En un nuevo aniversario de la Declaración de la Independencia de nuestro país, aún nos quedan muchos pasos en el camino hacia la libertad. Frente a la pandemia global del “sálvese quien pueda” les comparto algunas reflexiones.
En los últimos años, caló hondo en la región el discurso de la meritocracia que vino acompañado de la desintegración de los mecanismos de protección social y la reinstalación del modelo neoliberal. Personas con discapacidad sin sus pensiones, jóvenes sin acceso a la tecnología y a becas de continuidad educativa, mujeres sin programas de asistencia contra las violencias y la destrucción de miles de puestos de trabajo entre otras políticas. Las personas mayores por su parte vivenciaron el fin de la Ley de Movilidad Jubilatoria, de las moratorias previsionales y como corolario el desguace paulatino de su obra social, el PAMI.
Todas estas medidas impactaron en las familias argentinas, que mientras vivenciaban con mucha angustia no poder cumplir sus proyectos, les explicaban por la televisión que aquellas promesas por las que habían accedido al poder no se iban a poder cumplir y que para poder salir adelante, debían hacer mérito.
Vivimos en un periodo corto de tiempo dos modelos muy distintos en nuestro país. Recuerdo que en el año 2014 cuando estaba cursando en la Universidad de Buenos Aires el primer año de la carrera de Trabajo Social recibí por primera vez la beca PROGRESAR recientemente lanzada. Tenía en mis manos el acompañamiento de un Estado que consideraba valioso que los jóvenes estudien, progresen y aporten al desarrollo nacional.
En el 2019, la sociedad decidió cambiar el rumbo y junto al gobierno de Alberto y Cristina asumimos la tarea de reconstruir el PAMI. Cómo titular de la agencia de Gral. Pacheco observo día a día el impacto en la calidad de vida que tienen políticas como la de medicamentos gratuitos que instrumentó Luana Volnovich en la obra social.
La construcción de un Estado con perspectiva de derechos es el que permite realizarnos, porque solo en igualdad podemos elegir. “Libertad para mi y que se joda el resto, no es libertad”, decía Cristina hace algunos días, elijo pensar que la libertad que tenemos que construir es la del “nadie se salva solo”, porque nadie se realiza en una comunidad que no se realiza.
Por Nicolás Seibelt – Director PAMI Gral. Pacheco
