Por Débora Galán
Ya paso un año y dos meses de un gobierno nacional que considera como enemigo a exterminar a los Derechos Humanos que protegen las poblaciones más vulnerables y, aquellas que estaban camino a reparar desigualdades históricas y estructurales como es el caso de las mujeres.
En el marco del Día Internacional de la Mujer, es necesario tomar conciencia sobre los progresos alcanzados, los retrocesos que se están experimentando, pero, sobre todo, dimensionar los discursos peligrosos, los llamados “discursos de odio”, que no son otra cosa que acciones, comunicaciones verbales o escritas que tienen el objetivo de discriminar negativamente, estigmatizar, descalificar o expresarse de manera peyorativa contra un grupo de personas o comunidad, discursos que forman parte del de la comunicación diaria de todo funcionario, funcionaria y altos mandos del Gobierno Nacional, que devienen en consecuencias nocivas en una sociedad que se nota permeable ante el avance de los mismos.
Incumplimiento sistemático de obligaciones internacionales en materia de Género
Todo inició con el proyecto de Ley Ómnibus, luego con la sancionada Ley bases y siguió con avasallamientos importantes nunca antes visto, ya que, lo normal es un avance y no un intento de retroceso.
El saldo es negativo, es decir, es un atropello sobre Tratados Internacionales de Derechos Humanos con jerarquía constitucional, es decir, que están contemplados en la Constitución Nacional en el Artículo 75, inciso 22. En especial la llamada CEDAW (Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer, adoptada por la Asamblea de las Naciones Unidas en 1979).
Desconocer, negar e intentar retrocedes y eliminar políticas públicas, leyes y cualquier acción positiva que haya implementado el Estado Argentino, sin importar cual haya sido el Gobierno de turno que lo haya puesto en marcha por mandato constitucional y como consecuencia de cumplir los compromisos asumidos internacionalmente es una violación sistemática a todo lo antes mencionado. Los compromisos internacionales no son un invento de las mujeres, ni son privilegios de casta, ni vulneran derechos de otras poblaciones o sectores, pero si son, una afirmación del deber de todos los Estados firmantes de dichos tratados o convenciones, de trabajar desde hace más de 3 décadas, en el caso de Argentina, en la erradicación de las desigualdades entre hombres y mujeres y, de trabajar fuertemente en pos de “garantizar la igualdad real de oportunidades y trato”.
El retroceso no solo es con respecto a la población de mujeres adultas, sino contra niñas, adolescentes, adultas mayores y con discapacidad. Las mujeres representan más de la mitad de la población, con lo cual, en cuanto a géneros, son la población mayoritaria pero que, se ve mas afectada por las políticas negacionistas, de ajuste, de precarización y flexibilización laboral, en cuanto a problemáticas habitacionales, en cuanto a políticas de migración, salud y educación, entre otras tantas cuestiones sociales complejas.
La eliminación del Ministerio de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual fue un corte de motosierra limpio y sin dilaciones, con el consecuente recorte y ajuste de políticas públicas que protegían estas poblaciones.
La disolución del INADI, organismo que implementaba la implementación de la Ley Nacional contra la Discriminación, entre otras grandes reformas estructurales, y recientemente para mencionar otro grupo de personas vulnerables, el despido masivo de más de 2000 trabajadores y trabajadoras de todo el país del SENAF (Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia), Secretaría nacional que trabajaba para las infancias y adolescencias vulnerables. Ejemplos del desguace del Estado y de la ejecución de políticas de desfinanciamiento y desprotección de poblaciones vulnerables como parte de la política de la crueldad.
Discursos de odio de Milei en Foro “DAVOS” y la figura del Femicidio.
El año pasado el Presidente Javier Milei dijo que occidente estaba en peligro, que un enemigo era el colectivismo y la justicia social, defendiendo las banderas del capitalismo y el libre mercado, culpando al feminismo de la burocracia del Estado, y afirmando que, ya el creador nos hizo a todos iguales, sin importar el sexo, reafirmando los valores del actual Gobierno, de la vida, la libertad y la propiedad privada. Dirigiéndose al auditorio (colmado de empresarios de todo el mundo) que ellos, eran los héroes y que “ No cedan al avance del Estado. El Estado no es la solución. El Estado es el problema mismo.” Lo dijo, en carácter de presidente del “Estado Argentino”.
En su segunda participación, redobló la apuesta, volviendo a mencionar al colectivismo como sectores ideológicos malignos, en particular el
“wokismo”, dando como ejemplo el feminismo” radical” que según él, distorsiona el concepto de igualdad, y que la igualdad ante la ley, ya existe, que todo lo demás es búsqueda de privilegios.
Lo que siguió a esa introducción fue una exposición por demás violenta, desconocedora de toda fuente de legislación de derecho internacional, derecho comparado, y legislación vigente, derechos y principios consagrados en nuestra constitución, desde sus bases y orígenes.
