Mons. Ojea: La decisión de visitar la Argentina es del Papa

El obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), monseñor Oscar Vicente Ojea, aclaró que fue una expresión de deseo, y de ningún modo “una invitación formal o una presión”, que los obispos le hayan manifestado al papa Francisco que “no se prive de la alegría” de visitar el país, y sostuvo que esa “es una decisión de él”.

El obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), monseñor Oscar Vicente Ojea, aclaró que fue una expresión de deseo que los obispos le hayan manifestado al papa Francisco que “no se prive de la alegría” de visitar el país, y sostuvo que esa “es una decisión de él”. 

“Solo fue una expresión de deseo. Es natural que le digamos que tenemos el deseo de que venga. Pero lejos está de ser una invitación formal o una presión. Sería ridículo pensar que lo podemos presionar al Papa para que venga”, dijo. 
“Es una decisión de él, que toma sus determinaciones consultando con la Secretaría de Estado y con una visión personal”, señaló, y agregó: “Seremos respetuosos de la decisión que tome”. 
“Tenemos que dejar de escamotear el magisterio de Francisco, no reducir el tema papal a si sonrió o no, si regaló un rosario o no, si va a venir a o no. A los argentinos, en general, nos cuesta al Papa dejarlo ser Papa, queremos que siga siendo un argentino más”, consideró, y lamentó: “Siempre lo queremos meter al Papa en todas las brechas y problemas”. 
En una entrevista con Télam, monseñor Ojea también habló sobre la difícil realidad social del país, la necesidad de diálogo para alcanzar consensos políticos, la próxima visita ad límina, la brecha por el debate por el aborto y los abusos sexuales perpetrados por clérigos. 

