El Despertador Teofilantrópico, diario del padre Castañeda, el 22 de agosto de 1820, dos meses después del deceso del creador de la bandera publicó lo siguiente:
“Triste funeral, pobre y sombrío, que se hizo en una iglesia junto al rio en esta Capital al ciudadano Brigadier General Manuel Belgrano.”
Su deceso ese 20 de junio, pasó inadvertido y tan sólo unos pocos deudos asistieron a su sepelio. Solamente Castañeda, fue uno de los pocos que advirtió del hombre probo y entregado a la Patria que acababa de expirar.
El motivo de Castañeda, fue movilizar a la opinión pública de los primeros tiempos de la pronación, para que conozcan a aquel hombre de una honestidad ejemplar y firme carácter, un digno hijo de su patria. Destacar su hombría de bien, sus valores cívicos y su compromiso por la libertad de América y la contribución a la independencia nacional.
Nacido en Buenos Aires en 1770, el rol de Belgrano tiene una importancia decisiva desde la mirada política en el proceso emancipatorio argentino. Uno de los principales dirigentes de la Revolución de Mayo de 1810, activo impulsor de la emancipación nacional y combatiente en las guerras de la independencia. Al frente del Ejército del Norte venció en las estratégicas batallas de Salta y Tucumán, que salvaron al gobierno revolucionario, aunque no pudo lograr el objetivo de liberar a las provincias del Alto Perú, en la actualidad, Bolivia.
Integrante de la Primera Junta de gobierno, tuvo gran influencia en el Congreso de Tucumán, donde abogó por el establecimiento de un régimen monárquico sudamericano con sede en Cusco y la coronación como soberano de un descendiente de la nobleza incaica. Belgrano fue colaborador del periódico porteño Telégrafo Mercantil y del Semanario de Agricultura, Comercio e Industria, dirigido por Hipólito Vieytes, donde expuso sus ideas proteccionistas e industrialistas y fue autor de una interesante “Autobiografía”. Belgrano enarboló por primera vez el 27 de febrero de 1812. La gesta de promover la insignia patria quedará en la memoria del pueblo argentino por la eternidad.
“La vida es nada si la libertad se pierde”. Decía. Como argentinos, cómo dirigentes, tenemos que trabajar duro para que esa tarde del 20 de junio de 1820, esa vida que partió, no haya sido en vano.
Por Rodrigo Molinos – Concejal FR Tigre