Dia-V

“Diremos las cosas a medida que las veamos y
sepamos. Y lo que deba permanecer oscuro,
así permanecerá, mal que nos pese.”

Jules Supervielle, La niña de altamar. (1931)

Fui, soy protagonista de una pequeña y fantástica victoria en un campo que se planteó como evento de “guerra”.  Unos a favor de la salud frente a otros, los anti vacunas. A pocos días que en el hospital público se me aplico la primea dosis de la vacuna Sputnik hago una puntuación: ese fue mi Dia-V. Advertido que las políticas neoliberales irracionales trataron de destruir la vacunación de miles, valoro y doy gracias a la ciencia y a la fortaleza del Hospital. A partir del 20 de marzo del 2020, Macri, deseo arrasar con el tejido social, y como un ave de rapiña, volvió atacar a los maestros y las escuelas, a los científicos y la ciencia, a los trabajadores y las fábricas. Nos quiso imponer como natural y moderno, modos   colectivos de sufrimiento y solo formas individuales “meritocráticas” de resistencia a la pandemia. Mientras el “primer mundo neoliberal”, el mamertocrático, se ausentaba, se fugaba: volvía a las alturas desde donde acechar. ¡Nada nuevo!

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Casi todos hemos conocidos personas que han muerto por Covid 19. Aún hay, habrá, amigos y vecinos que perderán la vida y su salud continuara en riesgo, pero al mismo tiempo la acción de los trabajadores esenciales se va haciendo presente, y transforma la trinchera de sobrevivencia “guerrera”, en una realidad civilizada posible para todos y todas.

 Para relanzar los sueños que nos mantienen de pie reunidos enfrentando al temporal viral, abrumador y encerrante, tenemos que hacer bordes entre sus filos inciertos: con los cuidados generales y la vacunación, ya hay un presente que pisa el talón al futuro para volver a celebrar la digna soledad, la amistad, la familia, y la vecindad. Lo hecho este año no fue show, ni circo, fue un logro político y social sostenido por las políticas científicas y solidarias en el mundo real. Empezamos a recibir un “pinchazo” auspicioso en el hospital referencia reparadora en la cultura barrial: ahí, nos reunimos personas de diversos sitios, tiempos y trayectos . No he sido de los primeros en ser vacunado, tampoco soy el ultimo, todos los días la logística popular le da sentido a la tarea humanitaria para que ninguna payasada infame de propios e impropios, intente tergiversar este Acontecimiento

El logro científico político y popular es asombroso y lo celebramos, salvo aquellos que retuercen la realidad gozando de ser cómplices de la mentira sádica de la exclusión, y de los que hacen negocios con la muerte y tristeza ajena. El virus no reconoció fronteras ni fortunas, la maldad humana tampoco. Se pretendió que muriésemos los que teníamos que morir, nos consideraron consumidores-esclavos de servicios obligados a trabajar en medio de la pandemia por un plato de comida. -24/08/20-

El gobierno ante propuestas delirantes, se plantó en que la línea de lucha antiCovid-19 atraviesa todas las tramas y entre ellas estamos El trabajador esencial es la línea sobresaliente. Hacer memoria es un modo de agradecer al personal de sanidad que comparte nuestra alegría en el “pinchazo”, y nos reúne en una política del Estado Nacional Argentino poniendo la Ley a favor de todos-01.03.21-. Ese “pinchazo” nos va permitiendo recuperar la casa, el barrio, el trabajo: un presente entre todos. Lograr traer y producir vacunas y suero transformo un territorio de “guerra” en un espacio de solidaridad entre vecinos: una conversación esperanzada. Hoy, entre amigos y familias la pregunta es ¿cómo te fue con la vacuna?

La política científica, -y aquellos que la hacen posible con su trabajo- debe ser protegida de personas hambrientas de poder económico irracional que quieren arruinarla y corromperla. El neoliberalismo aleja la acción política colectiva e impone soluciones planas, narcisistas y mágicas.

En pandemia, hay, habrá pérdidas irreparables y “daños colaterales”, pero sin duda, se apuesta a recuperar las ceremonias públicas de los cumpleaños, funerales, nacimientos, la contemplación, el aprendizaje, el paseo, o que ir trabajar sea parte del “malestar” en la vida cotidiana; que la ternura y los misterios de la alegría entre todos sea una “realidad efectiva” -17.09.1948- . La libertad es “entre” las personas; es un emergente colectivo, no se produce ni se despliega individualmente.

Por Ricardo Arias – Agrupación Sudeste – Verano 2021