Por Juan Martin Tito*
Cuando se habla de la palabra trabajo en los debates públicos siempre se hace en los mismos términos: Cuánto baja y sube el nivel de empleo, o cuánto sube y baja el salario real. A partir de ahí, o le echan la culpa al empresario de no subir los sueldos, o le echan la culpa a los trabajadores de no querer ir a trabajar. Un sin sentido del cual los políticos de turno sacan rédito y esconden a los verdaderos responsables: Ellos y su incompetencia.
Permítanme ponerles un ejemplo: Hace algunos días se empezó a hablar en los medios de que “El empleo es alto pero los trabajadores cobran poco”. Unos les echaron la culpa a los empresarios y los acusaron de no distribuir ganancias. Otros, le echaron la culpa al dólar y a la inflación. Pero ninguno habló de que en Argentina el Estado se lleva entre el 30 y el 50% de todo lo que ganas. Una de las mayores cargas impositivas del mundo. Y eso no es lo peor de todo. Como si fuera poco tener a una de las mayores cargas impositivas del mundo la nuestra es regresiva. O sea, son los trabajadores los que terminan asumiendo toda esa carga.
Esto se puede ver de manera muy sencilla con el IVA (Impuesto al Valor Agregado). Un impuesto que se lleva el 21% de todo lo que compramos. Si gastaste 10 mil pesos en el supermercado, más de 2.000 pesos se los lleva el Estado. Una locura que la termina pagando el consumidor final, los trabajadores.
¿Y cómo se defienden los políticos de esto? Te dicen que en Europa se pagan más impuestos. Y tienen razón: En Noruega, Suiza, Alemania, Japón y muchos otros países se pagan los mismos o más impuestos que en nuestro país. Pero esto nos lleva a otro problema: ¿Cómo están los hospitales en Alemania? ¿Cómo están los colectivos en Suiza? ¿Cómo están las calles en Japón? ¿Cómo funciona el tren en Noruega? Acá, en Pilar, si vas a las 7 de la mañana a la estación, vas a ver como los laburantes prácticamente saltan del tren en movimiento, llegan a las vías y salen corriendo a tomar el colectivo que se les va. Es una imagen que impacta y al mismo tiempo te entristece. En un país donde el Estado se lleva casi el 50 % de lo que ganas al mes, como mínimo tenemos que esperar poder viajar sentados en el colectivo o en un tren; no estar preocupados por el estado de las calles; e ir tranquilo al hospital sabiendo que me van a atender rápido. Podemos estar todo el día así, pero no vas a ver a ningún espacio político, además del liberalismo, poniendo este debate sobre la mesa.
El laburante paga la joda y encima se queda a limpiar. Es hora de hacer un cambio de verdad. Recuperemos la libertad de elegir en qué queremos gastar nuestro sueldo. Dejemos de decir feliz día trabajador y empecemos a hacer los cambios que realmente hacen falta para que esos laburantes vivan dignamente.
Trabajador, gracias y perdón.
*Juan Martin Tito – Concejal Liberal de Pilar