Por Ricardo Arias*
La realización de las VII Jornadas de Atención Primaria de la Salud en Tigre cuya convocatoria fue “De vínculos, territorios y comunidades” recordé que en la Red Asistencial de los CAPS de Tigre, desde 2010, se implementó el dispositivo llamado TANGO con los aportes de prestigiosos sanitaristas y también en la experiencia política y literaria de Rodolfo Walsh que fue vecino de Tigre en los 70. TANGO sirvió como herramienta de capacitación para el personal de los equipos y los vecinos, con el objetivo de construir y actualizar las prácticas en salud comunitaria, donde el trabajo grupal e institucional fue fundamental. El enfoque participativo permitió definir el territorio y los vínculos con todos los centros interviniendo de manera simultánea desde su propio lugar cotidiano y barrial particular y en el general de Tigre.
1 – El dispositivo TANGO recibió ese nombre porque, al igual que la danza, propuso una cercanía y una relación emocional activa entre los participantes. Los encuentros diligentes en TANGO superaron la fragmentación clásica de los servicios “descentralizados” de la administración central y las capacitaciones en salud cada cual puesto a la buena de Dios. En su implementación, evidenció los obstáculos y las dificultades de acceso para los usuarios y de la Dirección para usar eficientemente los recursos disponibles. Su enfoque buscó desde las bases profesionales un sistema de transmisión respetuoso, descentralizado y rizomático hacia y desde la singularidad del trabajo personal y colectivo, resolviendo los descuidos que ponían en riesgo las acciones asistenciales de una dirección central burocratizada.
TANGO buscó un lenguaje vincular sencillo que superara el discurso médico tradicional y comercial hegemónico, clasista y misógino, que se infiltra en el ejercicio cotidiano en el sistema de Salud Pública de gestión Estatal. Intentó estimular la producción actualizada del sentido político, sanitario y público de manera compartida y abierta, promoviendo la resolución de resistencias institucionales inevitables. Se dio importancia a la conversación de todos los implicados y se revitalizó el valor de la escritura, la escucha y el arte en cada acto de salud situado. Cada semana se realizaron cuatro capacitaciones presenciales en todos los Centros de manera simultánea sobre temas pilares en APS. Se creó un territorio en salud amplio en interrogantes, ambivalencias y cuestiones a resolver con los pacientes desde diferentes ángulos y perspectivas en tiempo real. Todos participaron “liberando” horarios de atención al público, sin demagogia de “instituidos” y “recién llegados”.
Se formó un modelo territorial robusto e intenso, comprometido en todas las direcciones y sentidos, que a través del trabajo grupal -psicodramático- posibilitó la reunión de múltiples acciones corresponsables. Estas, aunque usualmente consideradas aisladas, como la conversación, la salud, el arte, la escritura, la memoria y la historia, atravesaron rivalidades y acuerdos institucionales, con inclusión de los vecinos transformando el “terreno” en Territorio. Este hecho cultural popular – entre todos y todas- tuvo una potencia cooperativa en la salud pública, permitiendo reunir palabras, conceptos y acciones en los encuentros de cuerpos bien apalabrados, dando sentido colectivo, plural y político a la experiencia de vínculos en salud social manifestados en síntomas descritos ideológicamente sin base científica como individuales. TANGO fue una conversación clínica y hospitalaria entre todos los participantes del acto médico, sin requerir unanimidad ni borrar diferencias. Fueron actos públicos contextualizados, visibilizando las singularidades de cada sitio y discurso barrial. Se usaron pasillos, salas de espera, cocinas, aulas y patios para reuniones apoyadas en la elaboración continua de lazos de amistad, ternura, confianza, solidaridad, sensibilidad e inteligencia para resolver rivalidades exageradas por pasiones tristes.
Así la red de CAPS fue un territorio de sueños, gestos y discursos, cuya motivación principal es inscribir cada frase, escena y síntoma en el marco político institucional sanitario que da lugar a la intersubjetividad responsable.
