Domus Parque: un nuevo emprendimiento inmobiliario, una nueva destrucción del patrimonio histórico y natural de Vicente López.

En Avenida Maipú 1871, un magnífico espacio verde de más de 140 metros de fondo sorprendía al transeúnte por su cerco de madera y por su enorme parque en medio de la urbe. Hoy un alto vallado oculta la visión de un conjunto que cobija una vegetación variada en alturas, texturas y colores de follaje y floración, con algunos árboles de más de 100 años. El parque aporta biodiversidad y servicios ecosistémicos a todo el barrio.

Pero pronto ese predio no será el mismo. Allí se emplazará Domus Parque, un edificio de dos cuerpos, de 16 pisos totales (con 132 unidades residenciales y 159 oficinas), 3 subsuelos para cocheras, que dejará libre solamente 1/3 de la actual superficie verde absorbente. De los 73 ejemplares arbóreos inventariados, serán afectados 46, o sea más del 65%. De esos 46, sólo 17 se reubicarán en el mismo predio. El resto serán talados. Entre los numerosos árboles que serán afectados hay tres ejemplares que queremos destacar: el añoso y emblemático ombú al borde de la avenida que, según el proyecto, será talado; el azota-caballos, especie nativa de nuestra ecorregión, de porte y edad inéditos en un ámbito privado de Vicente López; una palmera llamada Butia Yatay que se halla en extinción en su ecosistema natural, de crecimiento particularmente lento. Estos dos últimos serían trasplantados dentro del predio con las posibles malas consecuencia para su vida.

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Por la construcción de Domus Parque perderemos uno de los últimos espacios naturales en medio del tejido urbano y un predio que, indiscutiblemente, forma parte de nuestra identidad y de nuestro patrimonio histórico local. De hecho, en él aún persisten, bajo un lapacho rosado, las que según la memoria del barrio son unas antiguas caballerizas las cuales, para la fiesta de lanzamiento del proyecto, fueron pintadas totalmente de negro para que su presencia pasara inadvertida.

Cabe preguntarnos: ¿Es legal hacer esa obra allí? Sí, el Código de Ordenamiento Urbano (COU) lo permite. ¿Es legítimo llevarla a cabo? La respuesta de los vecinos y vecinas es negativa pues en Vicente López cada vez tenemos menos espacios verdes públicos –por su enajenación o mal manejo oficial– y también menos espacios verdes privados por la desmesura del crecimiento de los negocios inmobiliarios que, finalmente, son los que diseñan el nuevo perfil urbano del distrito. Lo hacen para su provecho, sin tener en cuenta los deseos y necesidades de la calidad de vida de los vecinos. Esto sucede porque se piensa que el derecho a la propiedad privada legitima cualquier proyecto en un predio privado, sin importar las consecuencias negativas para la comunidad. El parque que será afectado es un pulmón verde y un espacio absorbente para una zona cada vez más perjudicada por el aumento de la superficie de cemento y, por lo tanto, debería ser preservado. En función de los contenidos del proyecto de “Ley Nacional del Paisaje”, Domus Parque promueve una serie de transformaciones del paisaje local y de los recursos urbanos ambientales que no deberían permitirse, aun tratándose de un predio de propiedad privada.

El Gobierno Municipal debería haber considerado de un modo especial este lugar. A pesar de que el COU permite la construcción proyectada, se podrían haber arbitrado los medios para que en ese lote, dadas sus características especiales, se respetara la altura de casas bajas y ese magnífico parque de valor natural, histórico y cultural para toda una comunidad.

Lamentablemente, las únicas consideraciones especiales que hace el Gobierno Municipal son las numerosas excepciones al Código de Ordenamiento Urbano –que permiten más altura y más ocupación del suelo que la autorizada– para favorecer los negocios inmobiliarios de unos pocos, en perjuicio de los vecinos que eligieron un lugar para vivir con mayor presencia de espacios verdes. En cuanto al patrimonio natural público el Gobierno Municipal ha sido, en numerosas ocasiones, el ejecutor de su destrucción, como sucedió con una parte del pastizal pampeano de la Reserva Ecológica hace unos meses, con árboles de Munro para realizar un cuestionado túnel, con la muerte del histórico ombú de la calle Gaspar Campos, con los numerosos árboles talados para dar espacio a comisarías-containers en nuestras plazas o con la recurrente mutilación padecida por los árboles de nuestras calles por podas innecesarias y/o mal realizadas. En cuanto a los espacios verdes privados, suceden cosas similares al caso de Domus Parque.

