Por Ana Etcheverry*
El pasado viernes bajo la consigna “Argentina Humana” Juan Grabois lanzó su candidatura a presidente en un colmado Estadio Etchart, Ferro. Pese a la lluvia, más de 5.000 personas se congregaron para escucharlo, allí afirmó: “la persecución despiadada hacia Cristina Fernández de Kirchner nos obliga a tomar el bastón de mariscal”.
Frente a la proliferación de discursos moderados que pretenden resolver los antagonismos de la sociedad con políticas de centro, Juan Grabois se posiciona sin matices en un vértice muy claro de la escena política, el de la confrontación con los grandes poderes concentrados y la defensa de los últimos y las últimas de la fila; los descamisados del siglo 21, estos trabajadores de la economía popular a los que Francisco llamó “verdaderos poetas sociales.”
Estamos viviendo tiempos muy difíciles. Las recetas del Fondo vuelven a fracasar en nuestro país, sometido a un control casi total de sus políticas y sumergido en un crecimiento económico que no reparte, por el contrario, concentra cada día en menos manos la riqueza. La pobreza y el hambre azotan nuestros barrios y la inflación se lleva por delante el salario de los y las trabajadoras de todas las clases sociales. Alquilar es cada día más difícil, imposible para muchos y millones de familias se enfrentan a las consecuencias de una movilidad social descendente.
En este contexto funciona como terreno fértil para el crecimiento de las derechas más conservadoras que venden como novedad recetas económicas ya fallidas y discursos plagados de sentidos comunes conservadores y de mano dura.
Quienes militamos todos los días por una patria más justa nos vemos inmersos en una sensación de fracaso colectivo y de impotencia frente al avance de la precarización de nuestras vidas. Ante esta situación Juan Grabois nos convoca a no desmoralizarnos y dar las batallas necesarias para transformar. Lejos de los buenos modales y las discusiones palaciegas, Juan elige la confrontación directa y el aprendizaje que le dio su experiencia como militante social para pensar y construir la “Argentina Humana” que propone.
Algo que le valoran propios y ajenos es la elaboración de un programa de gobierno con propuestas políticas basadas en experiencias concretas. Grabois es un candidato que dice lo que piensa y hace lo que dice. No tiene temor en hablar y actuar en contra de los grandes monopolios y fijadores de precios, de proponer la nacionalización de recursos valiosos como el litio, la creación de 500 mil lotes con servicios para paliar el déficit habitacional o su plan de trasladar la capital al norte grande.
Hoy muchos compañeros y compañeras que simpatizan con estas ideas y estarían de acuerdo con que se lleven adelante, consideran que no deben decirse, que hablar de las que fueron las históricas banderas del peronismo es “pianta votos”. Ahora me pregunto, ¿cómo vamos a lograr las transformaciones que queremos si ni siquiera nos animamos a pronunciarlas? ¿Desde cuando es pianta votos generar políticas para mejorar la vida de las personas? Mucho marketing y encuesta y poca conexión con la realidad, una receta asegurada para el fracaso.
Ofelia Fernández, la otra oradora del acto en Ferro sostuvo: “Vivimos especulando derrotas para finalmente no dar ninguna pelea. Tenemos que dar pelea y creer que podemos ganarlas. No puede valer más la riqueza y los privilegios del 1% que la vida del 99% restante” y agregó que la política tiene que volver a los grandes relatos, invitar a transformaciones profundas y estructurales. “A mi Cristina me invitó a liberar la patria, con lo grande que suena eso” sostuvo.
Hoy la política puede poco porque aspira a poco. Se siente impotente frente a los grandes poderes corporativos a los cuales hace rato eligió dejar de confrontar. Hay una domesticación de la dirigencia política que carece de autoestima y creatividad para plantear agendas y horizontes y que deja como saldo una militancia desmotivada, quizás uno de los más tristes síntomas del posibilismo de época.
Digámoslo sin miedo: queremos un país para todos, que el 1% no puede vivir a expensas del hambre de los demás, que las tierras son para quienes la trabajan y que nuestro pueblo pobre merece vivir con dignidad. Digamos lo que creemos sin miedo porque lo peor que nos está pasando como movimiento es la terrible pasividad en la que nos encontramos. Algunos compañeros parecen haber adaptado su agenda a la de la derecha por temor o cobardía, por creer que así cosecharían adhesiones de sectores que históricamente nos dieron la espalda. Así llegamos a este presente en donde en nombre del peronismo hay quienes le cuentan las costillas a los pobres y auditan a los movimientos sociales. Dentro de poco ya no van a quedar diferencias entre parte de nuestro movimiento y espacios como Juntos por el Cambio. La asimilación total de nuestras políticas y formas a las de ellos será nuestra derrota.
Pero en el Frente de Todos también estamos quienes aprendimos de Nestor y Cristina que al neoliberalismo, a sus modelos económicos y sentidos comunes hay que darles batalla y ganar. Y ahí Juan. Y ahí las propuestas por una Argentina Humana.
La etapa que se abre es difícil y si queremos que sea de justicia social y redistribución de ninguna manera puede ser conducida por aquellos que pretenden asimilar nuestros movimientos a la derecha más rancia. No hay forma de que la Argentina crezca si no rediscutimos el acuerdo con el Fondo, si no estamos dispuestos a poner en discusión una reforma impositiva que grave los intereses del 1% más rico o si no podemos poner límites a una justicia antidemocrática. La etapa que se abre es decisiva. Nos requiere ser valientes, corajudos, audaces. Juan reúne todas estas características y la experiencia y pragmatismo necesarios para llevar adelante las transformaciones profundas que necesitamos. Su Plan de Desarrollo Humano Integral sintetiza muchas de esas propuestas y aspira a ser el próximo Plan Quinquenal que la Argentina necesita.
Retomando a Cristina sentenció en su discurso“Los hijos de la generación diezmada vamos a tomar la posta junto a los nuevos descamisados y la juventud de la Argentina.” ante miles de nosotros, jóvenes, militantes, trabajadores, que acompañamos convencidos y convencidas su candidatura, como la expresión más palpable de que el peronismo comprometido con las grandes mayorías todavía existe y tiene vocación de conducir los destinos de la patria.
*Ana Etcheverry – Socióloga. Militante del Frente Patria Grande y del Ateneo Néstor Kirchner San Fernando. Lealtad y ternura
