A 171 años, la misma consigna: libertad

Somos libres cuando vivimos tranquilos y en paz, cuando andamos por la calle sin miedo a que nos roben, nos lastimen o nos maten. Somos libres cuando nos educamos, cuando tenemos a mano información y conocimientos para pensar por nosotros mismos y sacar nuestras propias conclusiones. Somos libres cuando nuestro esfuerzo hace la diferencia, cuando somos independientes, dueños de nuestra propia vida y de nuestros propios proyectos.

Hace 171 años despedíamos al padre de nuestra patria, José de San Martín. A nosotros, que vivimos en el mundo de los celulares, las redes sociales y el 5G, sus hazañas nos parecen cada vez más remotas. El cruce de la Cordillera de los Andes, las batallas de Maipú, la batalla de San Lorenzo, son escenas de un mundo que ya no existe. Y por momentos nos cuesta imaginar que alguna vez existió.

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Sin embargo, hay algo que nos une con ese mundo de batallas épicas. Ese algo es el deseo de libertad. San Martín luchó por la independencia de nuestro país y de nuestros países hermanos. La libertad está en las bases de nuestra Nación.

Y hoy, casi dos siglos después, la libertad sigue siendo motivo de lucha. En la Provincia de Buenos Aires, los chicos estuvieron un año y medio sin ir a la escuela; a los trabajadores y comerciantes, los impuestos y la inflación no los dejan respirar; a los productores, las trabas y los cepos les frenan el crecimiento; y encima nos fuerzan a convivir con presos liberados sin haber cumplido su condena.

Nuestras bases están en riesgo. La libertad –condición necesaria para el desarrollo de la educación, el trabajo y la seguridad– no está asegurada. Lamentablemente, para muchos argentinos y sobre todo para muchos jóvenes, nuestro país dejó de ser un lugar donde crecer, formar una familia y construir un proyecto de vida.

Me lo dicen los chicos de 20, 22, 24 años en cada municipio al que voy: no hay razones para pelearla en el país. Están desesperanzados. No hay laburo, no hay oportunidades. Y lo peor de todo es que no se están yendo por su propia voluntad, los estamos echando.

Y no hay respuestas. Hoy estamos en manos de un gobierno desorientado, descoordinado, sin rumbo. Un gobierno que dice una cosa y hace otra. Un gobierno que pone excusas y busca culpables para sus propios errores, que no admite ni pide disculpas por ellos.

Los argentinos necesitamos otro país. Un país serio, que cuide nuestros valores y nuestra instituciones, que defienda nuestra libertad con seguridad en las calles y chicos en las aulas. Un país estable que incentive a invertir, que invite a abrir un comercio, y a generar trabajo. Un país justo que recupere el valor del esfuerzo y del trabajo, donde el sueldo alcance para mucho más que para sobrevivir, y donde trabajar sea la norma y el plan social una excepción.

En   definitiva,   los   argentinos   necesitamos   volver   a   nuestras   raíces: Recuperar el valor de la palabra, el respeto por el otro, la confianza. Volver a estudiar, a trabajar, a producir, y a vivir en paz.

Necesitamos nuevos liderazgos con personas decididas a enfrentar los problemas de fondo que tenemos los argentinos, sin avasallar, imponer ni maltratar.

El camino es largo, pero necesitamos empezar hoy. Es ahora el momento que más necesitamos recuperar el legado de San Martín y su lucha por la libertad.

Por Diego Santilli – Precandidato a Diputado por la Provincia de Buenos Aires en Juntos