Día Mundial del Medio Ambiente, la juventud se alza por nuestro presente y futuro

Cada 5 de junio se celebra el día mundial del Medio Ambiente, el cual busca concientizar sobre la importancia de la preservación del ambiente natural en este planeta, así como las urgentes acciones que debemos llevar a cabo para restituirle la vida a nuestros ecosistemas que se ven tan afectados desde hace centenios por la acción humana.

De esta forma, el 5 de Junio de 1972 en Suecia, se inició la celebración de la Conferencia Científica de las Naciones Unidas, la cual terminaría destacada en la historia como la primera Cumbre de la Tierra. Allí los países separaron las palabras desarrollo y contaminación, para brindarnos una nueva perspectiva y concientización ante el futuro incierto de la tierra que habitamos.

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“Hemos llegado a un momento de la historia en que debemos orientar nuestras acciones en todo el mundo teniendo en cuenta sus consecuencias sobre el medio”. Explica la Declaración de Estocolmo sobre el ambiente. Además, proclamando que: “Para llegar a esa meta será necesario que ciudadanos y comunidades, empresas e instituciones, en todos los planos, acepten las responsabilidades que les incumben y que todos ellos participen equitativamente en una labor común” .

Así pues, no se trata de una fecha más, sino que viene a recordarnos sobre lo frágil y, a la vez, importante que es mantener un ambiente sano para la subsistencia de todas las especies y formas de vida en este planeta. Esta responsabilidad no reposa sólo sobre los ciudadanos como agentes individuales, sino que nos implica a todos, es decir, tanto a los gobiernos con sus políticas públicas, como a las empresas, organismos privados e instituciones públicas, las organizaciones sociales y las poblaciones con sus acciones conjuntas y unipersonales. La acción coexiste y es transversal, nos implica a todos.

Asimismo, debemos comenzar a comprender la intrínseca relación que poseemos como cohabitantes de este mundo con la armoniosa naturaleza. Debemos iniciar a valorarla como parte fundamental para el desarrollo de nuestras vidas. Incluso nuestra propia Constitución Argentina en el artículo 41 nos explica: “Todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las de las generaciones futuras; y tienen el deber de preservarlo”.

De este modo, ante el actual contexto que atravesamos en la Argentina, donde tiene lugar un modelo productivo que contempla la producción de alimentos con agrotóxicos y fumigación de las comunidades rurales, se abre paso a los desmontes violando incluso la Ley de Bosques, se prioriza la megaminería, subsidiamos la extracción de combustibles fósiles, ignoramos la contaminación de nuestros ríos y continua pérdida de biodiversidad y ecosistemas en un país inmerso en una profunda crisis socio-económica con un 42% de su población bajo la línea de pobreza. Debemos movilizarnos y transformarnos en acción.

Ser activos sujetos de la transformación por un presente que nos garantice un futuro ambientalmente más sostenible y socialmente más justo. Se trata de un futuro donde las generaciones venideras puedan convivir en virtuosa armonía con la naturaleza y, fundamentalmente, donde nuestro modelo de producción y consumo desplace las ambiciosas y obsoletas ambiciones económicas siguiendo un paradigma del continuo y efímero consumismo, para ponderar un modelo económico, productivo y social que priorice la inexorable transición ecológica que debemos realizar.

El futuro está en la naturaleza. En definitiva, debemos redefinir el desarrollo y pensarlo desde una perspectiva de desarrollo humano integral vinculado con los DDHH más fundamentales y mediante un modelo de desarrollo sostenible en intrínseca vinculación y preservación de la naturaleza, de la que todos somos parte.

Desde ese entonces somos millones los que nos unimos creando una comunidad que milita desde todo el mundo esperanzados por un futuro limpio y sostenible. Poco a poco los líderes del mundo empiezan a entender que esta problemática entra dentro de las preocupaciones a corto y largo plazo de los más jóvenes. Hacer valer nuestros derechos es algo que no se debería ni poner en duda.

La juventud está presente y está despierta.

Por Selena Rolón, Josefina Becu y Alexia Ramirez- Prosperar Argentina