Se restauró la aguja del campanario, se construyó un nuevo piso en el atrio y se cambió la iluminación, entre otros trabajos.
La Catedral de San Miguel volvió a tener el mismo color gris claro con el que se inauguró en 1895. En los últimos días, se finalizó la gran renovación y puesta en valor de esta histórica construcción.
Se trata de una importante obra en la que se realizó un minucioso trabajo de restauración en las molduras y mampostería de la fachada, que permitió devolver el color original de la Catedral.
Además, se restauró la aguja del campanario, se construyó un nuevo piso en el atrio con rejas y se cambió la iluminación. A su vez, ya concluidas estas tareas, también se va a unificar el color de la fachada de la Catedral con el de la santería y la casa parroquial.