El reclamo de los trabajadores era claro: La reducción de la jornada de trabajo a 8 horas. Algo que hoy nos parece normal, que ni siquiera nos planteamos, ha sido realmente el fruto de luchas que costaron muchas vida. Pero fue una lucha que duró décadas y cuya historia no tiene que ser olvidada. Chicago es la cuna de la conmemoración internacional del día de los trabajadores
El 1º de Mayo vencía el ultimatum de los sindicatos mayoritarios, la Noble Orden de los Caballeros del Trabajo y la Federación Estadounidense del Trabajo, para que las empresas implementaran la jornada laboral de 8 horas, y anunciaron que de no hacerlo ese día harían una huelga general. La paciencia se había agotado. Ya habían transcurrido 8 años desde que había sido sancionada la llamada Ley Ingersoll (dictada el 25 de junio de 1868) que estableció la jornada laboral de 8 horas, sin que la mayoría de las empresas la implementaran en sus establecimientos. Chicago era la segunda ciudad de Estados Unidos, vivía la revolución industrial con una masa trabajadora mayormente conformada por inmigrantes, que laboraban en pésimas condiciones y con jornadas que podían llegar a las 12 o más horas. La huelga iniciada el primero de mayo por la jornada de ocho horas estalló de costa a costa de los Estados Unidos. Más de cinco mil fábricas fueron paralizadas y 340.000 obreros salieron a calles y plazas a manifestar su demanda. Pero fue en Chicago donde los sucesos tomaron rápidamente un sesgo trágico que culminó en la masacre de la plaza Haymarket (4 de mayo) donde se habían concentrado más de 20.000 trabajadores. Un artefacto explosivo estalló entre los policías produciendo un muerto y varios heridos. La policía abrió fuego contra la multitud matando a 38 personas y dejando más de 200 heridos.
Varios de los detenidos fueron juzgados en un amañado juicio contra los dirigentes anarquistas y socialistas de Chicago, cuatro de los cuales fueron condenados a morir en la horca, y otros a cadena perpetua y trabajos forzados.
En nuestro país fue durante la Presidencia del Dr.Hipólito Yrigoyen que se sanciona la ley 11.544 que establece a nivel nacional la jornada de 8 horas. Ya Alfredo Palacios había presentado proyectos en igual sentido en el año 1906 que no habían obtenido sanción parlamentaria y es recién con el Presidente Yrigoyen que se plasma en esa ley.
La obtención de la jornada de 8 horas fue así el resultado de décadas de luchas, por ello es importante tener presente lo ocurrido para poder adquirir la total significación de la fecha del 1º de mayo, designada desde entonces como “Día Internacional de los Trabajadores”.
Este 1º de Mayo lo vamos a vivir en especiales circunstancias por la pandemia, en las que el derecho a trabajar se ve limitado, especialmente para quienes no cuentan con un trabajo efectivo, y aún con los que lo tengan, viviendo la incertidumbre de no tener seguridad en cual será su futuro. Es tiempo que los argentinos y especialmente quienes conducen la Argentina actuemos y actúen con responsabilidad. Es tiempo que quienes conducen el país ya superada la pandemia edifiquen un país serio, un país responsable, sin mezquindades, sin luchas estériles, un país honesto, y repito, en definitiva un país serio para adentro y para afuera. En honor a nuestros hijos y de las luchas de quienes no precedieron, ese debe ser el mandato.
Por José A.Recio – Dip.Nacional (mc)
