Junto a Rosario Ortega en voces y, otra vez, el contrapunto en teclados el Zorrito Von Quintero. Ofreciendo al público un show no muy extenso pero colmado de emociones, con un recorrido a través de algunos de sus éxitos e incluyendo varias canciones de su último corte, Random.
La Torre de Tesla fue encendida una vez más para el deleite de los amantes de Charly, con gran humor, alusiones políticas, religiosas, sociales, acidez y mucha energía.
Como era de esperarse los comentarios, casi como de stand up, no tardaron en llegar: “El día que murió Gustavo Cerati, estaba en casa y puse un disco de Génesis al mango. Tenía mucha bronca. Una vecina me tocó el timbre y vino con la policía. Entonces yo le dije ¿Usted dónde vive? Saqué una bombita que mide los decibeles y como soy ciudadano ilustre se tuvo que ir”, contó Charly desatando el aplauso y la risa generalizada de la audiencia.
El show se desarrolló durante cuarenta y cinco minutos hasta que el maestro dijo “chau”, se levantó de su sillón y, con la cuidadosa ayuda de Rosario Ortega, dejó el escenario mientras el telón se cerraba abruptamente desconcertando un poco al público.
De todas maneras, éste no se movió de sus butacas y permaneció coreando varios éxitos de su repertorio y añadiendo algunos cánticos contra el gobierno oficial. También de esta manera llamando a Charly de vuelta a las tablas.
Después de aproximadamente media hora el telón se volvió a abrir. Charly apareció en su sillón, rodeado de sus pianos, teclados y sintetizadores e interpretó dos piezas más siguiendo con un comentario polémico: “¿Cómo es cuando un hombre mata una chica?”. “¡No!” le dijo Rosario y quedaron repitiendo “no es no”. Enseguida, García agarró la guitarra y se quejó “¿Quién la afinó?”, para rematar con un simpático “tengo el oído obsoleto” refiriéndose a su fama de prodigio con “oído absoluto”.
Luego, dejó nuevamente el escenario, pero esta vez sin saludar. El artista logró realizar el show casi sin la ayuda vocal de Rosario Ortega a pesar de haber brindado no más de una hora y cuarto de música. “El día que apagaron la luz”, “Asesíname” y “Canción de dos por tres” fueron los últimos temas. Fue un show corto, pero logró, como siempre, dejar en éxtasis a su público que no partió del teatro por otra media hora, entre coreos y cánticos, quizás esperando volver a ver abrirse el telón. Una vez más Charly García, controversial como de costumbre, con esa rebeldía característica y su sofisticada acidez.