Docentes… en un momento crítico

Que la pandemia fortalezca aún más el compromiso docente con nuestros alumnos y la educación.

Ser docente carga iguales dosis de recompensas como de frustraciones. Todo docente siente un calorcito irradiado desde el corazón mientras que en su cabeza burbujean frustraciones.

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Nunca sabemos hasta qué punto la piedrita que tiramos en el agua se convierte en ondas y hasta dónde llega el efecto de las mismas. En este momento es más complicado aún. Es mucho más difícil estar frente de una clase virtual y calcular hasta dónde alcanza el efecto de esa onda, hasta que casa llega, si fluye o desborda.  Nos encontramos en situaciones desconocidas, golpeándonos la cabeza y trabajando largas horas para encontrar variantes y soluciones. Necesitamos a los padres como jamás lo hemos hecho.

Pero a la vez; ¿cómo harían los padres hoy, viviendo la nueva normalidad con sus hijos dentro de casa si no fuera el vínculo con el docente y la escuela? Como haría el niño de padres ausentes?

La docencia se caracteriza por el inmenso trabajo de contención que hoy es aún mayor. Hoy, nuestro rol es más primordial que nunca. Tenemos que “estar ahí”. Tenemos que ser la red de contención para los que no logran el aprendizaje, para los que están alterados, para los niños que más nos necesitan. Por ende, necesitamos, de a poco y como se pueda, que los chicos vuelvan a la escuela donde se visibilizan mejor que por una llamada de whatsapp.

En el medio de este alboroto,  no solo debemos contener a nuestro alumnado; es fundamental transmitir conocimientos. La transmisión de conocimientos es nuestra función principal. El aprendizaje es clave para el desarrollo cerebral. Queremos chicos inteligentes. Queremos chicos hábiles, que sean capaces, que sean proactivos, que tengan los conocimientos y la plasticidad necesaria para poder afrontar la vida. Necesitamos enseñarles a desarrollar la capacidad de resiliencia.

Nuestro trabajo consiste en fortalecer a nuestro alumnado, brindándoles las herramientas necesarias para desarrollar habilidades intelectuales y transmitiéndoles el sentido de logro en la adquisición del conocimiento. Los niños no necesitan pasar (de año) porque no pueden aprender; necesitan aprender para poder pasar, y para eso estamos, codo a codo, para ayudarlos.

La pandemia puede dejar a la educación más debilitada, niños psicológicamente débiles y académicamente menos preparados..o podemos hacer que la misma nos enseñe a tener una llegada más profunda, a derrumbar viejos mitos , a insistir en estrategias de aprendizaje, a incorporar la tecnología que conocíamos pero no utilizábamos, a ser flexibles y creativos.

Por eso trabajamos largas horas; por eso nos agarramos la cabeza. ¿Sera que nos estamos exigiendo mucho?

Posiblemente, pero.. estamos acostumbrados. Es nuestra tarea y nuestra vocación.

A todos los docentes ¡muy feliz día!

Por Jennifer Huggard-Caine – Consejera Escolar