En municipios cercanos al nuestro, como es el caso de San Isidro o de San Miguel, sin dejar de respetar la propiedad privada, se ha implementado normativa de protección sobre los espacios verdes privados y su flora y fauna asociadas. La preservación de los mismos contribuye a una mejor calidad de vida para toda la comunidad que vive a su alrededor, y al cuidado de la memoria, de la identidad y de la historia del lugar, que no son menos valiosos que los recursos económicos.

En nuestro municipio, algo similar a la falta de protección del patrimonio natural sucede con el patrimonio arquitectónico. Existe un inventario de los bienes inmuebles de valor patrimonial pero, reiteradamente, se nos negó a los vecinos poder acceder al mismo a fin de conocer y valorar los bienes que son representativos de nuestra historia. La fundamentación oficial para dicho ocultamiento es que si supiéramos cuáles son esos bienes, podríamos poner en peligro los intereses de sus propietarios. Nuevamente, para la Municipalidad la propiedad privada está por encima de los valores históricos y culturales de una comunidad entera. Los países del “Primer Mundo “(tan admirados por muchos en Vicente López), sin dejar de respetar la propiedad privada, respetan dichos valores estableciendo regulaciones claras para preservar la historia y la armonía del entorno, y promoviendo y ayudando a que los mismos propietarios valoren esos bienes y no especulen con ellos.

Elogio de la locura. Un estudio de impacto ambiental y urbano favorable y a la medida de los negocios inmobiliarios.

La trayectoria de un famoso estudio de paisajismo no es garantía de un buen informe sobre la situación actual del parque en cuestión. La remoción de especies que se planea se apoya en un informe viciado por las necesidades de la empresa constructora de justificar la nefasta acción que se pretende llevar a cabo. La ingeniera agrónoma que escribió el informe afirma que se trata de una población de árboles sin protección legal y en estado de decrepitud. Las fotos tomadas en octubre de 2020 desmienten la afirmación y bastaría acercarse al lugar para observar el buen estado general de la arboleda.

El Estudio de Impacto Ambiental está plagado de frases propias del “marketing verde”. ¿Cómo se puede decir que el parque será inevitablemente afectado y al mismo tiempo que es un proyecto que tendrá impacto positivo sobre el mismo? ¿Con qué criterios científicos se afirma que aumentará la biodiversidad cuando es indudable que la mole de cemento a construir alterará los niveles de asoleamiento, aumentará el calor emitido al entorno, que se producirán daños al suelo por cambios en los niveles de oxigenación y de agua, y que se generará daños en los árboles que quedarán en el predio por efectos de la construcción, los trasplantes y el desmejoramiento general de su hábitat? ¿Creen realmente que plantando árboles jóvenes podrán compensar el daño a producir? ¿Con qué criterios científicos se afirma que la fauna que abandonará el lugar debido a la construcción luego regresará? ¿Cómo se puede sostener que si bien el predio perderá una gran cantidad de suelo absorbente, sin embargo, esa disminución será compensada por un tanque ralentizador y por muros y terrazas verdes?

En cuanto al Estudio de Impacto Urbano, se hacen consideraciones muy generales, sin análisis pormenorizados. En relación a los servicios públicos, se señala que tanto los informes de AYSA y como los de Edenor otorgaron la factibilidad solicitada. Ambas empresas siempre hacen evaluaciones favorables para esos proyectos, pero la realidad que luego padecemos los vecinos es muy diferente: cortes de energía eléctrica frecuentes, baja presión de agua, desbordes cloacales en las veredas, etc. Esta zona, como muchas otras de Vicente López, por el excesivo aumento de los emprendimientos inmobiliarios, ha colapsado en todos esos aspectos. Sorprende y preocupa enormemente que, por ejemplo, AYSA no le esté exigiendo a Domus Parque una planta de tratamiento de líquidos cloacales como debería.

