El papa Francisco falleció este lunes a los 88 años en el Vaticano, según confirmó la Santa Sede a través de un comunicado oficial. El primer pontífice latinoamericano y argentino de la historia murió apenas un día después de haberse mostrado ante miles de fieles en la tradicional misa de Pascua.
“Queridos hermanos y hermanas, con profundo pesar debo anunciar el fallecimiento de nuestro Santo Padre Francisco”, expresó el cardenal Kevin Farrell, camarlengo del Vaticano. “Esta mañana, a las 7:35 (hora local), el obispo de Roma, Francisco, regresó a la casa del Padre. Toda su vida estuvo dedicada al servicio del Señor y de Su Iglesia”.
Jorge Mario Bergoglio había estado recientemente internado durante más de un mes por una neumonía grave, de la que fue dado de alta el pasado 23 de marzo. Según fuentes cercanas, atravesó dos recaídas durante ese proceso. Su estado de salud se había vuelto cada vez más delicado.
Ayer mismo, Francisco habló desde el balcón de la Basílica de San Pedro ante una multitud de fieles que se acercó a celebrar la Pascua. En ese mensaje, que se convirtió en su despedida pública, sostuvo: “La paz no es posible sin libertad religiosa”.
Nacido en Buenos Aires el 17 de diciembre de 1936, fue elegido papa el 13 de marzo de 2013, luego de la renuncia de Benedicto XVI. Su elección marcó un antes y un después en la historia reciente de la Iglesia católica, no solo por su nacionalidad, sino por su estilo directo, austero y reformista.
Desde su llegada al Vaticano, Francisco llevó adelante un pontificado centrado en la justicia social, la ecología, el diálogo interreligioso y la necesidad de una Iglesia más inclusiva y presente en las periferias. Recorrió el mundo, impulsó reformas internas y no esquivó temas incómodos, como el rol de la mujer en la Iglesia o los abusos eclesiásticos.
En la Argentina, su figura generó adhesiones profundas, pero también tensiones con distintos sectores del poder político y económico. Aun así, su influencia sobre el pueblo argentino y su presencia constante en los gestos, mensajes y preocupaciones por el país fueron una constante durante más de una década.
En la región norte del Gran Buenos Aires, su legado se hizo sentir a través del trabajo de parroquias, movimientos sociales y espacios comunitarios que tomaron su mensaje como guía. En muchas comunidades vulnerables, su llamado a no olvidarse de los pobres fue una bandera concreta de acción.
Francisco se despide como un líder global que cambió el rostro del papado y dejó una huella profunda tanto en el Vaticano como en los barrios de la Argentina.