Don Alberto y su banda

Lucas Lopez Don Alberto y su banda

Falta cada vez menos, la cuenta regresiva para la asunción del nuevo gobierno ha comenzado.

Una fuerte ola de calor sacude al país. En las calles hay clima festivo, grupos de personas con banderas, camisetas de la selección y remeras con estampas del Che Guevara y Néstor Kirchner copan la plaza de mayo y sus alrededores. “Venimos a bancar el proyecto, por un país con igualdad y para todos” dice una mujer de unos 35 años que me recuerda a una profesora de literatura del secundario. Otra mujer, de aspecto desprolijo, se arrodilla y agradece a Dios, dice que la vuelta de Cristina traerá esperanza al pueblo, volverá el empleo y la comida a la mesa de los argentinos.

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La semana pasada, pudimos empezar a tener una primera impresión de cómo será el gobierno de Alberto Fernández, o según sus críticos, cómo será la vuelta del Kirchnerismo al poder. El armado del gabinete, a grandes rasgos, no trajo muchas sorpresas. Aunque, es importante decirlo, la designación de Martín Guzmán al frente del ministerio de economía, fue sin dudas “la sorpresa”. Guzmán, es un investigador de 37 años de edad de la Universidad de Columbia, colaborador y discípulo de Joseph Stiglitz (premio Nobel de economía) que no tiene experiencia en la administración pública. Para los especialistas, la solidez académica de Guzmán es incuestionable, aunque su falta de experiencia genera ruido en un escenario muy complejo donde muchos creen que designar a un economista de renombre sería lo correcto. Desde el entorno de Don Alberto son consientes de las dificultades que enfrentarán en lo inmediato, con una crisis de deuda en puerta lo más urgente será como despejar el panorama externo para, una vez ordenado el tema de la deuda, intentar volver a la senda del crecimiento. Poner dinero en el bolsillo de los argentinos, pareciera la premisa con la cual iniciarán el proceso de reactivación de la economía. Una batería de medidas, cómo, aumentar jubilaciones, asignaciones y demás subsidios sociales, serán la piedra angular de este plan en ciernes.
Párrafo aparte, merece el pacto social impulsado por el nuevo gobierno, este pacto pretende acordar precios y salarios entre empresarios, gremialistas y asalariados. La idea es crear un horizonte de precios que puedan ir llevando a la baja la tasa de inflación.

Ahora bien, una vez puestas sobre la mesa las cartas del plan de Don Alberto , podemos empezar a aclarar algunos conceptos sobre sus propuestas.

Para empezar, es cierto que ordenar el tema de la deuda es fundamental para comenzar cualquier plan. Un nuevo default, sería un verdadero suicidio para el país, alejaría definitivamente cualquier plan de inversión, tan necesaria para volver a crecer y mejorar la vida de los argentinos. Por supuesto que la deuda sólo es el punto de partida, es necesario encarar un plan para ir bajando la inflación. Es claro que, el concepto de “poner dinero en el bolsillo de los argentinos” vía aumentos que implican un mayor gasto público y por ende un mayor déficit fiscal van a contramano de cualquier intento por bajar la inflación. Por otra parte, intentar bajar el déficit aumentando impuestos implica mayores cargas sobre contribuyentes que ya están bastante ahogados por una gran presión impositiva. Atraer inversiones productivas, será difícil si aumentamos impuestos y terminamos siendo menos atractivos que otros países. El otro gran punto que pondrá coto a los intentos por una reactivación de largo plazo de la economía, es la cuenta corriente externa. Si bien, en los últimos años se logró revertir el déficit de cuenta corriente, esto solo fue posible principalmente por la baja del consumo interno, la caída del turismo emisivo y menor remisión de utilidades por parte de las empresas. Fogonear el consumo como alternativa para volver a crecer, sin poner el foco en la inversión y el aumento de las exportaciones y la inversión externa, sólo generará volver al déficit de cuenta corriente y una vez que esto ocurra será necesario volver a endeudarse para financiar la expansión del consumo.

Es cierto que, Don Alberto, tiene un diagnóstico preciso sobre las necesidades financieras del país, sabe que es imperioso impulsar las exportaciones y para ello el desarrollo de vaca muerta es la piedra angular sobre la que basará su plan, además de seguir contando con el invaluable aporte del campo. No obstante, el tener un diagnóstico preciso no significa contar con el remedio correcto. Como todo en la vida, no hay nada perfecto, corregir las variables macro que impulsarán el futuro del país, implica sacrificios. Lamentablemente, o es consumo o inversión, las dos a la vez no será posible.

A primera vista, Don Alberto y su banda, están diciendo que reactivarán la economía, renegociaran la deuda externa, impulsarán las exportaciones y bajarán la inflación. Hablan de un aparato productivo que se debería encender nuevamente, sin embargo, nada dicen sobre cómo lograrán todo lo que se proponen sin costó alguno para la sociedad…a mí, por lo menos, algo no me cierra…

Lo que llama la atención, es que proponen recrear condiciones similares a las que propiciaron el crecimiento económico de mediados de la década pasada, sin tener en cuenta que el mundo hoy es muy distinto al de aquel entonces. Hablan de cosas que suenan muy bien, pero que en la práctica han fracasado en el 99% de las veces (por no decir 100%) y ponen debajo de la alfombra las discusiones más importantes. Nada dicen sobre la futura crisis en el sistema de jubilaciones y pensiones sino se inicia una discusión sería y responsable, tampoco hablan de como luchar contra la evasión y la informalidad, ni de como van a lograr atraer inversiones ni mucho menos de como aumentarán las exportaciones. El presidente habla del fin del ajuste, ni una sola palabra dice sobre la necesidad de un presupuesto equilibrado, ni tampoco de la importancia que tiene esto para comenzar una lucha en serio contra la inflación.

Para no alargar mucho más esta columna, mí sensación es, que pueden venir unos primeros años de cierto alivio, pero, la mejora será circunstancial y a largo plazo, talvez 3, 4 o 6 años, una nueva crisis volverá a golpear a los argentinos. Cómo no encaremos las reformas de fondo, que si, serán dolorosas, el país estará siempre a las puertas de una nueva crisis.

Por el bien de todos, espero que Don Alberto y su banda tengan la visión de entender con inteligencia y responsabilidad, cuál es el camino correcto para sacar al país adelante. Por el momento, las primeras señales son más bien preocupantes. Esperemos y tengamos fe, por el bien de todos.