo hará V.E. presente al Soberano Congreso para su Superior conocimiento”

Por último, otro dato interesante que se debe tener en cuenta es qué, a excepción de Córdoba, el resto de las provincias de la Liga de los Pueblos Libres no concurrió al Congreso de Tucumán. Una clara evidencia de que ya se consideraban independientes.

Reivindicar entonces el Congreso de los “Pueblos Libres” como un acontecimiento histórico de suma importancia y como un hito en la construcción de un vigoroso proyecto constitucional democrático, republicano, federal y americanista, no es bajo ningún punto de vista un relato “populista” que intenta la imposición de un mito fundacional y la consecuente desvalorización de lo actuado en el Congreso de Tucumán, como sostienen algunos interesados en negar la existencia de una alternativa política claramente diferenciada del proyecto centralista porteño.

Ignorar este trascendental suceso es someter al proceso histórico a un innecesario y nada contributivo cercenamiento que conduce inexorablemente a grotescas deformaciones del pasado, atentando severamente contra la comprensión de nuestra propia historia. Más allá de la discusión sobre si el congreso de los “Pueblos Libres” declaró o no la independencia, la honestidad intelectual nos obliga a reconocer, que el mencionado congreso significó la consolidación del predominio artiguista en una vasta región del territorio de las Provincias Unidas, en la que en oposición al centralismo porteño se forjó un dinámico proyecto de organización política profundamente democrático y popular, liderado por un hombre de enorme estatura, de dimensión rioplatense y latinoamericana, cuyo protagonismo ha sido sólo reconocido dentro de los límites de la memoria histórica uruguaya. José Gervasio Artigas.

Marcelo Magne, Profesor de Historia e Investigador. – Miembro de la Comisión de DH Padre Pancho Soares.