Dilemas del Área Metropolitana

El Área Metropolitana de Buenos Aires es uno de los conglomerados urbanos más grandes del mundo, una megalópolis, una gran ciudad que, en sólo un 0,4% de la superficie territorial del país, concentra alrededor del 37 % de la población, aproximadamente 17 millones de personas según datos de la Fundación Metropolitana, esto representa el 50% del PBI y el 38% del padrón electoral.

El AMBA es la zona urbana común que conforman CABA y 40 municipios de la Provincia de Buenos Aires, muchos de estos partidos, tienen una población mayor que el promedio de habitantes en las provincias argentinas del interior.

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Según datos del Ministerio de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el AMBA se extiende desde Campana hasta La Plata, con límite físico en el Río de la Plata e imaginario en la Ruta Provincial N°6, y recorre una superficie de 13.285 km2. Conforma una Megalópolis en constante crecimiento, por lo que determinar sus límites territoriales, es una cuestión cada vez más compleja.

Hablamos de una concentración de población fenomenal, dentro de la cual, se encuentran municipios con altos índices de hacinamiento habitacional, y deudas históricas en obras de saneamiento e infraestructura urbana. Según datos de la organización TECHO, viven aproximadamente casi 1.8 millones de personas en los denominados “asentamientos de emergencia”, y según datos de la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNSG), hay un total de 819 villas y asentamientos en 25 distritos del Área Metropolitana que incluye a la Capital Federal. Todos estos factores combinados, generan un caldo de cultivo ideal para el flagelo que denominamos Covid-19.

El AMBA está atravesando sus días más difíciles desde la declaración nacional de emergencia sanitaria, aquel lejano 12 de marzo. Las fallas de nuestro sistema político en encauzar una necesaria descentralización urbana, junto con un programa de desarrollo sostenible en el Área Metropolitana, nos demuestran su peor cara: concentra el 90% de los contagios que se verifican en todo el país.

Desde el punto de vista administrativo, el AMBA no tiene la mejor estructura para enfrentar la pandemia. La Provincia de Buenos Aires debe enfocar sus recursos en preservar el sistema público de salud en los 135 municipios de su territorio. En lo que respecta a la administración distrital, Intendentes de municipios de 10 mil habitantes en el interior bonaerense, tienen las mismas herramientas jurídico-administrativas para gobernar sus distritos (y la emergencia sanitaria) que el Partido de La Matanza, con casi 2 millones de habitantes.

Enormes asimetrías administrativas. Estos municipios tienen la misma composición jurídica de base, el Decreto-Ley N°6769/58, la Ley Orgánica de las Municipalidades. Una Ley Provincial que regula las potestades de todos los municipios en las mismas condiciones, estableciendo uniformidad jurídica para distritos muy distintos unos de otros, que no permiten su plena libertad ni la posibilidad de dictarse por sí mismos sus propias atribuciones, cuestión ampliamente debatida en Derecho Municipal como la problemática sobre la falta de autonomía administrativa.

Más allá de las atribuciones federales en virtud de la emergencia sanitaria, y los DNU dictados al respecto, es fundamental contar con herramientas que garanticen cierto grado de independencia administrativa del Gobierno Provincial y Nacional, permitiendo un diseño de la política sanitaria que pueda ser determinada por las propias comunidades y adaptada a sus situaciones particulares. Desde la gestión de gobierno, municipios más libres y autónomos en su política sanitaria pueden facilitar el trabajo de una provincia que concentra el 39% de la población argentina, e históricas dificultades administrativas, propias de su enorme dimensión, tanto geográfica como poblacional.

Por lo tanto, nos encontramos con los municipios más poblados del país, con densidades de población que superan a muchas provincias argentinas, y sin plena autonomía política. Una situación de precarización administrativa que necesita ser abordada por la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires.

Es necesario una reforma estratégica sobre las bases del sistema bonaerense de partidos, que conlleve todas las facetas de la emergencia sanitaria, pero enfocada en una administración más independiente de sus distritos, menos burocratizada y más práctica, una gestión municipal fiscalizada, auditada por los respectivos organismos de control, y que su finalidad sea la mejora del sistema municipal de una Provincia enorme, que no puede perder tiempo en asuntos de burocracia administrativa.

Si esperamos un desarrollo urbano sostenible, en un contexto de superpoblación, precarización urbana y hacinamiento, debemos repensar las bases del sistema administrativo bonaerense, más que nunca en tiempos de pandemia.

Por Dr. Leonardo Güi – Abogado. Docente de Derechos Humanos desde la Perspectiva Internacional, Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas, sede San Isidro, extensión áulica Tigre, Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales. Docente de Instituciones de Derecho Público, Facultad de Ciencias Económicas, UBA.