Hoy recordamos a Manuel Belgrano, creador de la escarapela y, luego, de la bandera para un ejército que luchaba contra el avance colonial.
Hoy también luchamos para defender a la Provincia, la Nación y la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe por las mismas razones, porque compartimos preocupaciones semejantes. Los pueblos son lastimados por las medidas que se adoptan mientras convivimos en la diversidad y nos respetamos, creemos en la lucha contra la desigualdad.
Belgrano, abogado, político y economista que llegó a tomar las armas para defender la Patria de la invasión colonial, fue de los que vio en la educación pública una de las herramientas fundamentales para construir una nación soberana. Fue un hombre comprometido y de realizar acciones concretas, como la fundación de la escuela de la ciudad de Tarija, que hoy lleva su nombre. Por otra parte, sus bienes y la recompensa en dinero que le otorgaron, se utilizaron para esa y otras instituciones pensadas en la rudimentaria comunidad argentina de su tiempo.
Años más tarde recuperamos su legado en la época en la que se anunció la suspensión de los aranceles universitarios y la enseñanza comenzó a ser absolutamente gratuita para los argentinos y para aquellos que quisieran habitar nuestro suelo, siendo así como llegaron estudiantes de América que aprovecharon varias universidades públicas creadas en los últimos años, fortaleciendo la Patria grande, hasta que los fondos reservados para la educación fueron desviados por intereses mezquinos.
El mundo está dado vuelta y llegó el momento de actuar como lo hicieron antaño nuestros próceres, héroes máximos de la Nación que velaron por el bienestar de nuestros pueblos. Buscaron el deber en lugar de la vocación como lo hizo el creador de la bandera, símbolo de identidad de los argentinos, que sintetiza el objetivo de todos los que luchamos por una Argentina grande, libre, soberana y justa.
Recordamos a Belgrano festejando su gran victoria, la creación de la insignia patria enarbolada por primera vez el 27 de febrero de 1812, a orillas del río Paraná. Hoy reivindicamos sus ideales y sus convicciones de lucha por la patria, por medio de la política y del Estado para tener pueblo y nación. La Nación como identidad de los argentinos y el pueblo como protagonista inamovible de esa nación representada por la democracia. La historia se escribe en cada barrio, en cada pueblo, en cada provincia. El Estado debe estar presente en cada necesidad porque donde hay una necesidad nace un derecho.
Belgrano abogó por la libertad y la independencia y de allí que su manto celeste y blanco cubre a miles de trabajadores de todo el país para que el pueblo no sufra, para que proteja a quienes no tienen trabajo y luchan con dignidad para vencer el hambre y la pobreza. Que sea el mismo manto que cubra a los excluidos de la patria y nos aleje de las políticas heredadas, aquellas que buscamos abandonar para no repetir: la de una patria dominada por capitales extranjeros sin bandera.
Sabemos que las banderas son instrumentos de señalización e identificación pero también abarcan el sentido, sentimientos, emociones, historias, presentes y futuros. En algún punto, reflejan nuestros deseos, son el resultado de pactos y convenciones, Son una mezcla de tradición y de esperanza.
Alrededor de cada 20 de junio, a miles de estudiantes de 4to grado les toca ser protagonistas al hacer su promesa a la bandera. En ella, los y las estudiantes prometen defender los valores que representa la insignia patria: libertad, igualdad y solidaridad.
A los jóvenes argentinos en esta fecha los invitamos a cumplir el mandato histórico de completar la independencia que iniciaron Manuel Belgrano y José de San Martin. Que comencemos por liberar la República de toda influencia de poder foráneo, solo servidor de sus propios intereses. Que los colores celeste y blanco de nuestra bandera recuerden las glorias, las tradiciones de la patria e impulsen el valor y la decisión de defenderla con trabajo, sin tregua y sacrificio sin límite.
Por María Teresa García – Senadora bonaerense