¿Por qué un Salario Básico Universal?

Por Ana Etcheverry*

El mundo del trabajo está cambiando. El avance tecnológico y de la economía financiera sobre la economía productiva son algunos de los factores que hacen que la Argentina del pleno empleo y del trabajador asalariado estén cada día más lejos. El empleo formal hace décadas que decrece, dejando afuera a un tercio de la población.

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Nos enfrentamos a un modelo de descarte y quienes creemos en la política sabemos que es nuestra responsabilidad crear las herramientas para transformarlo. El Salario Básico Universal es una medida redistributiva para mitigar el problema del hambre, una propuesta insuficiente y perfectible, pero una propuesta realista y realizable.

¿Qué es el Salario Básico Universal?

Es una prestación mensual equivalente a la Canasta Básica Alimentaria que hoy ronda en los 15 mil pesos. Es para personas entre 18 y 65 años que no cuentan con un empleo formal ni patrimonio. Se estima que serán unas 7, 5 millones las beneficiadas con este programa. Es una ampliación de la cobertura de seguridad social. Hoy niños y niñas están contemplados en la Asignación Universal por Hijo, adultos mayores en la jubilación, y a partir de la implementación del SBU se cubriría a la totalidad de la población adulta en edad laboral.

¿Por qué decimos que es un salario y no un plan?

Porque partimos de la definición de que no hay tal cosa en la Argentina como millones de desocupados, lo que hay es millones de trabajadores precarios o precarizados. La gente no está panza arriba en su casa mirando la televisión. Se las rebusca, trabaja, cortando el pasto, vendiendo ropa en un feria o comida en la estación de tren, juntando cartón, cuidando a sus hijos etc. Esos son trabajos. Mal pagos, informales y profundamente invisibilizados, pero son trabajos. El SBU es un complemento de ingresos para las millones de personas que trabajan todos los días y no tienen un ingreso estable por mes.

¿Porque el Salario Básico Universal es también una política feminista?

Las mujeres y LGBTIQ+ somos les más pobres entre los pobres. Según un informe del OGyPP*, tenemos los índices más altos de informalidad y peores ingresos. Además somos quienes más nos ocupamos, por una amplia diferencia, de las tareas domésticas y de cuidados. El Salario Básico Universal sería un reconocimiento a ese trabajo y también un piso hacia la autonomía económica. Ya Evita proponía en “La Razón de mi Vida” un salario para las amas de casa: “Nadie dirá que no es justo que paguemos un trabajo que, aunque no se vea, requiere cada día el esfuerzo de millones y millones de mujeres cuyo tiempo, cuya vida se gasta en esa monótona pero pesada tarea de limpiar la casa, cuidar la ropa, servir la mesa, criar los hijos, etc.”

¿Es verdad que no hay plata para financiarlo?

Recientemente la vocera del gobierno dijo que no se iba a avanzar con el programa porque “no dan las cuentas”. Le pedimos que hagan las cuentas de nuevo, plata hay, pero hay que discutir cómo se distribuye y hacer valer lo que alguna vez prometimos, empezar por los últimos y las últimas.

Teniendo en cuenta que el Estado ya realiza gasto social en programas que podrían subsumirse en este y el retorno que genera esta inyección de dinero que va al consumo, el Salario Básico Universal tiene un costo estimado del 0,7% del PBI. Con solo el 20% de lo que gastamos en subsidios a tarifas de energía y transporte podríamos financiarlo. Esa es una opción, hay muchas posibles. Quiero creer que un país que logró colocar dos satélites en el espacio tiene la capacidad para financiar un proyecto que eliminaría la indigencia en el país.

En resumen ¿Por qué un Salario Básico Universal?

Porque nos importa y porque no naturalizamos el hambre y la pobreza, porque tenemos la posibilidad de terminar con la indigencia y de generar  una distribución más equitativa de la riqueza, porque tenemos que saber interpretar el momento histórico en el que vivimos, que está muy lejos del pleno empleo, y porque negar esa realidad es tapar el sol con la mano. La economía popular existe, avanza y se organiza, pero  también crece, cada día son más y más quienes se ven obligados a inventarse su propio trabajo, expulsados del mundo del empleo formal. Desde la política tenemos que dar respuestas, soluciones concretas a los problemas concretos de nuestros vecinos y vecinas que hoy no llegan a comprar lo suficiente para poder alimentarse. Necesitamos un Salario Básico Universal. ¿Vos, le negarías a alguien el derecho a comer?

* Ana Etcheverry – Socióloga. Militante del Frente Patria Grande y del Ateneo Néstor Kirchner San Fernando.