Debemos sentir el orgullo de las glorias alcanzadas en el pasado y reconocer los errores cometidos para que las generaciones venideras puedan vivir dignamente.
El 9 de julio de 1816 las Provincias Unidas del Río de la Plata declaramos nuestra independencia. El momento era sumamente difícil por diversos factores como la restauración de los monarcas en Europa y la decisión de Fernando VII de recuperar las colonias. Unos meses antes, se fusilaba al sacerdote revolucionario José María Morelos en México, quedando casi disuelto el levantamiento contra España en ese territorio. En Venezuela y Nueva Granada (Colombia), los revolucionarios fueron derrotados y en 1815, Simón Bolívar marchaba hacia el exilio en Jamaica. En Chile, los patriotas estaban disgregados. Los realistas habían recuperado el poder y se temía un avance desde el otro lado de la cordillera.
Internamente Buenos Aires sostenía un duro enfrentamiento con José Gervasio Artigas, promovido por la oligarquía porteña, dicho enfrentamiento se profundizaría más adelante dejando el saldo de mucha sangre derramada entre compatriotas.
En ese marco se inauguró el Congreso de Tucumán en marzo de 1816, mientras Juan Martín de Güemes custodiaba con sus gauchos en el norte el avance realista, y San Martin presionaba desde Mendoza. Sumando el apoyo de Belgrano y otros para que se declare la independencia.
En este marco, la convención termina declarando la “independencia” de España, agregando 10 días después la leyenda “de toda otra dominación extranjera”.
Es muy importante comprender el significado de la independencia y como esta se fue manifestando a lo largo de nuestra historia para poder afrontar los desafíos del presente y proyectarnos como Nación hacia el futuro.
Otro 9 de julio, pero de 1947 desde el mismo lugar, Tucumán, nuestro Pueblo se propuso lograr la independencia económica de los poderes capitalistas foráneos. El objetivo era movilizar las inmensas fuerzas productivas nacionales y concertar los términos de una verdadera política de crecimiento económico y defender el trabajo argentino.
En otras etapas, las elites serviles a los intereses de minorías internas e intereses extranjeros fueron generando políticas de endeudamiento, destrucción de la capacidad industrial y pérdida de conocimiento.
Todavía hoy nos debatimos entre hacer realidad una Patria Libre, Justa y Soberana o ser furgones de cola del orden mundial que nos pretende encasillar como proveedores de materias primas para satisfacer las necesidades de sus sociedades “consumistas y desarrolladas”, mientras la calidad de vida de nuestra población decae.
La real independencia se logrará cuando tengamos la capacidad de unirnos detrás de un proyecto común y desde allí tener la base para integrarnos con el resto de américa latina y el mundo. La independencia es el primer paso para lograr soberanía, que se debe expresar en todos los ámbitos, como científica, tecnológica, energética, alimentaria, sanitaria etc., y al mismo tiempo generar los instrumentos para evitar la degradación del ambiente, y la plena realización de las personas.
Debemos orgullosamente celebrar nuestra independencia, y saber que es mucho lo que falta hacer para ser realmente libres.
Por Fernando Coronel