Amor, peronismo y foto

Llevo en mis oídos la más maravillosa música, que, para mí, es la palabra del pueblo argentino – J.D. Perón. 12 junio 1974

La guerra no excluye la paz. ¡Decid lo que quieras! No hay nada como la guerra. Cuentan que acaba con los más débiles, pero estos también revientan cuando hay paz – B. Brecht. 1937

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El peronismo es a la vez incorregible y muy atractivo – Ricardo Piglia. 2012

Estoy con mi amiga de Nordelta. Es domingo, nos encontramos en la YPF de siempre, al borde de la ruta. El playón de los surtidores es atravesado por la neblina de la mañana fresca, hay poco movimiento. Solo llega el áspero ronroneo de los pocos autos en la ruta a modo de música ambiental. Nos sentamos afuera en la terracita, cómodos y, según protocolos de época pandémica. Los cafés promueven el estar bien.

Poniendo edulcorante al café puse el tema: amor y fotos. Las y los peronistas citamos con frecuencia al amor: promovemos una política del amor, sostenida por el amor, dirigida por el amor. Y, a veces, tan mal, desarticulada por la foto “amor”. Es una política de lucha y esfuerzo imaginativo de empeñarse en mantener el amor dentro del discurso político -Soberanía, Independencia, Justica social- y, que esto sea una afirmación fundante no es para cualquiera.

 Me recuerda, el amor es algo intratable, incorregible, y esta sostenido por un nosotros y un ellos. Pero hay otros “Ellos” y “Nosotros” que simulan el amor y afirman el odio. Propone evitar hablar de esos “ellos”. Los caracteriza como reaccionarios conservadores defensores de una identidad fracasada y trivial. Efecto de una economía burguesa del hartazgo.

Escucho: los y las peronistas somos conversadores; imponen, buscan, sugieren, opinan dirigiéndose hacia un “otro”. Y esta es una de las figuras del “Pueblo”: una pluralidad de “otros”; que entre-amádos se hablan y marchan con música de tango, cumbia villera o rock, y todes reunidos en la voz musical personalísima de Evita o Perón, que hablan de modo visible, asambleario, de la felicidad y de la Patria. Lo “nuestro”, se incluye, es el abrazo con ese “otro” singular que es siempre “otros” próximos, donde se juega parte de un todo fantasmático, un cuerpo a cuerpo a flor de piel, deseo y necesidad, siempre discursivo y movedizo, vital; también haciéndose cargo de las tragedias.  R. Walsh. 1957

El tiempo histórico dramático y en disputa, creo los mitos de Perón, Evita, la Resistencia Peronista, las Madres y Abuelas, Néstor y…el Che…el Diego y…” que dan anclaje y encrucijada a la acción enamorada. El Pueblo hace su trabajo militante de enamorado leal que a veces vive infidelidades circunstanciales, a veces trágicas.

Esos perfiles, las figuras de los amados por los peronistas, despiertan deseo, entusiasmo, creatividad, vínculos de trabajo militante que, tratando de volver al momento de un mítico encuentro renuevan la esperanza de concretarse en: ¡Volveremos! de un continuo presente y sin repetición.

Y, siendo cuerpos bien apalabrados, se consolidan por fuera del lugar de la cínica “lógica científica” meritocrática y del marketing ladrón de presentes y futuros. El Pueblo en su enamoramiento, aun con sus NBI -necesidades básicas Insatisfechas- damos visibilidad a la lucha deseante de felicidad por fuera del mercado esclavista y sus espejitos de colores.

Con letra, entusiasmados por la conversación, ella y yo, seguimos sin entrar en los chismes y las fotos alejadas de la política real que viene del territorio popular. Hay otro café.

La Felicidad del Pueblo – la Justicia Social- es valorar la espontaneidad, la alegría, la solidaridad, la confianza, la esperanza, en un vínculo conversatorio con otros y otras que se realiza y a veces “llega tarde donde nunca pasa nada”. J.M. Serrat. 1981. Pero– interrumpo– el peronista es un “luche y vuelve” setentista, un 45 continuo, un 2003 de sentimientos, palabras, música, valentía, acciones que, como el entusiasmo original, no se repite; pero insiste y resiste descubriéndose dispuesto a recomenzar luego de cada derrota, error y logro. Su sitio de construcción es en el “entre” privilegiado de la vida popular.

Mi amiga me advierte: que con cada entusiasmo “populista “compartido está el “Ni vencedores ni vencidos” de Lonardi 1955, cuando sermonea esa consigna desde un saber hipócrita y cínico, en donde algunas instituciones aparentando ser razonables, solo fueron y aun lo son, contratados por el sistema económico, para acorralar, reprimir y asesinar a los laburantes e impedir, por cualquier medio, la consolidación de la realidad política democrática.

El amor no se negocia, ni se renueva por contratos bananeros individualistas. Yéndonos, ella insiste elevando la voz: Cuando lo intentan, es farsa y tragedia exigiendo rigidez de coherencia fotográfica inmóvil de campo santo.  

En el peronismo, cada integrante es el Pueblo, y es el máximo protagonista de una experiencia política colectiva, donde tiene su lugar utópico afirmativo, y la responsabilidad ética del presente político.

Por Ricardo Arias – Alba Fiorito – Agrupación Sudeste – Invierno 2021