El país estaba sumido en una crisis económica insostenible, sin reservas en el banco central, con una inflación que rondaba el 3.000% anual y una deuda externa imposible de pagar.
Con la finalidad de poner un freno a la hiperinflación y estabilizar la economía se aplicó un plan económico cuya principal característica era la posibilidad de convertir el peso con el dólar a un valor de paridad.
Aquel plan por sí solo no sería suficiente para estabilizar la economía y fue necesario encarar un proceso de modernización del estado basado en el cierre y/o privatización de sus empresas, también se avanzó en la reestructuración de la deuda externa mediante el ya célebre plan Brady. El mismo consistía en un estiramiento de los plazos de pago, canjeando bonos que en algunos casos recibieron una quita en el capital adeudado. Las reformas encaradas permitieron estabilizar la economia, la inflación en pocos años paso a no superar el 3 % anual y la Argentina recibiría importantes inversiones de capitales extranjeros. Desde el punto de vista de la macroeconomía estos años fueron muy prósperos, aunque la parte negativa de esta historia estuvo centrada en la apertura comercial que provocó la desaparición o achicamiento de numerosas empresas que no pudieron competir con los productos importados. Si bien los primeros años tanto la pobreza como la desocupación cayeron considerablemente el país afronto varias crisis que fueron complicando las cosas. En 1995 la crisis mexicana complicó las cosas para la Argentina que ese año sufrió una fuerte caída del PBI, los años siguientes hubo una recuperación aunque el empleo empezó a crecer de manera ininterrumpida. Ya para el final del mandato de Carlos Menem el país entró en resecion, el desempleo estaba en un 18% y la pobreza era récord.
Los siguientes años, ya con Fernando De La Rúa cómo presidente, la situación económica empeoraría considerablemente, terminando en una crisis que acabaría definitivamente con el modelo de convertibilidad aplicado por Domingo Cavallo a principios de la década del 90.
Argentina volvería por la senda del crecimiento por el año 2003, en el gobierno interino de Eduardo Duhalde, luego de haber entrado en cesacion de pagos de su deuda externa y de iniciar una feroz devaluación. Las razones de la rápida recuperacion de la economía se pueden encontrar en el bajo piso que tenía la misma luego de la crisis de 2001, la utilizacion de la capacidad instalada de las empresas estaba en números muy bajos y rápidamente los motores del crecimiento pudieron ponerse en marcha. El 25 de mayo de 2003 Néstor Kirchner asumiría la presidencia del país, aquellos años la economía seguiría creciendo fuertemente y se encararía una nueva renegociación de la deuda externa, está vez mucho más compleja por la diversidad de actores que poseían bonos argentinos. A pesar de esto la negociación fue relativamente exitosa aunque quedaría un remanente de deuda que traería futuros problemas al país. Es fundamental destacar que las razones que nos permitieron crecer a altas tasas durante 8 años, de 2003 hasta 2011, están relacionadas directamente a factores como los precios excepcionales de las materias primas que el país y sus socios del Mercosur exportaban, lo que a su vez redundaba en una mayor demanda de bienes industriales de los países vecinos (principales compradores de estos). Una balanza de pagos superávit aria permitiría al país aplicar una política interna expansiva, en la cual el consumo se transformaría en el principal motor del crecimiento.
Sin embargo, la economía basada en el consumo empezaría a encontrar sus primeras piedras en el camino una vez que los precios espectaculares de las materias primas empezaron a caer. El gobierno de Néstor Kirchner y principalmente el de su sucesora, Cristina Kirchner, empezaron a expandir irresponsablemente el gasto público del estado, la inflación empezó a crecer fruto de las inconsistencia entre el crecimiento del consumo, el déficit fiscal y la emisión monetaria para financiar el creciente gasto. Para el año 2011 Cristina Kirchner instauró un cepo cambiario que limitaba considerablemente la compra de moneda extranjera, era la única salida para evitar que la falta de dólares sumergiera al país nuevamente en una crisis de balanza de pagos.
El 10 de diciembre de 2015 asumiría la presidencia Mauricio Macri, quien cómo eslogan de campaña decía que bajaría la inflación, reduciría a cero la pobreza y acabaría con el cepo cambiario. Macri es un presidente de inclinacion liberal, que gozaba de la simpatía de los mercados. Durante los primeros años de su gobierno empezaron a corregirse distorsiones macroeconómicas como las tarifas ridículamente bajas de los servicios públicos, se acabó con el cepo cambiario y se inició un proceso de incipiente apertura de la economía. Sin embargo finalmente el gobierno de Macri hizo agua por todos lados, la inflación se duplicó con respecto a la era Kirchner, la pobreza creció y la crisis de deuda terminó siendo la frutilla del postre. Macri comenzó su mandato prometiendo reformas que nunca pudo encarar, intento sostener un gasto público creciente emitiendo deuda en lugar de atacar la raíz del problema que es la reducción de ese gasto.
Finalmente, cómo conclusión, podemos decir que los problemas argentinos tienen como principales factores a la necesidad de ajustar el gasto público a niveles razonables, mejorar las exportaciones y atraer capitales para evitar las recurrentes crisis de balanza de pago que vive la Argentina y que nos llevan a un cataclismo económico que se repite constantemente.
En resumidas cuentas, la Argentina vive más allá de sus posibilidades y mientras no se entienda esto seguiremos atravesando las mismas crisis.
Ojalá está sea la última temporada de esta serie de terror.
Por Lucas G. Lopez – lucasgastonlopez@gmail.com