Mauricio es Macri – Junio 2007- N.K.
Alberto que es Fernández: es el presidente que no está por arriba ni por fuera de la Ley.
En un momento en que tantos estaban agotados por el caos y la maldad de la política neoliberal – esta vez macrista-, Fernández prometió estabilidad, previsibilidad, decencia. En el corazón de su candidatura esta – lo dijo- estará, será, es, debe ser “un presidente para todos los argentinos” trabajando para restaurar la patria fraternal, la Nación de todes.
Y paso a paso, va poniendo proyectos de leyes a consideración del Congreso que representa a todes les argentines. Describió la inseguridad jurídica macrista y las graves falencias de un Poder de Justica claudicante; describió, también, la falta de empleo y el descalabro empresarial.
¿Y qué hacer con tantos valores no compartidos con la oposición? Algunos son históricos, otros lógicos y otros muchos prepotentes desde los sectores del privilegio y la especulación. La mayoría surgen de los que metidos en burbujas de eco donde solo, solos, se escuchan a si mismos. Los prepotentes impiden construir una realidad compartida. Solo piensan en el reparto de las tajadas ajenas arrancadas a la vida, muerte, de las mayorías de ingresos intermedios y bajos. Mientras, siempre, algunos medios de comunicación, pregonan la guerra cultural y exigen que el presidente entrante -Fernández- se someta al saliente –Macri-. Y este pontifica sin aceptar su derrota ni sus errores y, a través de esos medios, los masivos, intenta que Fernández haga exactamente lo contrario de lo que prometió en campaña, lo mismo que hizo el: Macri: el que perdió.
El presidente Fernández no es un partido, ni la presidencia es una institución partidista; representa legitimante a un Frente, que tiene la responsabilidad de gobernar desde el Ejecutivo para todes. Y desde la Rosada, Olivos, o desde cualquier sitio de la Nación su función es representar los intereses de todos y se le exige el deber de cuidar de todes. Esto es precisamente lo difícil. Y eso, Alberto, Fernández, lo hace republicana y democráticamente. No obstante, sus actos de conversación mientras son un alivio para muchos, para otros, desde delirios conspirativos antidemocráticos, son una afrenta a los deseos de odio y guerra delirante. Los grupos neoliberales necesitan urgentemente inventar un monstruo presidencial, o vice, para justificar sus miserias políticas e ideológicas. Quieren, con falsas noticias, impedir el avance popular en sus prudentes, justas reivindicaciones democráticas: Justicia Social y dignidad en el trabajo cotidiano. El presidente una vez en el cargo, en este año pandémico, mantuvo las líneas de comunicación abiertas y aseguro a su inquieta base política que la democracia no es solo la formalidad de ganar cuantitativamente una elección. Nada, nadie, está dado por sentad: ni la Democracia, ni la Republica ni la Justicia ni la decencia.
Todos los movimientos que haga, el presidente Fernández, por extensión o por intensión, decepcionarán en parte a algunos ciudadanos. Esa es la naturaleza de la presidencia. Su desafío es tratar con respeto a todas las partes, y hacer que las personas participen en la conversación: escuchar y hacerse escuchar. Incluso cuando su trabajo sea criticado. Esta es su gran diferencia con el anterior presidente y su estrecho orto rojo.
El negociado de la “grieta” partidista, impulsa a algunos a negar la legitimidad de Fernández: solo por tener diferentes puntos de vista en relación a la construcción del bienestar general. El propósito de Macri y seguidores es impedir que el presidente avance en resolver la “grieta” fanática. Es cierto, el mundo esta pleno de desencantados de los que ha sido heridos, marcados por la traición o la falsedad, pero aún hay ciudadanos que pueden, a pesar de todo, creer en la nobleza de una causa que incluya a la mayoría, plena de minorías.
Claro, al intentar concretar su agenda de gobierno, surgieron, surgirán, acuerdos, desacuerdos sobre cuestiones profundamente arraigadas – creencias- y las discusiones seguramente serán intensas. Pero, a diferencia de su predecesor Macri, Fernández conoce la diferencia entre oponentes y enemigos. Conversar acerca de las preocupaciones de los partidarios y de la oposición, sin condena ni condescendencia, viene siendo crucial para los esfuerzos de democratización y gestión eficiente sin fantasías ni idealizaciones imaginarias
No todo pasa por el nivel del presidente ni de la vice presidenta, también está la participación popular y está claro que es pertinente y que ciertas cuestiones están mejor gestionadas por estas organizaciones sociales.
¿Es necesario, celebrar, lamentar, cada planteo político como una victoria o derrota existencial? Todos son importantes, pero ninguno solicita ni odio ni furia. Recién se inicia el mandato. Y con la pandemia, la vida, la muerte, puso un horizonte compartido.
¡Libertad a los presos políticos!
Por Ricardo Arias – Mariano Añon – Agrupación Sudeste – Primavera 2020