La sociedad Argentina creció entre el estudioso que no pudo llegar, el acomodado que tiene todo y el oportunista que llega cual paracaidista y logra lo que otros con tiempo y esfuerzo no logran.
La meritocracia en Argentina esta devaluada, la palabra esta devaluada, la inteligencia y la capacidad esta devaluada. Vimos en estas semanas como el ser famoso te posiciona como candidato a Diputado, Senador o Concejal. Vimos como muchos otros pasan de ex intendentes a posibles senadores, o ex funcionarios a posibles diputados. No nos olvidemos de los mediáticos que en un abrir y cerrar de ojos pueden ser excelentes funcionarios, o por lo menos cobrar sueldos excelentes.
Hace ya un tiempo conocí a una persona cuyos antepasados bajaron del barco como se dice, parafraseando el Presidente de Europa y no de la selva, y me contó como era la diferencia de clases en esa época. Solo bastaba haber traído un colchón donde dormir te hacía rico a diferencia del otro que descansaba sobre la madera dura del barco y de la pieza en el conventillo al llegar a Buenos Aires.
También como la viveza a la hora de repartir tierras, donde el mas vivo alambraba simple y lograba mas tierras y el otro que por seguridad alambraba doble y se quedaba con la mitad.
Bueno, nada cambió.
Hoy, aquel que tenga un “colchón” (padrino político) es mas que otro que puede tener uno o varios títulos de Licenciatura, de Gestión , de manejo de grupos, de docente, de cualquier cosa ligada a mejorar la calidad institucional en nuestro país.
Tampoco cambió el ser mas “vivo” a la hora de aparentar y como se dice : “vender humo”, pretendiendo ser o tener un armado y conocimiento político y territorial para el beneficio de los vecinos.
Porque no nos olvidemos que en todo esto el que pierde siempre es el vecino que no encuentra una solución a su problema, el chico que va a estudiar en una escuela pública, el empleado que no puede progresar, el comerciante que vende menos y lo ahogan con impuestos y todos los que estamos a la hora de pagar esos impuestos, pero no recibimos otra cosa del Estado que mentiras y engaños.
Triste lectura de la clase política argentina, que solo ve acuerdos convenientes para perdurar o potenciarse en sus cargos a costo de muchos que realmente se prepararon intelectual y académicamente para desarrollar un potencial que queda relegado al dueño del “colchón”.
Por Adrian Rivera – Consejero Escolar de Tigre