Hoy se cumplen 171 años del fallecimiento del General José de San Martín, y es necesario reflexionar sobre su legado y sus enseñanzas.
San Martín fue un gran líder militar y político. Supo instruir a sus tropas con valor y coraje, pero también propuso metodologías modernas para su época y trabajó sobre planificaciones rigurosas, que permitieron obtener logros fundamentales. Pedía esfuerzos, y muchas veces sacrificios, pero él era el primero en hacerlos y ponerse como ejemplo. Tenía convicciones inalterables y las exponía con igual firmeza, pero eso nunca nubló su visión con respecto a sus rivales y adversarios, a quienes siempre reconoció con respeto aptitudes cuando éstos las demostraban. Su conducta y sus valores al servicio de un objetivo tan noble como la libertad del continente fueron el baluarte con el que supo guiar a sus soldados y subalternos a gestas que construyeron la libertad de la que hoy gozamos.
En tiempos de pandemia, de crisis económica, de emergencia sanitaria y de catástrofe educativa, necesitamos líderes como José de San Martín que estén dispuestos a guiarnos hacia el país que nos merecemos, y por el que nuestros próceres dieron sus vidas.
Es inevitable la comparación con el actual presidente de la república que debería emular al menos algunos de esos valores y liderar con el ejemplo, pero su inmoralidad no se lo permite y pone en evidencia además su actitud intolerante y prepotente.
Por su negligencia, y aferrado a una ideología que retrasa, no permitió comprar las vacunas Pfizer en tiempo y forma, con lo que se hubiesen salvado al menos 30.000 vidas.
Cerró las escuelas durante 2 años, aun cuando la evidencia científica demostraba que no son foco de contagios. Y condenó con esta decisión a millones de jóvenes a un futuro precario e incierto.
Hasta hace apenas unos años denunciaba que Cristina Kirchner era jefa de una asociación ilícita, que era responsable de la muerte del fiscal Nisman, que la firma del tratado con Irán era traición a la patria. Hoy no sabe cómo congraciarse a quien acepta como su jefa política.
Y mientras nos amenazaba a los ciudadanos que si incumplíamos con el aislamiento nos iba a llevar a la justicia por violar la ley y por propagar el contagio, él de una manera inmoral e impúdica festejaba el cumpleaños de su esposa junto a sus amigos.
Para construir el país que nos merecemos necesitamos de líderes con valores más parecidos a los de José de San Martín que a los de Alberto Fernández. Para quienes desarrollamos la actividad política es indispensable y Urgente seguir trabajando en la construcción de liderazgos que emulen la conducta de nuestro prócer, porque mientras no sucede nos gobiernan los prepotentes e improvisados como el actual presidente.
Por Marcelo Di Mario – Pre candidato a Diputado Nacional por JUNTOS
