Ahora que en SI nos ven

El Municipio de San Isidro ha utilizado incansablemente la expresión SI para referirse tanto al partido de San Isidro como a la afirmación de lo posible, jugando con la palabra y dotándola de optimismo…pero cuando de Violencia de Género se trata, cuesta mantener esa visión.

La violencia de género no conoce fronteras políticas, sociales, culturales ni barriales. Nos atraviesa a todas y cada una de las mujeres y disidencias del mundo y de nuestro querido San Isidro, desde el pasillo más estrecho del barrio La Cava hasta la mansión más extensa de las Lomas de San Isidro, barrios que se encuentran a pocos metros y parecieran dos universos completamente diferentes.

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Algunas violencias se disfrazan más que otras, pudiendo manifestarse como violencia simbólica a través de la reproducción de estereotipos y mensajes que favorecen la desigualdad y la dominación; violencia política, obstaculizando la participación de la mujer en la vida pública; violencia económica, manipulando y restringiendo el acceso al patrimonio propio de cada mujer; violencia psicológica, la cual ocasiona daños emocionales y psíquicos muchas veces irreversible;  violencia fìsica, reconocida en el abuso de la fuerza y maltrato hacia la mujer, y la violencia sexual, la cual implica la vulneración en todas sus formas del derecho de la mujer a decidir voluntariamente acerca de su vida sexual y/o reproductiva, aplicada a través de múltiples maneras como la violación, explotación, coerción, trata, sometimiento y prostitución forzada de mujeres.

Gran parte de estas violencias suelen acabar en cifras escalofriantes de femicidios como los 265 cometidos entre el 1ero de enero y el 20 de noviembre de 2020, anunciando el asesinato de una mujer cada 29 horas en nuestro país.

Pero estos números no son solamente cifras sino nombres, caras e historias de mujeres por las cuales seguimos necesitando alzar la voz y conmemorar días en el calendario. Me resulta particularmente increíble que, a 60 años del asesinato de las hermanas y activistas políticas Minerva, Patria y María Teresa Mirabal, fusiladas bajo el mandato de Rafael Trujillo en República Dominicana, y a 21 años del reconocimiento de la ONU como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, sigamos leyendo titulares donde todos los días matan a una de nosotras.

Si bien las comisarías -para lograr denunciar- y la vía judicial, -con su parsimonia característica-, buscan avanzar con medidas de seguridad que protejan a las mujeres y disidencias, éstas dependen exclusivamente de la Provincia de Buenos Aires, aunque es bastante lo que se puede hacer desde lo local para combatir la violencia de género.

Como premisa, resulta fundamental exigir la transversalización de la perspectiva de género a la hora de asignar presupuesto a cada área que maneja el Municipio, en especial sabiendo que la Dirección de la Mujer y Políticas de Género fue creada bajo la órbita de la Subsecretaría de Niñez, Familia y Comunidad, como si la temática de género viniese atada casi por definición a la familia y a las tareas de cuidado. Es imperativo pensar la perspectiva de género en cada área que atraviesa al Municipio como la seguridad, la salud, el urbanismo, la movilidad, las obras públicas y la economía, para garantizar oportunidades reales de igualdad e inclusión, pensando la ciudad con corredores seguros, mayor iluminación, accesibilidad,  y no quedarnos solamente en lo que se consideran “tareas asignadas a mujeres” como la niñez, la educación y el cuidado de adultos mayores. Los presupuestos, en apariencia neutrales, esconden decisiones políticas, planificaciones y voluntades de avanzar hacia un lado o mirar hacia otro para encauzar una determinada forma de gestión y de planificar la ciudad.

En la práctica, la realidad es que resulta casi imposible pensar en un presupuesto municipal con perspectiva de género si no hay mujeres en los lugares de toma de decisión. En San Isidro, de las 15 Secretarías con las que cuenta, solamente una es presidida por una mujer, mientras que de las 17 subsecretarías municipales 5 son dirigidas por mujeres, y otras 12 encabezan direcciones de un total de 47 existentes. Esto nos obliga a repensar  no solamente la falta de una paridad numérica de mujeres en lugares de poder, sino también avanzar hacia la  paridad sustantiva para pensar cómo y en dónde estamos las mujeres, y cómo y para quienes tomamos decisiones.

En esta fecha tan especial me gustaría reflexionar sobre si presupuestar 154 millones de pesos a una Dirección de la Mujer (3 veces más que en 2020) representa un avance real en materia de género o refuerza la convicción municipal de mantener dicha temática encerrada entre cuatro paredes para perpetuar la invisibilización. 

Si la voluntad económica no viene acompañada de políticas públicas transversales y profundas, capacitación constante en todas las áreas, visibilización y trabajo en red con las organizaciones de la sociedad civil para avanzar hacia la erradicación de las violencias por motivos de género, entonces seguiremos hablándonos entre nosotras, fortaleciéndonos, coincidiendo y apoyándonos endogámicamente en ámbitos similares mientras se llena el calendario de fechas para recordarle al resto que ya no entramos en los cementerios y que, por favor, paren de matarnos.

Por Catalina Riganti – Concejala de ConVocación por San Isidro