Atacando los derechos de las mujeres, de las diversidades, de las personas migrantes, refiriéndose como “el cáncer a extirpar”. En un Foro económico mundial, donde este año el lema fue “Colaboración para la Era Inteligente”. Los temas en agenda incluyen la inteligencia artificial, el crecimiento sostenible y la lucha contra el cambio climático,
“Llegamos, incluso, al punto de normalizar que muchos países supuestamente civilizados si uno mata a la mujer se llama femicidio, y eso conlleva una pena más grave que si uno mata a un hombre solo por el sexo de la víctima.
Legalizando, de hecho, que la vida de una mujer vale más que la de un hombre, enarbolando la bandera de la brecha salarial de género, pero cuando uno mira los datos es evidente que no hay desigualdad para una misma tarea, sino que la mayoría de los hombres tienden a profesiones mejor pagas que la mayoría de las mujeres. Sin embargo, no se quejan de que la mayoría de los presos son hombres, ni que la mayoría de los plomeros son hombres, ni que la mayoría de las víctimas de robo o asesinato son hombres y ni que hablar de la mayoría de las personas que murieron en guerras.”
Esta afirmación por demás peligrosa, pone en jaque nuevamente una discusión ya saldada, en una de las reformas más importantes que tuvo el Código Penal de la Nación, que fue la incorporación de los llamados “delitos de Género”. Incorporaron agravantes al delito de homicidio. En el artículo 80 del Código, se tipifican agravantes, es decir, aquellas situaciones especiales que ya sea por la víctima o por el victimario, se agrava el monto de la pena (cantidad de años a cumplirse en la condena). El Femicidio es uno de ellos, pero no con ese nombre sino con la especial circunstancia de ser mujer la víctima del homicidio o sujeto pasivo, y el sujeto activo o victimario, varón, en un contexto de violencia de género. Esto se remonta al 2012, que tiene un correlato de la sanción de la Ley 26.485 de Protección Integral de las Mujeres, sancionada en 2009, que recoge lo acordado entre los Estados parte firmantes de la Convención de Belem do Pará, que avanza un poco más en relación a la CEDAW, que contempló el trabajo en contra de la discriminación hacia las mujeres, esta vez, se reconoce la existencia no solo de la desigualdad entre hombres y mujeres, sino que reconoce que la violencia contra ellas existe y que los Estados deben protegerlas tanto en el ámbito público como en el privado. Es por eso que los Estados que firman Tratados o Convenciones, además de comprometerse con la firma, deben adecuar su legislación interna. Por ello, la 26.485, y la 26.791 que incorpora el femicidio, son consideradas entre otras leyes como la de identidad de género, ley de paridad, ley Micaela, interrupción voluntaria del embarazo y 1000 días, entre otras, son acciones positivas necesarias para erradicar la discriminación, la violencia, defender la vida, la salud y otros derechos humanos fundamentales de la vida de las mujeres, niñas y adolescentes.
Cómo seguimos?
El disciplinamiento es tal que, hasta se debate si hablar de género y diversidad es contraproducente para el contexto de violencia y odio que se vive. El miedo, la desesperanza, generan inacción, parálisis. Una propuesta creativa para salir de este panorama nefasto sería responder con palabras y acciones amorosas, a todas las descalificaciones y disparates incoherentes. Necesitamos pensar entre todas y todos, porque no solo es un problema que afecta a las mujeres y debemos ocuparnos solo nosotras, como sociedad debemos darnos el tiempo de pensar y reflexionar las consecuencias en el presente y a futuro. Necesitamos unir fuerzas y seguir fortaleciendo redes, y aquellas que se hayan roto, remendar, reparar, acercar posiciones, dejar egoísmos de lado, colores políticos, protagonismos a un costado. Es hora de poner un freno, pero donde se convoque desde el lugar mas empático posible, comunicando de tal manera que se entienda que vienen por todos y por todas, sin importar nada ni nadie, que todo tiene solución menos la muerte, y la muerte del Estado, como quieren ellos, es la muerte del ser humano, del sujeto, de la calidad de ciudadano de cualquier persona, el Estado protege de cualquier cosa, funcione bien o mal, es lo que desde hace siglos se acordó en todo el mundo. El Estado organiza, lo contrario es caos, desorganización y la muerte de todos los derechos, de cualquiera que te imagines. Las mujeres estamos en peligro, las niñas y adolescentes estamos en peligro, ya vinieron por nosotras, cuando nos hayan quitado todo, te imaginas por donde seguirán?
Se sigue con organización, siendo concientes de lo que pasa, usando la reflexión propia como arma, la voz y la acción para seguir, para cuando alguien pierda la esperanza, abrazar, contener y seguir luchando por nuestros derechos, por nuestra patria, por el otro, por la otra.