Con las PASO en duda, Kicillof apura a la Legislatura para definir el calendario electoral

Por Martin Szmukler

Axel Kicillof juega sus fichas en el tablero electoral bonaerense con una movida que deja en claro su estrategia: al convocas a las PASO para el 13 de julio, presiona a la Legislatura a que las suspenda. No es un gesto menor. El gobernador firmó el decreto porque la ley lo obliga, pero en los pasillos de la gobernación nadie oculta que el verdadero objetivo es que el 27 de marzo los legisladores den de baja las primarias y habiliten un esquema más conveniente para el oficialismo.

brickel

El dilema es claro. Si la Legislatura no suspende las PASO el 27 de marzo, en julio los bonaerenses irían a votar en primarias y el 26 de octubre habría elecciones generales concurrentes con las nacionales. Esto significaría que ese día los ciudadanos deberían ingresar a dos cuartos oscuros diferentes para emitir su voto, complicando enormemente la logística del acto eleccionario y el posterior escrutinio. Desde la gobernación advierten que, si la carga de resultados se demora —algo que parece inevitable—, en menos de dos horas la oposición estaría gritando fraude.

Detrás de esta jugada hay un trasfondo político evidente: “En el peronismo está todo roto” dijeron desde la gobernación y Kicillof sabe que las PASO pueden convertirse en una trampa para su propio espacio. El kirchnerismo duro presiona para que haya internas, mientras que el gobernador y la mayoría de los intendentes prefieren evitar esa instancia. La apuesta es clara: suspender las PASO y llevar la elección provincial a fin de agosto, desdoblándola de la nacional que ya está programada para el 26 de octubre.

Desde la gobernación justifican la firma del decreto con un argumento técnico: la ley vigente lo obliga a hacerlo antes del 4 de abril para garantizar los tiempos administrativos y logísticos. Sin embargo, en los despachos de La Plata reconocen que la movida también busca meterle presión a la Legislatura para que defina rápido y no deje correr los plazos. En otras palabras, Kicillof patea la pelota hacia el recinto y espera que los legisladores hagan el trabajo de enterrar las PASO, como ya paso en CABA y la Nación.

La sesión del 27 de marzo será clave. Si peronismo no se pone de acuerdo, las PASO se harán en julio y el calendario electoral se convertirá en un dolor de cabeza para todos. Si en cambio avanza la suspensión, Kicillof habrá logrado su objetivo y se abrirá un nuevo escenario de negociaciones de cara a la elección general. En cualquier escenario, queda claro que la jugada de Kicillof no es casual: es un movimiento estratégico en un tablero donde cada decisión altera el desenlace.