A causa de la Solidaridad

Adhesión circunstancial a la causa de otros, esa es mi definición preferida de la palabra “solidaridad” según la Real Academia Española.

“Adherir” es estar de acuerdo, coincidir, movilizarte por algo. “Circunstancial” nos recuerda que somos seres en movimiento y nada es estático, cambiamos de formas y colores sin necesidad de atarnos a nada, sino integrando y dando lo mejor de nosotros en cada etapa de nuestra vida. Las “causas” son el motor que nos llevan a empatizar, reaccionar y accionar, sentir desde las entrañas lo que siente un otro. Y el otro, a mi entender, definitivamente es el camino. Si la causa es el fin, entonces el camino es compartido.

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La etimología de la palabra “solidaridad” viene del latín “solidum”, es decir sólido, consistente, completo. ¿Hay algo más sólido y consistente que luchar por una causa que consideramos justa y que nos apasiona? el ejemplo de solidaridad que da vida a esta fecha es la Madre Teresa de Calcuta, o Agnes Gonxha Bojaxhiu, cuyo nacimiento marcó la historia y, a diferencia de próceres de los cuales recordamos solamente su fallecimiento, a ella la conmemoramos festejando la Solidaridad como camino y estilo de vida.

Sin diferenciar culturas, religiones, postura política, etnias o ideologías, la Madre Teresa vino a enseñarnos que cada ser humano vale, es único, tiene talentos y amor para entregar.

Me sitúo en el 2021 y pienso qué bien nos vendría imitar su legado de dar sin esperar nada a cambio, mirando genuinamente a los ojos de quienes nos rodean. Pienso en mi eterno-breve camino recorrido en el mundo de las organizaciones sociales y el tercer sector, viajando desde Chaco hasta Mozambique, desde Neuquén hasta Colombia y desde Barrufaldi hasta el centro de mi propia existencia en un vagón del Belgrano Norte cuestionándome los motivos de una desigualdad que te cala hasta los huesos y te deja más preguntas que respuestas. 

Recuerdo que la palabra “recordar” significa “volver a pasar por el corazón” y sonrío de saber que al menos existe un día al año en donde nuestra forma de actuar parecería mejorar.  O mejor dicho, dos días este año: uno es el 26 de agosto, y otro el 12 de septiembre. En 17 días, la solidaridad, la empatía y el compromiso salen a la calle a revolucionar lo establecido, cuestionar el status quo y demostrar que trabajando unidos podemos alcanzar esa armonía y convivencia que tanto buscamos.

En mi camino transitado en política, el ejemplo más concreto de solidaridad que se me ocurre son las autoridades de mesa y fiscales de la futura elección que se embarcarán en la titánica odisea de sostener a capa y espada la democracia que tan libres nos hace.  Los fiscales representan la diversidad de pensamiento, la heterogeneidad de la población, la oferta de propuestas de mejora y la capacidad de construir un espacio respetuoso, libre, con capacidad de reflexión y seguro, donde desinteresadamente y entre boletas de colores de debate el presente y futuro de un país que ojalá algún día llegue a ser ese que los fiscales tienen en su mente.

Cada uno practica la solidaridad como le sale: puede ser desde el tercer sector, la política, la ciudadanía o mezclando lo mejor de los tres mundos;el llamado es a no callarla ni censurarla, sino explorarla para ser cada día más nuestra mejor versión, velando por un presente justo, equitativo, inclusivo, y movilizantemente sólido ante cada causa. 

Por Catalina Riganti – Concejal San Isidro ConVocacion