La reciente firma del Acuerdo Acuerdo Federal de la Hidrovía Paraguay-Paraná reavivó la iniciativa que promueve avanzar con la construcción del Canal Magdalena, que permitirá a los buques una salida directa al mar desde los puertos fluviales y viceversa. Hoy la salida al mar a través del Río de La Plata enfrenta distintos inconvenientes que generan mayores costos operativos al comercio exterior. Los sectores involucrados se han expresado a a favor del mencionado proyecto resaltando que dicha iniciativa resultaría sumamente favorable desde un punto de vista geopolítico y de la soberanía logística de la Argentina.
El proyecto busca que el Canal de Navegación Magdalena sustituya al Canal de Punta Indio utilizado actualmente, ya que este último es un cauce antinatural prácticamente en sentido perpendicular a la dirección de la corriente en el Río de la Plata y al flujo y reflujo de mareas, mientras que el Canal Magdalena es un canal natural a profundizar.
Resulta evidente que los costos de mantenimiento de dragado serán considerablemente menores en el caso del Canal Magdalena.
Los estudios preliminares descartan la posibilidad de encontrar materiales como rocas ígneas o cristalinas, como es frecuente en la costa uruguaya, y se destacan las ventajas al comparar las condiciones de profundidad, traza, diseño, sedimentación y características de los suelos.
Son coincidentes en determinar que por las razones técnicas y geopolíticas analizadas resulta conveniente la ejecución del Canal Magdalena para la salida natural del Río de Plata al Mar Argentino.
La nueva traza potenciaría de manera importante el Puerto de La Plata, impulsaría el desarrollo de la costa fluvial y marítima de la Provincia de Buenos Aires, permitiría un mayor grado de complementariedad con los puertos de Quequén y Bahía Blanca agilizando y optimizando los costos del comercio exterior.
Resulta prioritaria su implementación dado que permitirá un importante ahorro en los costos de dragado, balizamiento y mantenimiento del tramo del Río de la Plata en beneficio de la actividad productiva de nuestro país.
Las evaluaciones preliminares indican que el impacto ambiental no es severo, siendo la disposición de sedimentos de los trabajos de dragado el principal tema de preocupación.
Si bien no hemos podido acceder a informes desfavorables, hay algunas voces que se alzan en contra de este proyecto. No es ninguna novedad encontrarnos con personas que anteponen al bien común y lo nacional sus intereses individuales o que representan intereses privados y mayormente de las grandes multinacionales.
La realización del Canal Magdalena nos posiciona frente a un amplio rango de beneficios estratégicos y económicos. Podremos incrementar el ingreso de divisas por la prestación de servicios conexos a la operatoria, integrar nuestro país en un corredor fluvial – marítimo, estimular el comercio de cabotaje nacional en pos de desarrollar una flota de bandera, ausente desde el desguace sufrido en la década de los noventa., impulsar la industria y el empleo nacional.
Resulta imperiosa la definición política del modo en el que nuestro país moverá de sus cargas de importaciones y exportaciones. Se nos presenta la posibilidad logística de realizarlo directamente a través de puertos nacionales sin delegar a otros países esta operatoria estratégica.
Por Pablo Garcia Arrebola – Agrupación Sudeste – Primavera 2020