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Abusos: Más cercanía con las víctimas 
Monseñor Ojea, quien participó a fines de febrero de la cumbre antiabusos convocada por el Papa, destacó que los presidentes de los episcopados del mundo se comprometieron en esa reunión a “estar cerca de las víctimas” y ofrecer “mayor colaboración a la justicia civil cuando se producen denuncias de este tipo”. 
“En el encuentro fue aceptado por casi todos los participantes que el abuso sexual de menores a mano de clérigos es la primera causa de falta de credibilidad de la Iglesia católica en el mundo. Fue aceptado con humildad y con verdad”, precisó, y añadió: “Se fueron proponiendo distintos caminos para cumplir con la responsabilidad de no generar un ambiente que haga posible el abuso, que es un ejercicio de poder sobre otro y está basado en un falso sentido de autoridad. 
“Nos comprometimos a estar cerca de las víctimas de abuso, tanto en la escucha como en el acompañamiento y propuestas de salidas terapéuticas”, sostuvo e indicó que se avanzó en la posibilidad de “generar equipos de laicos interdisciplinarios que pudieran ayudar en el acompañamiento”. 
Asimismo, precisó que “se habló de los temas jurídicos, y de una mayor colaboración con la justicia civil cuando se producen denuncias de este tipo, y no creer que solo con un proceso canónico puede alcanzar”. 
Monseñor Ojea adelantó que en la Argentina, a partir de lo trabajado en la cumbre del Vaticano, “van a ir saliendo nuevos protocolos, para aplicar en todos los ambientes donde actuamos: colegios, parroquias, grupos de jóvenes y niños”. 
– El Observatorio de la Deuda Social de la UCA publicó esta semana que el 31,3 % de la población urbana es pobre. ¿Cómo observa la situación social? 
– Las mediciones corroboran lo que vamos viendo en este último tiempo y eso oscurece aun más el panorama. Nos preocupa la creciente afluencia a los comedores y percibimos que hay muchísimo temor a perder el trabajo. La situación de las pymes se ve con bastante alarma. Parte de la producción está detenida y estamos empezando a ver con algún desconcierto todo esto. La situación social se hace cada vez más complicada. El Gobierno ve con optimismo el futuro a un plazo bastante mediano, pero seguimos hondamente preocupados por los términos inmediatos. Por otra parte, el humor social no es el mejor. Hay un síntoma de depresión en el país, de pensar que no podemos resolver nada. 
– En la reciente asamblea plenaria de Pilar, el Episcopado pidió a los candidatos austeridad en las campañas y propuestas concretas en sus plataformas. ¿Cómo cree que se desarrollará el año electoral? 
– Habrá un sector en el que puede haber preocupación por el diálogo y el consenso, pero se prevé una elección bastante reñida y confrontativa. La Iglesia siempre estará dispuesta a ir a dialogar a donde se la llame o sea fructífera su presencia, respetando la expresión de los programas de candidatos y el juego libre de la democracia, que tiene que crecer y madurar en gestos sociales concretos. La democracia tiene todavía una deuda social pendiente. 
– Hace unos días, desmintieron la realización de un acto político en la basílica de Luján, cuando en realidad se trataba de una misa por el aniversario de los hogares que ayudan a jóvenes a salir de las drogas. ¿De dónde provienen esas campañas de desinformación? 
– No tengo idea de dónde vienen, pero claramente es algo pensado, no demasiado inocente. Estamos muy comprometidos con esa realidad de los jóvenes y que, de pronto, se diga algo absolutamente falso, generó una molestia en la Iglesia y vimos la necesidad de aclarar el tema con seriedad. 
– Entre el 28 de abril y 18 de mayo, los obispos argentinos visitarán al Papa en el Vaticano. ¿Qué diagnóstico del país y de la Iglesia en Argentina le llevarán a Francisco? 
– Vamos a rendir cuentas de cómo funcionan nuestras áreas pastorales. Hace 10 años que no lo hacemos y es la primera vez con Francisco, así que hay mucha expectativa. Ha habido muchos cambios en los dicasterios de la curia romana y les llevamos información de cómo hemos trabajado estos años. Tendremos un encuentro con el Papa donde conversaremos sobre cómo va actuando la Iglesia en Argentina. Llevamos también un informe de lo que fue el debate sobre el aborto, la percepción que tenemos sobre esta nueva división fuerte que se ha creado, y también todo aquello que tiene que ver con nuestra preocupación social, los aspectos en los que hemos puesto el énfasis para saber si están en consonancia con el Santo Padre. 
– Habló del debate sobre el aborto como un tema que ha creado una división fuerte en la sociedad argentina. ¿Cree que la discusión del tema vino a ampliar la grieta? 
– Los cristianos creemos que el aborto como problemática es, ante todo, un abuso de poder contra el más débil. Al explicitar nuestra postura de estar siempre a favor de la vida, algunos grupos nos identifican con la discriminación a la mujer y dicen que no respetamos su libertad. La Iglesia repudia toda discriminación y violencia contra la mujer. No nos identificamos jamás con aquellos que la ejercen. La mujer merece todo respeto y cuidado y nos duele cualquier agravio que reciba. 
-En un reciente mensaje del Episcopado a Francisco por su aniversario los obispos aseguraron que le propondrán que “no se prive de la alegría de visitarnos”. ¿Es posible que visite la Argentina el año próximo, que no es electoral? 
-Solo fue una expresión de deseo. Es natural que le digamos que tenemos el deseo de que venga. Pero lejos está de ser una invitación formal o una presión. Sería ridículo pensar que lo podemos presionar al Papa para que venga. 
Es una decisión de él, que toma sus determinaciones consultando con la Secretaría de Estado y con una visión personal. Seremos respetuosos de la decisión que tome. 
Tenemos que dejar de escamotear el magisterio de Francisco, no reducir el tema papal a si sonrió o no, si regaló un rosario o no, si va a venir a o no. A los argentinos, en general, nos cuesta al Papa dejarlo ser Papa, queremos que siga siendo un argentino más. Siempre lo queremos meter al Papa en todas las brechas y problemas