El centro de salud, hospital y municipio son las encrucijadas propicias de repetición y circulación de significaciones y elaboración colectiva. En ese sitio, la salud es otra producción cultural que surge desde los barrios, de la reunión entre la teoría abstracta escolástica y la práctica clínica. Cada participante cuenta su historia en ese otro registro institucionalizado: las reuniones de equipo y la formalización se transforma en una historia clínica. Son relaciones simbólicas que crean territorios y vínculos más o menos estables, como el litoral del delta.
2 – Vivir para contarlo
Se comprobó, como un síntoma privilegiado de lo institucional, que los textos de la Historia clínica no esconden nada. Todo es legible por presencia, ausencia y omisiones. El texto H.C. es pluricausal y distribuida en toda la superficie social e histórica de la práctica médica. Así sucedió en el “dato” buscado por Rodolfo Walsh en una historia clínica hospitalaria, que es el núcleo de su texto “Operación Masacre” escrito en Tigre publicado en 1957, por el cual se resuelve el enigma oculto en la voz anónima de “hay un fusilado que vive” escuchada “por R, W. Fue en el despertar de una ética que Walsh construyo un modo de escucha y escritura, creando un Territorio social histórico desde circunstancias silenciadas y ocultas por un Estado represivo y violento: los Fusilamientos en los basurales de León Suarez. Un “dato” en una H.C. fue la mínima huella temporal del ingreso de un sobreviviente que quedo en el registro de pacientes del Libro de Guardia de un pequeño hospital del conurbano bonaerense. Dato clínico significativo- marco un antes y después- de la legalidad estatal para quien pudiera leerlo y replantear una historia política inesperada. A partir de esa experiencia Walsh advirtió que donde él escribió “investigue” debía decir “investigamos”; donde dijo “escribo” debía decir “escribimos”. Este modo vincular de su trabajo de análisis cambió la historia que involucró a millones de argentinos y argentinas: un efecto de escritura y lectura contextualizada de la H.C. Estas son Historias de vida, curación y muerte a partir de una escucha atenta del enfermero y médicos que alojaron en el hospital al “fusilado que vive” y la valentía de “hacer lugar” a lo marginado. R.W nos recuerda la responsabilidad Sartriana que subraya el compromiso con el Otro para edificar un proyecto de vida Comunitario en Libertad.
Para elaborar con ese Otro el territorio y “contar el cuento” y las historias que incluyen el misterio y lo extraño es necesario contar desde una práctica ética que surge con la experiencia -un darse cuenta con otros- en el territorio de salud. Siempre es un trabajo cooperativo y valorado de lectura, resolviendo tentaciones y sometimientos a prepotencias y arbitrariedades. La H.C. narra un drama de escucha y reescritura en el tiempo grupal. Los sobrevivientes de la Masacre de León Suarez de 1956 construyeron su historia con Walsh y Enriqueta Muñiz.
En 2010 junto a otras experiencias y aprendizajes el TANGO propuso un cambio de lugar, pasando de basurales y marginalidad a historiar el Territorio, con investigación crítica, reuniéndose con vecinos y profesionales desde sus demandas heterogéneas y mezcladas. Evitando consignas repetitivas de resistencia a la creatividad y eficiencia clínica,
Fue importante el “terreno”: en un trabajo de conversación grupal, y conceptualizar lo atinente al “Territorio” para desplegar la “clínica” de la escena dramática cuyos detalles obstaculizaban la tarea. “También Walsh escucho “le van a decir que no vive ahí, pero está ahí” -le dijo una niña del barrio- Escucho involucrando en resonancias corporales y vinculares para que cada detalle ilumine las sombras – a veces cándidas- totalitarias.
Las practica CAPS de Tigre con sus efectos de sentido real y ficcional, siguen dando gráfica a la cultura en salud. Y continúa contando la vida y la Historia popular de los que habitan y trabajan en ellos.
*Ricardo Arias.