El Estudio de Tránsito es verdaderamente muy pobre. Se limita a la avenida Maipú y no se hace ninguna referencia a la mayor afluencia que habrá en la ya saturada calle Lisandro de la Torre que se usa como alternativa a la Avenida –cuando se colapsa el tránsito de vehículos particulares por el Metrobus. Por Lisandro de la Torre transitarán los vehículos de los residentes de la futura Domus Parque que se dirijan a la ciudad de Buenos Aires o hacia el sur. Tampoco se hace referencia a la calle Hipólito Yrigoyen que también verá aumentada su afluencia de tránsito si consideramos el edificio que hoy se halla en construcción en su esquina con avenida Maipú.

Cabe destacar que el Estudio de Impacto Ambiental y el de Impacto Urbano se hacen aún menos creíbles habida cuenta de que, para evaluar el impacto en sus diferentes aspectos, no se ha considerando en forma integral que hoy se está construyendo el edificio mencionado, de similar densidad a Domus Parque, a pocos metros y en la misma manzana.

Falta de acceso a la información pública

Como suele suceder, de los actos administrativos de la Municipalidad de Vicente López que son de interés público, los vecinos nos enteramos por casualidad. No es común que un vecino revise el Boletín Oficial de la Provincia de Buenos Aires para informarse de las novedades de su municipio. No es común que un municipio no publique los edictos de interés general en su página oficial. Pero como muchos vecinos y vecinas nos interesamos por la problemática del Partido, nos enteramos, a través del mencionado boletín, de un edicto municipal que informaba que se podía acceder al Estudio de Impacto Ambiental y Urbano del proyecto Domus Parque.

Dicho edicto otorgaba cinco días hábiles para poder tomar vista del expediente en la oficina de obras públicas con un horario muy acotado: de 10 a 13 horas. Además había que pedir turno por teléfono, lo cual era dificultoso debido al lógico menor número de empleados. Dada la situación de emergencia sanitaria y las medidas de ASPO según la legislación vigente, se podría haber puesto a disposición el Estudio de Impacto Ambiental a través de mecanismos informáticos y permitir presentar, de la misma manera, las eventuales observaciones. El hecho de exigir la presencia física para tomar vista de los expedientes de referencia, limitó las posibilidades de acceso a la información pública, tanto a vecinos como a organizaciones. Llama la atención que un gobierno municipal que se jacta de estar informatizando toda su gestión, obligue a tomar vista de un complejo estudio de más de 300 páginas, de manera presencial, sometiendo a los interesados a un riesgo innecesario. Más aún sabiendo, como pudimos constatar, que el Estudio ya estaba digitalizado. Si la administración de Justicia y la enorme mayoría de los organismos públicos han implementado sistemas remotos de atención y de acceso a la información, sólo la intención de ocultar dicho estudio justifica lo realizado por las autoridades municipales. No obstante, algunos vecinos realizaron el pedido formal de acceder de forma digital al Estudio pero no obtuvieron respuesta.

¿Quién dijo que todo está perdido?

A pesar del lamentable panorama descripto, pensamos que no todo está perdido. Esperamos que ante la situación sanitaria mundial el gobierno municipal reflexione sobre cuán negativa ha sido la relación del hombre con la naturaleza y sobre la posibilidad de que, desde este distrito, podamos comenzar a revertir dicha realidad.

Se puede comenzar ya, cuidando los espacios verdes públicos y privados, priorizando la necesidad y la calidad de vida por sobre los fines lucrativos de unos pocos.

Por los acelerados efectos del cambio climático y la urgencia de establecer medidas de mitigación, es prioritario también establecer medidas preventivas como defender el paisaje local.

Se trata de una decisión política. Hace años que los vecinos venían manifestando su preocupación por este predio y pidiendo que el municipio lo adquiriera para constituirlo en un espacio verde público y proteger las especies que allí habitan.

Conservar este lugar como área verde cobra particular relevancia frente a la situación que atravesamos: como planeta, debido al cambio climático; como localidad, por el acelerado e irresponsable cambio del perfil urbano que está generando un colapso urbano ambiental evidente.

No sabemos si estamos a tiempo de frenar esta obra pero sí lo estamos de que, al menos, se revierta de alguna manera el proyecto para conservar la mayor cantidad posible de especies y que la Municipalidad haga un seguimiento de su cuidado y mantenimiento a futuro. Este caso puede ser un ejemplo de lo que no debe volver a suceder en Vicente López. Trabajemos por la protección del espacio verde público y privado, con una reglamentación adecuada de los mismos. En cuestiones de ecología, los límites entre lo público y lo privado, se diluyen.

Vecinos, vecinas y agrupaciones vecinales de Vicente López