Entre las muchas curiosidades de la historia, una no despreciable es seguir el derrotero de las mujeres celebres y su impacto en el desarrollo de la humanidad. Por lo menos en la parte de la humanidad que conocemos como occidente.
Borges dice que occidente se funda en dos libros; uno, el que proviene de la tradición hebrea en la Biblia; y el segundo del mundo griego. Y en ambos casos hay una mujer cuyo rol fue determinante en el origen de ambas tradiciones. La Biblia nace con una herida, la de Eva; y la guerra de troya, poema primigenio de la cultura griega, con la lucha por Helena que desencadena el conflicto entre griegos y troyanos estimulado por el resentimiento de otras mujeres al no ser elegidas por Paris; efectivamente elige el amor de la mujer más bella del mundo que le promete Afrodita por sobre el reinado de las naciones que promete Hera y el éxito militar que le asegura Atenea. A Hera el resentimiento le durará tanto que, en una resolución extra textual –fuera de la tradición griega- será Virgilio quien ponga en boca de Júpiter (Zeus) fin al revanchismo de Juno (Hera) sobre el mundo troyano (en la lucha entre Turno y Eneas que narra La Eneida con la victoria del segundo sobre el primero). Es muy interesante la narración que Ovidio desarrolla, en “Las Metamorfosis”, acerca de la historia de la venganza sobre Tiresias (el mismo que preanuncia el casamiento de Edipo con Yocasta) dejándolo ciego por fallar en favor de Júpiter sobre Juno en torno a una disputa entre los dioses-esposos en una noche pasados de copas.
Safo, la poeta del siglo VII a.C. forma junto a Homero y Hesíodo, la trilogía de los poetas fundadores de la tradición cultural griega. Solo algunas frases nos han llegado de ella referidas por terceros. Pero fue la primera mujer intelectual que encontramos en la tradición griega. Platón la nombró la décima Musa (éstas -las Musas- también figuras femeninas, hijas de Zeus y Mnemósine, tía del anterior). Pocos han escuchado hablar de Aspasia; fue esposa de Pericles y tan poderosa que hizo cambiar la ley que poco tiempo antes había sancionado el mismo Pericles en favor de la descendencia en común. Pero todos escuchamos hablar de Pericles, estratega, militar, político y orador desequilibrante en la Atenas del siglo V, a punto tal que ese siglo lo conocemos por su nombre. Plutarco en “Vidas Paralelas” nos hace conocer a una Aspasia influyente y lucidísima que ideaba los discursos que luego su esposo daría en el Areópago. Ella permanecía opacada.
Quién no escucho el nombre de Cleopatra de Alejandría, de la estirpe Ptolomea. También Plutarco se ocupa de ella. Y lo hace de manera que permite construirnos un concepto de mujer fina, lúcida, inteligente y habilísima negociadora por su perspicacia y manejo de las situaciones. Políglota, además. No la describe como bella, pero sí con una personalidad atrapante. Conquistó al general Julio César con quien tuvo un hijo y a Marco Antonio con quien tuvo tres; se suicidaron juntos ante la derrota militar de este último.
Menos conocida fue Macrina; hermana y soporte de los Padres Capadocios Gregorio de Nisa, Gregorio Nacianceno y Basilio. Mujer fundamental en la vida de estos tres teólogos que colaboraron en la fijación y desarrollo de conceptos y temas de la naciente teología cristiana.
Hipatia, científica del cuarto siglo cristiano; filósofa neoplatónica. Matemática, astrónoma, figura notable del incipiente trabajo científico.
La Virgen María, la persona humana más importante de la Iglesia Católica. Madre de Cristo, el Redentor del hombre, Pilar de la fe. Fermento de espiritualidad en los veinte siglos de tradición religiosa occidental. Venerada en el la Iglesia como madre, auxilio, mediadora, corredentora y tantos títulos más. Solo mirar la cantidad de advocaciones que tiene dan medida del lugar que le da la Iglesia en su culto.
Las mujeres que cumplen un papel gravísimo en la tradición literaria desde siempre. Beatriz con Alighieri, Laura con Petrarca, Jimena con Rodrigo Diaz de Vivar; la figura inspiradora del amor cortés en la tradición francesa primero, florentina y española después.
Así se puede revisar la historia y tropezar a cada momento con mujeres que, en silencio a veces, estridentemente las menos, fueron construyéndose como pilares de la cultura occidental. Santa Teresa, Sor Juna Inés de la Cruz, Madame de Staël, Virginia Woolf; científicas como Madame Curie, políticas como tantas reinas europeas. En nuestra tierra Azurduy, Macacha Güemes, Manuelita Rosas (todos la conocemos; ¿quién escuchó hablar de Juan Bautista, su hermano?, el otro hijo del Restaurador), Moreau de Justo, personas todas que de modos diferentes fueron construyendo nuestra identidad cultural, en este caso nacional. Cabe mencionar a Victoria Ocampo y su hermana Silvina.
La Primera Ministro de Nueva Zelanda fue modelo por el manejo de la pandemia en su país; el otro día leí que había ido con su marido a comer a un restaurante y tuvo que esperar afuera a que se produjera un espacio por las obligaciones impuestas por el aforo.
Y Merkel. En 2007 cuando Fernández de Kirchner ganó su primera presidencia dijo querer llevar el país a la Alemania de Merkel (gobernaba desde 2005). La alemana deja su puesto después de dieciséis años de administrar su país con altísimos índices de aprobación popular. Esto es: la mayoría de los alemanes, no urgidos por necesidades primarias insatisfechas, mejor dispuestos a consideraciones racionales, han aprobado el modo y los resultados de su administración. Qué lejos quedamos de Alemania, qué lejos estaba de Merkel la personalidad de F. de Kirchner. Qué lejos queda el 2007 y qué cerca los estropicios generados en el 80 por ciento del tiempo de este siglo gobernado por el mismo signo político.
La figura de Merkel, que gobernó la cuarta economía del mundo, se enaltece cuando conocemos detalles de su vida. Esta semana salieron a la luz una buena cantidad de datos, comentarios y noticias de su vida. Leí, ¡qué ejemplo!, que ella atiende su casa en las compras, limpieza junto a su marido, Joachim Sauer; vive en una casa muy normal, se hace cargo de sus gastos personales sin trasladarlos al estado, del que se dice ser empleada.
Desde 2007 Fernández de Kirchner ha sido la mujer (la persona, también) con más poder en nuestro país; ciertamente no hemos tenido la suerte o la previsión de los alemanes. Fernández de Kirchner no ha perdido oportunidad de denunciar los sufrimientos a los que se ha visto expuesta por su condición de mujer. La expresión machirulo fue instalada en el atril desde el que descalificó a jubilados, ministros, ciudadanos simples; desde el que promovió el temor y cultivó la obsecuencia. Desde el que presionaba a empresarios a los que, a la luz de los cuadernos, se denuncia extorsionar por sobornos. Hoy no hay atril, hay cartas, emisarios, presiones, llamados telefónicos para controlar al delegado en el ejecutivo nacional.
Una de las cualidades que escuché frecuentemente de Néstor Kirchner, fue haber recompuesto la autoridad presidencial; entre los atributos con que la historia recordará a Fernández de Kirchner será el de su empeño en erosionar esa misma autoridad. En el medio, o abajo, estamos todos los argentinos que queremos un gobierno con autoridad y criterio para ordenar nuestra convivencia política y republicana. Como dijo el Jefe de Gabinete, que Dios nos dé una mano.
Por Patricio Di Nucci – Licenciado en Teología (UCA) – Licenciado en Letras (UBA)
Publicado originalmente en El Pucará