Hoy es el Día Internacional de la Mujer. Y más allá de las declaraciones formales para conmemorarlo, quiero decir que es un día de lucha, como lo fue siempre desde los acontecimientos terribles que le dieron origen. Porque las mujeres que murieron asesinadas por reclamar derechos laborales e igualdad con sus compañeros varones no fueron las primeras víctimas, y desgraciadamente tampoco las últimas. Un siglo más tarde, esa igualdad todavía está lejos de alcanzarse.
Según datos presentados por las Mujeres Sindicalistas de la Corriente Federal de los Trabajadores, en la Argentina, 36 de cada 100 mujeres que trabajan carecen de derechos laborales por no estar registradas. Las mujeres sufren además un 2,6 por ciento más de desocupación que los varones, cobran salarios promedio que están un 25 por ciento por debajo de sus iguales varones y están encajonadas en actividades malpagas asociadas con el cuidado de familiares y trabajo doméstico. Es decir, que la desigualdad de género se origina en la organización del trabajo hogareño, el que está “tradicionalmente” adjudicado a la mujer. Sin posibilidad de poner en valor sus conocimientos, calificación profesional o aptitud laboral, las mujeres se encuentran aparentemente condenadas a tareas domésticas que todavía no son percibidas como posibles de ser realizadas también por varones. Como resultado de este desequilibrio, casi el 90 por ciento de las mujeres realizan un trabajo hogareño que menos del 60 por ciento de los hombres iguala. Y esto, sólo mencionando la cuestión salarial.
Es preciso que el Estado se involucre con una agenda de género clara y decidida, que incluya el cuidado, la salvaguarda y la seguridad de las mujeres. Contención en hogares, acción efectiva ante el abuso y prevención de femicidios. Creación de instancias de vigilancia, recepción de denuncias y unidades de respuesta inmediata multidisciplinarias, que generen una protección integral de la mujer en peligro. Es preciso que se actúe antes y nunca más después de que ocurren los delitos aberrantes de los que las mujeres somos víctimas a diario. También es preciso que las empresas privadas sean capaces de proveer ambientes seguros para el desarrollo de la actividad laboral femenina, así como también asegure la igualdad en cargos, méritos y remuneración.
La agenda de género es fundamental para encarar los cambios que hacen falta para construir un mundo que deje atrás una historia entera de desigualdad y abuso.
ONU Mujeres ha definido 6 ítems sobre datos estadísticos, desde los que debe comenzarse a construir un modelo nuevo de igualdad de género. Estos son:
Violencia de Género
Justicia y Derechos Económicos
Autonomía sobre el cuerpo y derechos de salud sexual y reproductiva
Acción Feminista para la Justicia Climática
Tecnología e Innovación para la igualdad de género
Liderazgos feministas
Cada uno de estos ítems implica un punto de partida para un modelo global de equidad y justicia.
En el municipio de Tigre, que conduce Julio Zamora, se están dando pasos seguros hacia este objetivo: Desde la Dirección de Mujeres, Generos y Diversidad, durante el transcurso del año 2021 se brindaron asistencia y acompañamiento a las vecinas de Tigre, teniendo un total de 14.579 intervenciones que cubrieron todos los niveles del cuidado y presencia del Estado para asegurar el bienestar de las mujeres. También se elevó a la subsecretaría de Género al rango de Secretaría, lo que representa un enorme avance en la consolidación de los derechos. El Estado municipal ha generado instancias en las que las tigrenses podemos generar emprendimientos económicos con conciencia de género, que nos acercan cada vez más a la igualdad con nuestros compañeros varones.
El 8M luchamos. No queremos flores. No queremos saludos.
Exigimos igualdad y respeto.
Por Gisela Zamora – Concejal Frente de Todos Tigre