El 21 de septiembre de 1888, llegaron al país los restos repatriados del ex presidente Domingo Faustino Sarmiento. Cuatro años antes, el antiguo presidente vería su legado cristalizado en la sanción de la ley 1420, de educación pública, gratuita y laica.
El día del regreso del cuerpo de Sarmiento, fue elegido como día conmemorativo a los y las estudiantes. Si bien el legado Sarmiento ha sido el de la formación universal impartida por el estado, hoy los estudiantes nos preguntamos, desde nuestro lugar, hacia donde va la educación que queremos.
El presente educativo tiene grandes desafíos por venir, en esta temporada de cambios que incluyen el inicio de la primavera, el principio del fin de la pandemia y el regreso a la presencialidad en las escuelas, existen interrogantes que la pandemia nos planteó a la hora de re-pensar el futuro de la educación.
Hace casi dos años, antes del inicio de la pandemia, la virtualidad aparecía como la opción de futuro para la educación, la necesidad de relacionarnos a través de las nuevas tecnologías, la flexibilidad en los horarios, y la formación a través del cumplimiento de objetivos de manera despersonalizada.
La irrupción de la pandemia aceleró esta proyección de futuro, y nos forzó a reorientar nuestros esfuerzos en pos de proveer educación pública en el marco de la virtualidad. Sin embargo, los avances tecnológicos que considerábamos infalibles demostraron que resulta indispensable complementarlos con la interacción humana.
Por otro lado, a pesar de la esperanza que representa la vacunación y el gradual retorno a la presencialidad, la pandemia aún no termina frente al surgimiento de diferentes variantes de este virus arrasador.
Es decir, la virtualidad no es suficiente, y la presencialidad a la que estábamos acostumbrados a criticar, no resulta fiable frente al riesgo latente de la suspensión.
Asimismo, el sistema educativo ha cumplido funciones de contención social en determinados momentos. Debemos repensar las herramientas de las instituciones educativas en esta línea, para que la educación sea inclusiva para todos.
En este marco, existen proyectos que podemos revisar en el pasado y re pensarlos para el presente. La secretaria de Política Sanitaria y Desarrollo Humano del Municipio de Tigre, presentó en 2017, otro contexto político y social, un proyecto que apuntaba a contener la deserción escolar desde el deporte en polideportivos, logrando así una doble jornada que apunte a frenar la deserción escolar en tempranas edades.
Es decir, este día del estudiante nos presenta nuevos cambios y esperanzas de futuro. Los y las estudiantes, nos encontramos frente al desafío de debatir la educación que queremos y merecemos para la post pandemia. Este periodo de apertura tiene que ser visto como un momento de reflexión, donde tras debates podamos presentar los proyectos necesarios que incluyan lo mejor de la modalidad a distancia y lo mejor de la presencialidad. Es cuestión de plantear las instancias de participación y de debate, no es un tema menor, es nuestro futuro.
Por Tobias Belgrano – Licenciado en Ciencia Política, Jovenes FR
